CAPITULO 1

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— ¿Crees en el destino? —Pregunto él con sus maravillosos ojos llenos de luz, que encendían mi corazón.

— Creo en muchas cosas, pero el destino es incierto, y a veces suele ser muy cruel. —Respondí inexpresiva acariciando sus mejillas.

— ¿Eso significa que…? — Cuestiono confundido.

Aquel gesto que marcaba su rostro cuando se confundía y molestaba eran tan parecidos yo era la única que podía descifrar tal cualidad.

—Eso significa que para mí el destino no importa, el ¡presente! ¡Yo creo en el presente! —Respondí con una amplia sonrisa—.

Al parecer yo sabía muy bien como mantenerlo feliz, con tan solo mirarlo podía darme cuenta que lo tenía comiendo de mi mano, podía decirle mil cosas sin sentido y aun así el, me respondería con miles de miradas llenas de amor y sonrisas que me derretían.

Aquella tarde otoñal, en donde las hojas de los arboles caían ante nuestros pies, cuando el viento soplaba y nos anunciaba la llegada del frió invierno.
Nos encontrábamos dentro de su auto, en un maravilloso parque, mirando el dulce atardecer, las nubes cernían el cielo con la llegada de una posible tormenta ¿tormenta? ¿En otoño? No cabe duda la naturaleza nos tiene grandes sorpresas, tal como la vida…

— Creo que llego la hora de irnos. —Me miro—

Tomo la palanca del auto para salir de reversa de aquel parque.

— Pero se ve hermoso el paisaje, el cielo ¿Por qué tan pronto? — Gire, para poder desplazarme hacia él.

— ¿Hermoso? ¡Pero si el cielo se ve completamente gris! Y el viento sopla como si se avecinara una catástrofe. —Se hizo un poco hacia atrás, tratando de darme mi espacio para poder sentarme encima de él.

— ¿Por qué exageras tanto? Sabes bien que amo el cielo gris. —Abrí mis piernas para acomodarlas a un costado de su cintura—

— Lo sé, es imposible olvidarlo, eres la única mujer que ama el cielo gris… —pauso— , las cosas sombrías. — Se acerco a mi rostro y me tomo de las piernas que estaban a un costado suyo— Y aun así con toda la penumbra que llevas dentro del alma… te amo… —me beso—

Los besos de Jin eran de las únicas cosas no sombrías que me gustaban realmente; los cálidos y dulces besos de Jin tenían el poder de sacar a flote mi ''yo´´ romántico.
Correspondí el beso, acariciando su cabello.
— Vámonos ya.

Con aquel beso pude sentir aquella pasión despertar en mi, con una mirada Jin supo lo que necesitaba… lo necesitaba a él, en cuerpo y alma.

Jin, encendió el auto tal como había encendido mi corazón y las ansias de estar cerca muy cerca de él. Regrese a mi posición anterior la del copiloto y nos dirigimos hasta su casa.
                                                                                            -Vlili_03                       

MI PECADO FUE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora