☆CAPITULO 18☆

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ADVERTENCIA: Vivan este episodio........porque se que apartir de aca comienza el desenfreno....wee...no interumpo mas y lean.*-*









                                  

Al día siguiente, regresamos a la  mansión. En verdad nos hizo bien  ese pequeño descanso, regresamos  más relajados y sin ningún rastro de estrés.

—Creí que jamás llegarían —Murmuro Suga. Se encontraba en  la sala principal de la casa, paseando cómodamente con su silla de ruedas.
— ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando — Dije al mirarlo.
—Tn__ tiene razón, suga. Tú aun no estás bien —Murmuro  Jin.
—Ya me siento bien. —Respondió. Se notaba indignado.
— ¡Genial! Entonces ya no necesitaras mis cuidados.  — Dije.
—Bueno… Aun no estoy bien, al cien por ciento. —Respondió y su semblante molesto cambio drásticamente.
—Mi primo parece disfrutar  de tu compañía… —Murmuro Jin.
—Prefiero que sea mi prima quien me cuide  en lugar de Hye Ra. Ella se la pasa tratándome como a un bebé —Respondió.
—Está bien. No digas  más, cuidare de ti primo… —Dije con un tono de sarcasmo.

Jin  iría a la empresa así que se despidió de nosotros  y partió. Decidí dar un paseo con Suga por el jardín de la mansión. Su color de piel de por si, ya era muy pálido, no quería averiguar si  estando todo el tiempo encerrado en casa podía a llegar a ser aun mas pálido.

— ¿Te fue bien con Hye Ra?  —Pregunte, mientras  caminaba por el jardín empujando la silla de Suga.
—No me recuerdes… —Respondió con  cierta molestia.
— ¿Tan mal te fue?
—Se la paso todo el  día llenándome la cara de besos y   a cada momento preguntaba “necesitas algo” —Musito con molestia.
—Eres un hombre cruel y malagradecido —Empuje su cabeza levemente con mi mano— Ella se preocupa por ti y ¿así es como le pagas?  —Dije reprendiéndolo.
— ¡Oye!  —Se quejo— Ella sabe que yo no la amo, y aun así acepto estar conmigo. No me culpes a mí, yo fui claro con ella… Dije, nada de amor.
— ¿Nada de amor?  —Suspire con pesadez—  No tienes remedio.
—Tal vez lo tenga… —Musito con un ligero tono  misterioso.
— ¿Así?  —Estacione su silla  en la mesa del jardín y camine hasta la silla para tomar asiento y verlo a la cara.
—Sí. Pero no hablemos de mi, mejor  cuéntame, como te fue con Jin.
—Bien.
— ¿Bien? —Dijo con ironía— ¿Eso es todo?
— ¿Quieres detalles? —Respondí utilizando el mismo  tono de voz— Que te puedo decir, Jin es… Mi hombre maravilla…
—Pensándolo bien no. No quiero detalles… —Musito interrumpiendo.
—Está bien —Reí— Tengo una duda…
— ¿Cuál?
— ¿Cómo fue que te accidentaste? —Cuestione cambiando drásticamente  la  conversación— ¿A dónde ibas? ¿Por qué continuaste bebiendo? —Pregunte curiosa. En verdad tenía tantas dudas.
—Amh… No me acuerdo.
— ¿Qué? ¿Cómo no vas a acordarte?  —Dije irónica.
—No me acuerdo —se hundió de hombros— Solo se, que…, lamento haber arruinado su luna de miel.
—Está bien. No lo arruinaste. Digamos que no… —Sonreí ante el recuerdo de la noche anterior. Enseguida me percate que Suga me miraba— ¿Qué?
— ¿Esa sonrisa?  —Arqueo la ceja.
—Culpa al hombre maravilla…  —Me hundí de hombros— ¡Tu baño de esponja!  —Exclame cambiado  el tema de la conversación.
—Déjalo así… —Dijo en tono bajo, y con cierta indignación.
— ¿Qué te pasa? —Pregunte al mirar su semblante molesto.
—Nada.  —Respondió inexpresivo. Giro las ruedas de la silla  con sus manos y se dirigió hasta el interior de la mansión.

Suga actuaba como un hombre celoso. Pero sabía que le daba derecho a sentirse de ese modo. ¡A quien engañaba! Yo no había olvidado aquel día  en la casa de descanso… Tal vez suga tampoco lo había hecho. Y aquel día de la boda…, cuando suga confeso amarme. No podía ni debía sentir nada por él, era mejor aclarar eso de una vez por todas.

MI PECADO FUE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora