☆CAPITULO 15☆

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— ¿Qué te pasa mi amor?  — Pregunto Jin acariciando mi mejilla.
—Solo estoy cansada. —Respondí con una sonrisa débil.
— ¿Quieres ir a dormir?
— ¡No! Yo me quedo contigo… hasta que todos se vayan —Sonreí.
— ¿Segura? —Arqueo la ceja.
—Segura —Sonreí tocando con mi debo índice  su rostro.
—Yo quiero  descanses bien… para la luna de miel —Susurró en mi ido.
—Jin… por dios, controla esos instintos salvajes —Reí ruborizada.

Tiempo después, ya que todos se habían marchado, subí hasta la habitación de Jin para así poder descansar ya que en la mañana partiríamos a nuestra luna de miel.
Me quite los tacones y me deje caer en la cama  sin dejar de pensar en Suga caí rendida en el sueño.

—Tn__... —Sentí un susurro en mi oído y unos labios que besaban mis mejillas. Entre abrí los ojos aun somnolienta  con la vista nublaba  pude ver su silueta ¿Suga? —Pensé— abrí inmediatamente los ojos para asegurarme  de lo que mis ojos creían ver.

— ¡Jin! ¡Eres tú! —Murmuré un tanto  alivianada.
—Si… ¿A quién esperabas? —Dijo irónico.
—A ti  —Respondí.
— ¿Estas lista? Debemos irnos ya.
— ¿Cómo voy a estar lista? Espera uno minutos…
—Me gusta verte molesta —Sonrió.

Me aliste y  salí nos despedimos de  nuestro padres. Ya teníamos todo listo desde tiempo antes ya  habíamos preparado todo. Salimos con nuestras maletas, esperaba que suga se despidiera de nosotros pero el no salió, ni dio señales de vida.

Abordamos el avión  y yo seguía teniendo presente en mis pensamientos las acciones de suga.
Recargue  mi  rostro en el hombro de Jin, dispuesta a dormir. Sentí la necesidad de desplazar mi mano por debajo de la camisa de Jin acariciando su abdomen. Recargo su rostro en mi cabeza y  me abrazo.

El viaje en el avión fue largo y cansado.  Jin se notaba emocionado  y me transmitía su mágica emoción.

Llegamos al hotel. Era un lugar bastante bueno, y lujoso. Jin se notaba tan impaciente como  nunca. Reía ante su desesperación.

— ¡Wow! Este hotel  es muy grande y esta bonito —Me hundí de hombros— ¿Enserio todo esto es de tu mamá?
—Si, todo… y también será nuestro por todo un mes. —Me cargo.
— ¡Jin bájame!  —Dije alterada.
—Esta vez se hace lo que yo diga.  —Se dirigió con el gerente del hotel— Hola Señor Baek, tenemos prisa así  que por favor puede llevar el resto de nuestras maletas en una hora… no, mejor en tres horas  por favor.
—Como usted diga Señor Kim.

Subimos el elevador y continúo llevándome en sus brazos hasta llegar a la habitación. Me dejo caer en la cama.

— ¡Jin! —Grite molesta. ¡Yo quiero prepárame antes..., de!
— ¿Qué se supone que prepararas? Si todo está aquí mismo…  —Dijo en un tono  frívolo mientras  acariciaba mis piernas.
— ¡Jin! ¿Qué te pasa tú no eres así? ¡Oye!, además me hicieron comprar un montón de cosas para este día y no  las pienso desperdiciar.
—Bueno está bien… en vista  de que se hace siempre lo que tú dices. Esperare. —Dijo resignado.

Entre  al baño con mi maleta para así poder  tomar una ducha y prepárame, ya eran casi las 6 de la tarde, el vuelo fue largo y Jin no tenía compasión de mí, pudimos primero haber descansado.

Al cabo de media hora  ya me encontraba lista; perfume, ropa de encaje, brillo labial,  cabello con aroma a frambuesa… Ya lo habíamos hecho antes, pero esta vez tenía que ser inolvidable.

Al salir  me  encontré con un escenario completamente distinto al que había  cuando entre a prepararme. La habitación estaba  invadida por un aroma, tan magníficamente agradable y confortable, velas  esparcidas  por el piso. De un rosa más oscuro. En la parte superior de la cama había  pétalos de rosa  del mismo color. Empezaba a pensar que Jin tenía un serio problema con el color Rosa. Y en el centro de la mesa había una botella de vino dulce con dos copas.  Y Jin como regalo en medio de la cama con su bata  para dormir. Por suerte esa no era “Rosa” era de un tono gris  que   le hacía resaltar su tono de piel.
Camine hacia el  aun con mi bata puesta. Me hizo sentar a un costado suyo enseguida sirvió el vino y lo bebimos.

—Desde hoy dejaste de ser mi señorita…, para convertirte en  La Señora Kim.  —Empleo una sonrisa seductora—Te sienta bien el nombre.
—Gracias… Señor Jin.  —Dije de igual forma.
—Aun no logro  asimilar por completo… el que tu ya seas mía… bueno ya de por sí, lo eras…, pero nada mejor que  exista un documento que lo avale.
—Tú siempre yéndote por las vías  legales… —Susurre mientras me acercaba a besarlo.
—Así debe ser… todo legal… —Me tomo del rostro y prosiguió con el beso. Me hiso  dejar caer mi cuerpo en la cama, entre las rosas para así, poder subir encima de mi cuerpo y besarme más cómodamente. Desplazó sus manos por debajo de mi bata acariciando mis piernas hasta llegar a recorrer mis muslos—Esta noche…, no habrá  nada, de rutina… —Susurró en mis labios con una sonrisa que me advertía  que se aproximaba algo nuevo. Paso sus manos por debajo de mi prenda interior amenazando con quitarla     “¿Tan rápido?” —pensé— pero no lo hizo, solo deseaba que llegara a un punto de excitación donde fuera yo quien le suplicara por darse prisa. Lentamente me quito la bata que  portaba y  así poder continuar con el ritual  de los besos y caricias… subió hasta mi rostro a besar mis labios, lo sujete del cuello y me abalance hasta él para así poder enderezar mi cuerpo y ser yo, la que  estuviera encima de él. Rodee  su cadera con mis piernas mientras lo besaba desenfrenadamente. Un vaivén de distintas emociones  se apoderaron  de mí, y sacaban desde el fondo de mi oscuro interior, lo salvaje y apasionada que podía llegar a ser. Poco a poco le fui quitando la bata, para que así dejara al aire su bien torneado cuerpo. Me tomo de la cintura y   me giro, haciéndome caer en la cama, sujeto bien —con su mano izquierda—  mis manos por encima de mi cabeza, la derecha permaneció libre y fue entonces que esa empezó a recorrer todo mi cuerpo  semidesnudo. Me beso y fui sintiendo como su dedo  inspeccionaba la parte más intima de mi cuerpo. Fue algo inesperado, Jin nunca había  hecho  algo así. Gemí.  Lentamente se fue moviendo  rotatoriamente, salía y entraba,  acariciaba muy lento todo lo que por un tiempo  no había sido conocido por nadie…, hasta ese momento en el que Jin fue el explorador. Conforme se movía mis gemidos aumentaban… nunca había sentido algo así… solo sentía un inmenso placer que me  hacia desbordar. —Te dije que hoy no iba a ser rutinario… —Volvió a susurrar cerca de mis  labios, sin soltar mis manos las cuales deseaban tanto tomarlo y seguirlo besando. Finalmente saco sus dedos de mi,  tomo mi rostro entre sus manos  y me beso, sentía un hormigueo por todo mi cuerpo que  deseaba mas… se detuvo para quitarme la prenda exterior  en ese momento beso mi cuello bajando aun mas hasta mis pechos lo tome del cabello gimiendo, pero el capturo mis manos y las acorralo en mis costados, mientras continuaba produciéndome placer. Una vez más me encontraba desbordándome de placer y deseo, sentía venir otro orgasmo. Se detuvo  de rodillas en la cama y me quito la ultima prenda que faltaba, lo mire deseosa aun ocultando mi deseo, abrió mis piernas lo suficiente y las deslizo un poco hacia arriba quedando u poco dobladas  se deshizo de sus bóxers, volvió a su posición de rodillas y finalmente entro  en mi. Una vez más un gemino no se hizo esperar, esta vez no pudo  sujetar mis manos, pero yo no podía tocarlo debido a que se encontraba  un poco lejos de mi. Comenzó a  moverse  más rápido sin piedad y de algún  modo eso me gusto y mientras más aumentaba  la velocidad mas aumentaban mis gemidos y el placer. Para así poder conseguir juntos el orgasmo.
Bajo mis piernas  para así poder acercarse a mí y besar mis labios. Aun permanecía dentro de mí  pero sin moverse y eso lo hacía más erótico. Pude sentir como una vez  más  dejo  toda su energía  dentro de mí.

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A la mañana siguiente el sondo del teléfono de Jin no paraba de sonar.
— ¿Si?  —Contesto Jin, con la voz baja que demostraba que aun no despertaba del todo— ¡¿Qué?!  — Dijo sobresaltado e inmediatamente  la somnolencia  que experimentaba se esfumo— ¿Cómo esta? Está bien tendré que regresar. Si. Por favor manténgame informado. Estaré ahí lo más pronto posible.  —Dijo preocupado y colgó.
— ¿Qué pasa Jin?
—Es… Suga, tuvo un accidente…
—¡¿Qué?!            

























    


Liliana

MI PECADO FUE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora