CAPITULO 22

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MARATON 2/5

  Abandonamos el hotel, dejando así, lo más valioso de mi..., mi amor. Un amor sucio..., pero finalmente... amor. Comenzaba a ser una persona cursi... ¡Agh! Eso nunca fue mi estilo...
Después de aquel derroche de pasión, algo que me hacia recordar a Jin y a Hye Ra se retorcía en mi interior, provocándome así, remordimiento... Sabía que era tonto e hipócrita de mi parte sentir culpa, así que, decidí ignorarlo.
En el fondo sabía que Suga sentía exactamente lo mismo que yo, solo que él no podía ignorarlo del todo.

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—¿¿En donde estaban?? — grito Jin acercándose a nosotros,
—Oh Jin nos paso algo horrible... —dije, impregnando algo de drama en mi tono de voz.
— ¿Qué les paso?
—Sufrimos un asalto..., nos quitaron todo. —Me tranquilice, aunque de hecho eso solo había sido pura actuación— Creímos que jamás llegaríamos, tuvimos que venir caminando.
—Pero, ¿están bien?
—No, tranquilo, Jin afortunadamente estamos bien, — Jin intento darme un beso, pero lo abrace antes de que pudiera dármelo. No quería besarlo después de haber probado los labios de su primo.
—Estábamos preocupados. Hye Ra nos llamo desesperada porque Suga no había llegado por ella, creía que les había sucedido algo peor.
—Tranquilo herma..., Jin. Solo sufrimos pérdidas materiales

Suga tenía un semblante más gélido de lo habitual. Temía que nos descubrieran por su culpa.
Yo fui la encargada de narrar nuestra desgracia, mientras Suga solo confirmaba mis palabras aportado credibilidad a mi historia.
Aparentemente nadie sospecho de nada. Habíamos arruinado la celebración de Hye Ra, sabía que Suga sentía la misma culpa que yo. Lo supe porque le prometió una cena en consolación por haberle arruinado su cumpleaños. Ni siquiera me molesto, me sentí mal porque Hye Rase había preocupado tanto al igual que el resto de la familia y la culpa por eso a veces no me permitía dormir.
El auto lo repuso el seguro. Me tuve que deshacer de la billetera y el celular para no levantar ninguna sospecha. La escena del crimen estaba cubierta, pero bien dicen "no hay crimen perfecto" y eso lo digo, por la marca en el cuello.

— ¿Qué te ocurrió aquí? — Pregunto Jin, obviamente sabia de lo que se trataba y aunque la cubriera con maquillaje, se notaria; una marca así tardaría al menos unos cuatro o cinco días para desaparecer totalmente, y Jin lo descubrió al segundo día.
— ¿Dónde? — Fingí que no sabía de la marca.
—Aquí, —Deslizo su dedo por mi cuello— No recuerdo haberte hecho algo así...
—Ah... No lo sé. Tal vez aquel día del asalto al quitarme con agresividad el collar, me lastimaron... ¡Oh no! —Dije preocupada— ¡mi anillo! —exclame, recordando que también me había quitado mi anillo de matrimonio.
—Eso es lo de menos, mi amor. —Llego un momento en el que deseaba que Jin me gritara, pero no lo hizo, al contrario, me trataba con mas dulzura y eso me hacía sentir peor—. Te comprare otro...
—No, pero Jin ese era especial... Como pude dejar que me lo quitaran...
—No podías hacer nada. Tranquila, la verdadera joya esta aquí, a mi lado... —Me beso— Ahora que lo recuerdo, hemos dejada abandonada la casa de descanso.
—Y, ¿quisieras ir? — Pregunte deseando que me dijera que no. pero por obvias razones, conocía su respuesta. No podía negarme, pero tampoco deseaba ir, por el simple hecho de sentirme mal al estar con dos hombres a la vez. No podía hacer nada por el momento, mi cabeza era un caos, y aunque mi mente, corazón y subconsciente dictaran otra cosa, yo debía cumplir con mis obligaciones maritales.

Jin había repuesto mi celular y billetera en el camino hacia la casa de descanso. No le había avisado de mis planes a Suga, a ese paso ni siquiera sabía si era necesario darle informe de mis acciones, pero me sentía con la necesidad de hacerlo. Fuera como fuera no lo hice. De pronto me sentía más de Suga que de Jin. Jin era mío..., y yo era de Suga. Aunque eso ni siquiera tenía sentido, ¿Qué sería de mi? De que serviría amar a un hombre si no podía tenerlo...

MI PECADO FUE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora