☆CAPITULO 20☆

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Llegamos a casa y  preparamos todo. Mi semblante había cambiado, estaba decaída y avergonzada conmigo misma. Un par de besos, insinuaciones… ¿Eso cuenta como infidelidad?  Era muy inmadura e cuanto al matrimonio. Si tan solo hubiese estado más preparada  y con más experiencia, tal vez todo hubiera sido distinto.

— ¿Por cuánto tiempo mas estarás  así?    —Pregunto Suga, mientras me abrazaba por la espalda.
— ¿A qué te refieres?  — Respondí ingenua. Suga  bajo sus labios hasta mi cuello  dando besos insistentemente. Respiraba contra mi cuello y eso me ponía tonta.
—Sabes a lo que me refiero  — comentó. Con cada beso  con su respiración tan cerca de mí, hacia que mi piel se humedeciera. Subió oído mordiendo mi lóbulo  de una manera erótica. Estaba provocando sensaciones lascivas en mí. A ese paso no sabía formular palabras coherentes.

—Tal vez deba hacerlo…  —  murmure manteniendo mi respiración estable.
— ¿Por qué?  —me giro— Me pediste que en quedara… ¡incluso me besaste! — dijo indignado arrinconándome contra la barra de la cocina.
— ¡Oye! Yo no fui quien inicio con esto…
— ¡Pero lo continuaste! — Se notaba molesto y cada vez me iba  aprisionando contra la barra, pegando su cuerpo al mío—. A decir verdad…, esta ha sido la mejor experiencia que he vivido hasta ahora…
Acerco sus labios a los míos.
—Tal…, vez solo estas confundido  — Murmure.
—Yo no estoy confundido  — su nivel de indignación había aumentado— ¿Tú lo estás?  —me sujeto de la cintura con fuerza.
— ¡No lo sé!
Suspiro con pesadez.
—Si me conocieras…, sabrían cuan enamorado estoy de ti. ¿Crees que para mí es fácil aceptar  esto que siento? ¿En verdad crees que al decirte “te amo” digo palabras vacías?
—No sé qué pensar… — dije evitando desarmarme ante él, y admitir que también sentía algo retorcido y siniestro por él, qué tal vez lo denomine como… Amor—. Jamás sentí nada de lo que tú me haces sentir…, pero mi consciencia me dicta otra cosa. Siento temor… ¡y jamás en mi vida había tenido miedo  por algo!
—Bueno, entonces…, solo deja de pensar y siéntelo…—Susurro contra mis labios y enseguida me dio un profundo  y largo beso. De pronto  algo en el bolsillo izquierdo del pantalón de Suga comenzó a vibrar.
—Oh. Es mi celular…  —Dijo y se aproximo a contestar. Me aleje de el respirando hondo— ¿Hola?  Si. Ahh…, está bien, todo salió perfecto. No, claro que no. yo jamás la dejaría sola… Sí, nos vemos al rato. —colgó.
—Y, ¿bien?
—Era Jin.  Quiere que vayamos por Hye Ra.
— ¿Los dos?
—No quiere que te quedes sola… Y  la verdad,  —avanzo hacia mí tomándome por la cintura y besando mis labios sutilmente— es que yo nunca  te dejaría sola…

Todo estaba listo para la reunión. Suga y yo habíamos hecho un excelente trabajo. La comida, las bebidas y los bocadillos se veían perfectos, ahora solo esperaríamos la llegada de los demás y  claro,  partiríamos por la celebrada “Hye Ra”

Era un  melódico atardecer, transitábamos por una carretera que se dirigía a una de las zonas más exclusivas del lugar, por lo tanto estaba regularmente solitaria. La radio estaba encendida  y nos encontrábamos discutiendo   por la estación que íbamos a escuchar.

— ¡Quiero escuchar la entrevista de Exo!
—Mejor pon un CD  —Suga presiono el botón de la radio.
— ¡Que no!  — Jale su mano y en un segundo Suga volanteo violentamente y el auto se detuvo— ¡¿Qué te pasa?!
— ¡El idiota ese! —Señalo al frente   en la carretera.

De repente se abrieron las puertas del auto  un  hombre me jalo del brazo haciendo uso de fuerza para sacarme del auto. Me pego de espaldas a su cuerpo amenazándome con arma de fuego  apuntando hacia mi cabeza. En un acto desesperado, mientras el  hombre  prestaba atención  hacia sus otros compañeros, deje caer mi teléfono celular y mi billetera al suelo lanzándolos entre la hierba con ayuda de mi pie. Tenía tanto miedo por suga… No quería que le hicieran algo, esos hombres. Todo transcurrió rápido,  le quitaron   lo que llevaba  amenazándolo con un puñal y armas de fuego. Y cuando el hombre  que me mantenía sometida se dispuso a  hurgar entre mi ropa  no encontró más que un collar, una pulsera y mi anillo de compromiso… ¡mierda!  Enseguida cuando obtuvieron lo que necesitaban, subieron al auto  dejándonos sin nada…

MI PECADO FUE AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora