Te odio... Con amor I

Capítulo 19

Hoy me siento peor que ayer. Primero, porque estoy enferma y segunda por como pasaron las cosas con Mariana. Ella no me ha contestado al celular ni respondido los mensajes.

En la mañana me desperté con un dolor de garganta horrible, mi tos era horrible y estornudaba a cada rato. Llamé a mi secretaria y le comente mi estado para que le reportara a mi jefe, él fue muy bueno y me dio los próximos dos días de descanso. Tengo al mejor jefe del mundo.

No he salido de mi habitación mas que para darle de desayunar a mis bebés y para comer una manzana verde que me comí a duras penas. La verdad es que no tengo nada de hambre, pero sé que algo debo de comer.

Thomas me llama justo en cuanto regreso a mi habitación.

-Hola, Thomas-

-Wow, mujer, estas muy enferma-Dice él.

-Ya lo sé-Susurro.

-¿Ya te tomaste algo?-

-No tengo nada en mi casa y no tengo ganas de salir-

-Tienes que salir por algo de medicina, guapa-Me dice-¿Ves? Por esto es que te digo que necesitas más amigos-

-Vale, vale, ya salgo-Digo ignorando su último comentario.

-Llevame contigo-

-Llámame un diez minutos-Le pido.

-Vale-Dice y cuelgo.

Me pongo un pantalón deportivo, una camisa y busco un suéter o sudadera en mi closet, pero me recuerdo que no he colgado los suéteres ni las sudaderas desde que llegue aquí. Me inco y me pongo a revolver entre la ropa buscando algo abrigador que ponerme.

-Este no es mío...-Murmuro mirando una sudera.

La tomo entre mis manos y la observo. Nop, definitivamente no es mía.

¿De quién es entonces? Nadie ha entrado a mi habitación mas que Thomas, y él no usa sudaderas. Acerco la sudadera a mi rostro y respiro profundo.

Mierda.

Es de Theo... Claro que es de él, huele a él.

¿Por qué mierda no puedo dejar de olerla? ¿Qué me esta pasando? ¿Por qué ahora la llevo puesta?

Rayos.

Debí de haberla metido a mi maleta por accidente cuando revolví su desordenada ropa con la mía. ¿Cómo no me di cuenta antes?

¿Es posible que su olor siga impregnado en la sudadera después de tanto tiempo? Lleva meses arrumbada ahí.
Bueno eso ya no importa, lo importante es que me he vuelto loca, porque ahora me cubro la nariz con la sudadera respirando ese olor tan delicioso pero proveniente del imbécil que arruino mi vida. ¿Por qué me la he puesto? Soy una tonta, ¡tonta!

Mi celular suena.

-¿Lista?-Pregunta.

Me miro al espejo y inconscientemente sonrió al verme. Theo de seguro es tres o cinco tallas más grande que yo, su sudadera me queda como un camisón.
A mi mente llegan las imágenes de Theo sin camisa, sus anchos hombros y sus trabajados brazos en está sudadera estuvieron junto con ese perfecto abdomen....

-Sí, lista-

Corto mis pensamientos antes de seguir pensando en ese imbécil.

Salgo de casa con Thomas hablando y hablado al teléfono.
Camino a la farmacia mas cercana a paso de tortuga. Me siento cansada y solo quiero dormir. La cabeza me comienza a estar matando y recuerdo que ya es tarde y que debo de comer.
Quizá de regreso vaya al restaurante a comer, eso me hará bien. Ese lugar me distre.
Al llegar a la farmacia le pregunto a un empleado que me recomiende una medicina que sea efectiva. Pago por todo y aun con Thomas al teléfono salgo de la farmacia.