Don't Let Me Down || Daryl Dixon ©

Capítulo 28.

Mayo 5.

3:41 p.m.

No puedo creer que este haciendo esto.

Bajo de mi moto, y camino por el gran jardin. Ese en el que mamá jamas me dejo jugar.

Toco la puerta. Espero unos segundos y ella abre, con esa famosa sonrisa arrogante que tiene.

- Joanne, cariño. Pasa por favor.- se hace a un lado y entro hasta la sala de estar.

-Hola mamá.- digo sentandome, mientras ella se sienta en el sofa de un lado.

-¿Que te trae por aqui?.- pregunta acomodandose bien en el sofá.

Aqui vienen, las jodidas lagrimas de mierda.

-Daryl, él, no lo se, se aburrió.- empiezo a llorar. Ella me abraza y acaricia mi espalda a modo de consuelo.

¿Dignidad? Algo que claramente me hace falta.

¿Porque rayos vine?.

-Mi vida, en verdad lo siento. No llores por ese idiota. Te mereces algo mejor.- sonrio un poco. Ella limpia con su dedo una de mis lagrimas.

-Tenias razón mamá. Debi escucharte.- digo bajando la cabeza.

-No digas eso. Fue mi error decirte eso amor. En verdad, lo siento.- dice tomando mi menton para mirarla. Ok, esto es nuevo.

-Bueno, dejando eso de lado. Me casare.- digo tratando de sonar lo mas feliz posible. Ella me mira extrañada.

-¿Que? ¿Con quien?.- le muestro el gran anillo que Adam volvio a darme esta mañana. Esa roca rosa en forma de corazón mas grande que mis uñas.

-Adam.- ella me mira con una sonrisa mas grande que la del gato de Alicia en el País de las maravillas. Rio un poco por eso.

Comienza a gritar estilo fangirl. Y me abraza.

-Por dios mi cielo, que gran noticia.- me dice apenas nos separamos.

-Si.- sonrio tratando de parecer feliz.

Desde anoche he repasado cada uno de mis movimientos. Soy estúpida, lo se. Pero tal vez siempre fue Adam. Tal vez Daryl fue sólo una piedra en el camino. Tal vez el jamas fue el elegido. Tal vez mal interprete todo.

Muchos tal vez.

Pero en eso se basa mi vida.

Llena de tal vez.

-¿Cuando comenzaras a planearla? ¿Cuantas damas tendrás?¿Pastel de chocolate o vainilla?¿Ya saben que dia?¿Como....-la interrumpo.

-Mamá, calmate. Rayos, aun no se nada.- digo haciendo movimientos con mis manos de arriba a abajo indicando que se calme.

-Bien, lo siento amor. Es que mi bebita se va a casar. Y con un buen hombre.- dice al borde de las lagrimas.

¿Buen hombre? Bueno, yo no soy exactamente la Madre Teresa.

-Mamá, no es para tanto.- digo poniendo mi mano en su hombro.