Don't Let Me Down || Daryl Dixon ©

Capítulo 38.

Dedicado a hagan_arte gracias por leer y votar. Me haces el dia✨

Febrero 3.
4:56 p.m.

Con unas terribles náuseas el dia de mi cumpleaños, pero vale la pena por volverlo a ver.

Hace dias Angie me dijo que habia visto su taller, me paso la dirección. Ya que si, soy tan estúpida de ir a verlo hasta King Country sin saber ni siquiera su teléfono.

He tenido que comprar un boleto de última hora a Atlanta. Me ha salido mas caro que el normal, pero insisto lo vale.

Llego por fin a la gran ciudad que me ha robado a mis amigos. Es hermosa para que negarlo.

Me dirigo a una tienda donde rentan autos. Y por pura logica rento uno. (No encontre una manera de ir de Atlanta a King Country y obviamente no ira en caballo como Rick, asi que...)

Voy conduciendo por la carretera, siguiendo esos letreros que dicen "Condado de King Country a ... km" me quedo parada en un letrero gigante "Bienvenidos a King Country" sonrio. Veo el mensaje de Angie.

Entre la quinta avenida y la octava.

Voy preguntando como llegar, no fue dificil, el pueblo es pequeño. Me estaciono en frente de un taller, con su camioneta afuera de este. Lo encontre. Voy hacia el taller, la puerta esta abierta, veo a un hombre con un chaleco de alas en la espalda, en cuchillas arreglando una llanta. No ha notado mi presencia.

-Mas te vale que no estés saliendo con alguien.-digo y no note cuando empece a llorar. Él se pone de pie y gira para mirarme. Su cara es de asombro.

-Estas aqui.- rompe la distancia y me abraza fuerte. Me aprieta contra su pecho con ese miedo de que vuelva a irme.

-Estoy aqui.-digo aferrandome a él. Nos separamos un poco. Me acerco lento a sus labios. El se separa rápido y me mira un poco triste y preocupado.

-Joanne, lo siento, no puedo. Salgo con alguien.- dice suspirando. Lo miro sorprendida, miro al suelo.

-Lo siento.- me separo un poco de él. Dixon jala de mis codos y vuelve a pegarme a él, ahora con una gran sonrisa.

-A veces en serio odio no tener una camara.- dice riendo. Lo golpeo en el pecho para después reir un poco.

-Eres el mayor idiota de todos los tiempos.-

-Pero soy tuyo.- y al fin me besa. No sabes cuanto extrañaste algo hasta que lo tienes a tu alcance otra vez. Nuestros labios no tienen intención alguna de separarse, sus manos estan en mi nuca apegandome lo mas posible a él. Las mias juegan con su cabello, su ya largo cabello. Nos separamos porque desgraciadamente necesitamos aire. Juntamos nuestras frentes.

-Te he extrañado muchisimo.- me dice después de un rato.

-¿Que tanto?.- pregunto coqueta. El entiende mis intenciones y cierra la puerta del taller.

-No sabes cuanto - me carga y me sienta en la cajuela del auto que reparaba.

Me pierdo de nuevo en sus dulces labios.