Capítulo 4: Malva

132 19 25
                                    

Tras casi otra hora caminando, Maestro y Gardevoir se encontraban en la Plaza Rosa de Ciudad Luminalia. El anochecer estaba próximo, y aunque Luminalia era una ciudad con una gran vida nocturna, la mayor parte de la actividad se concentraba en aquel momento en las avenidas principales del centro de la Ciudad. La Plaza Rosa era el centro de convergencia de una confusa red de callejones donde la ley se interpretaba de una forma algo más "libre"; lo que había proporcionado cierta mala fama a aquel lugar. Aunque hacía años que aquellos callejones habían sido abandonados por el crimen organizado, el recuerdo de las actividades ilegales cometidas en aquel lugar permanecía en la mente de los habitantes de Ciudad Luminalia, y no mucha gente paseaba por allí tras la puesta de sol. En aquel momento Gardevoir sentía un gran alivio al estar rodeada por una cantidad considerablemente menor tanto de humanos como de Pokémon, aunque no podía evitar sentirse como si tuviese una diana pintada en aquel lugar; era más que consciente del precio que ella podría alcanzar en el mercado negro.

Maestro señaló hacia un local de la Plaza Rosa y Gardevoir suspiró al verlo. Se trataba de una elegante cafetería con una fachada de color rojo oscuro. Aunque años atrás aquel local era un gran éxito y su terraza ocupaba gran parte de la Plaza Rosa, en aquel momento no había ninguna mesa o silla en dicha terraza ni tampoco parecía haber ningún cliente dentro del establecimiento. A pesar de todo el local seguía abierto y el letrero que rezaba "Café Lysson" en su puerta permanecía limpio y reluciente.

- El rojo simbolizaba la pasión, ¿verdad?- Preguntó Gardevoir.

- Más bien la sangre, diría yo- Respondió Maestro.

- ¿Realmente tenemos que hacer esto?

- Sí. A no ser, claro, que estés dispuesta a someter a un interrogatorio psíquico a todos los habitantes de la ciudad.

- ¿Crees que podrás traerme una silla y organizarlos a todos en una fila?- Preguntó Gardevoir con sarcasmo.

Gardevoir decidió tomar la iniciativa y dirigirse hacia la entrada del Café Lysson, con intenciones de acabar cuanto antes con aquel asunto. Maestro se apresuró a seguirla y la adelantó para poder abrir la puerta y sostenérsela mientras accedía al interior. Una vez dentro, ambos miraron a su alrededor. Tal y como parecía desde fuera, el local estaba vacío. Aunque todo se encontraba en orden, y la cafetería estaba limpia y preparada para recibir clientes, no parecía que la gente estuviese interesada en volver a visitar aquel lugar. Al menos no para tomar café, desde luego. El Café Lysson siempre había sido realmente la punta del iceberg. No se trataba más que del lugar al que uno debía ir para ponerse en contacto con cierto grupo de personas. Quizás en la época en la que eran más populares el local incluso hubiese generado beneficios, pero en aquel momento el Team Flare era odiado y despreciado y nadie parecía interesado en ir a comprarles café. Probablemente nadie que entrase por la puerta que Maestro y Gardevoir acababan de cruzar hubiese tuviese buenas intenciones.

Maestro no podía evitar sentirse sorprendido por aquel panorama. Aunque conocía desde hacía años muchas de las actividades que el Team Flare llevaba a cabo en las sombras, Lysson jamás había permitido que nada de aquello saliese a la luz. La última vez que había visitado el Café Lysson, el lugar estaba abarrotado de gente. Gardevoir no le había contado nada al respecto, pero podía empezar a imaginarse que las cosas no habían ido muy bien al Team Flare mientras él había estado muerto. Sin embargo, parecía que los servicios mínimos aún estaban en funcionamiento. En el interior de aquel local, tras una barra de elegante madera roja e iluminado por una peculiar luz carmesí, un hombre con uniforme de camarero miraba fijamente a los dos Pokémon que acababan de irrumpir en su cafetería. Se mantuvo expectante y atento para recibir a su entrenador cuando entrase al local, pero frunció el ceño al ver que cerraban la puerta nada más entrar y se dirigían solos hacia la barra.

Pokémon: Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora