Capítulo 12: Agentes

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Los recuerdos de Mawile resultaban difíciles de diferenciar entre sí. La mayor parte de los momentos que habían tenido un mínimo de significado para ella eran combates o tiempo a solas con su entrenador. Pero Maestro nunca discutía asuntos relevantes con Mawile. Mewtwo estaba segura de que Maestro jamás le había contado a fondo la razón por la que se habían embarcado en aquella cacería. En cierto modo, no podía culpar a aquel hombre por ello. Mawile apenas le prestaba atención a aquellos asuntos. Lo único que le importaba era ganarse unas palabras de aprobación de su entrenador. No le interesaba las razones por las que debía hacer daño a los demás; tan solo quería que Maestro le diese una palmadita en la espalda y le dijera lo bien que lo había hecho.

Mewtwo continuó explorando los recuerdos de Mawile, cada vez con menores expectativas. Aunque a Mawile no le importasen las razones de Maestro para derramar toda aquella sangre, era sencillamente imposible que a lo largo de tantos años no hubiese llegado alguna clase de información útil a sus oídos. Había convivido con Maestro y con su equipo, y se había enfrentado tanto a miembros de organizaciones criminales como a empleados de la organización Rey Arceus. Aunque fuese por casualidad, en algún momento tendría que haber escuchado algún nombre o visitado algún lugar que pudiese aportar alguna pista. Sin embargo, la triste realidad era que, incluso cuando el grupo de Maestro interrogaba a alguien, los interrogatorios solían ser trabajo de Gardevoir. Aquello implicaba que, si bien Maestro obtenía la información que necesitaba, ésta era directamente leída de una mente ajena por Gardevoir y enviada mediante Telepatía a Maestro; de modo que dicha información nunca era pronunciada en voz alta. Tan solo en las escasas ocasiones que Gardevoir no había podido encargarse de aquella truculenta tarea, Maestro se había encargado personalmente de extraer la información que deseaba; algo que a pesar de carecer de poderes psíquicos, se le daba bastante bien. Sin embargo, en aquellas ocasiones Mawile estaba simplemente absorta observado con deleite cómo Maestro torturaba a otro humano hasta arrancarle aquellas confesiones. Lo único que Mawile recordaba eran súplicas de piedad y gritos de dolor, pero nada que Mewtwo pudiese aprovechar.

En aquel momento, tirar la toalla y declarar a Mawile un caso perdido parecía ser la mejor opción. Sin embargo, durante la proyección fugaz de un conjunto de recuerdos, Mewtwo sintió un escalofrío y su estómago se encogió ante un estímulo que había recibido. Durante un segundo, le pareció ver un rostro familiar en uno de los recuerdos de Mawile. Aquel desagradable estímulo se correspondía con un fuerte sentimiento de envidia, rabia y celos por parte de Mawile. Consciente de que lo que estaba a punto de ver no iba a gustarle, Mewtwo se apresuró a rastrear aquel recuerdo. Incluso aunque le provocase cualquier clase de sentimiento negativo hacia Mawile o hacia sí misma, aquella era probablemente la última oportunidad que tenía de encontrar alguna pista para encaminar su investigación.

Mawile se encontraba en una habitación amplia y bien iluminada. La mayor parte de una de las paredes estaba formada por un gran ventanal de cristal, el cual dejaba entrar la luz del sol y obsequiaba con una excelente vista de lo que Mewtwo reconoció como Ciudad Azafrán. Parecían encontrarse a gran altura. Probablemente estaba en el ático de un edificio muy alto; aunque los grandes rascacielos de aquella ciudad sobresalían muy por encima de aquel bloque de apartamentos de lujo. A diferencia de la mayoría de lugares opulentos en los que Mawile había estado, aquella habitación no se encontraba decorada con un estilo recargado y ostentoso. Si bien un breve vistazo alrededor bastaba para comprender que todo lo que la rodeaba era caro, aquel apartamento estaba decorado con un estilo moderno algo difícil de comprender. El suelo estaba formado por un elegante parquet de color gris claro que brillaba de forma impecable. Las paredes blancas estaban decoradas con unos excéntricos cuadros que Mewtwo no se habría atrevido a clasificar como "arte". El mobiliario hacía gala de formas extravagantes y poco convencionales que hacían cuestionar su practicidad. Sin embargo, pese a lo alejado que se encontraba aquel estilo de las lujosas suites y palacetes de Kalos, aquello parecía encontrarse muy fuera del alcance del bolsillo de Maestro. Pero como siempre que aquel hombre visitaba algún lugar así, Maestro se encontraba allí como invitado.

Pokémon: Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora