Gardevoir abrió los ojos. La cabeza le daba vueltas y sentía un dolor agudo en el cuello. Se palpó la piel en busca de alguna herida abierta, pero al margen de aquel dolor de cabeza, no parecía haber sufrido un daño visible. Quien la hubiese dejado sin sentido de aquel golpe sabía perfectamente lo que hacía. Al fin y al cabo, una herida abierta a la vista en la cara en un Pokémon como ella sin duda afectaría negativamente al precio de venta. Aquella era posiblemente una de las pocas ventajas que Gardevoir admitía de su propia existencia; nadie que quisiera realmente hacerle daño le haría daño realmente. Ignoraba cuanto tiempo había permanecido inconsciente, y no sabía si era demasiado tarde para hacer algo que mejorase su situación. Maestro no estaba allí con ella, lo que significaba que por una u otra razón no había ido a rescatarla. Aunque sabía que aquello era poco probable, Gardevoir deseaba con todas sus fueras que el motivo de la ausencia de Maestro fuera que hubiese mantenido la calma y estuviese reagrupándose con Greninja y algún otro Pokémon del equipo antes de atacar al Team Rocket. Sin embargo, debía de ser realista y plantearse la peor de las situaciones. Maestro probablemente había arremetido él solo contra todo el Team Rocket.
Con un cierto esfuerzo para mantener el equilibrio, Gardevoir se puso en pie y miró a su alrededor. Se encontraba presa en lo que parecía ser una especie de contenedor de forma cúbica, de unos dos metros de arista; estaba fabricado con alguna clase de material transparente, el cual incluso al tacto resultaba difícil diferenciar si era plástico o cristal. Fuera de aquel cubo se extendía una penumbrosa habitación repleta de jaulas y contenedores apilados unos sobre otros por todas partes. Había un radio de unos cuatro metros de separación entre la prisión de Gardevoir y el resto de jaulas de aquella habitación. Parecía como si hubiesen alejado adrede a aquellos especímenes para que no perturbasen a la prisionera más valiosa de aquella sala. Al haber una gran cantidad de espacio despejado alrededor suya, Gardevoir logró divisar una serie de manchas oscuras en el suelo, que intuyó que debía de tratarse de sangre. En la jaula más cercana, Gardevoir logró distinguir un enorme Sceptile durmiendo entre gruesos barrotes de acero. Tenía marcas de golpes en su piel y lo que parecían ser tres dardos tranquilizantes clavados en su cuello. Sobre aquella jaula, había también una enorme jaula para pájaros que contenía un Pidgeot casi desplumado que dormía panza arriba debido al efecto del sedante. El hecho de que en una habitación repleta de Pokémon enjaulados no se oyese ningún sonido hizo suponer a Gardevoir que todos sus compañeros de celda habían sido sedados para evitar que formasen alboroto, se lamentasen por sus heridas o que tratasen de escapar de aquel terrible confinamiento.
Sin embargo, ella estaba despierta, y su prisión cúbica no parecía tan robusta como otras jaulas que podía ver en aquella habitación. Trató de concentrarse y canalizar todo su poder Psíquico contra las paredes transparentes de aquel contenedor, en un intento de destrozarlas para poder salir. Si se hubiese tratado de una de aquellas pesadas jaulas de acero, el poder que Gardevoir había descargado contra ella habría sido capaz de abrirla como si fuese una simple lata de conservas. Sin embargo aquel material no se inmutó lo más mínimo ante la energía que Gardevoir había desatado contra él. Se acercó a una de las paredes de aquel recipiente y la palpó con sus propias manos. Era muy rígida, pero no parecía ser demasiado gruesa. Concentrando lo mejor que pudo sus habilidades piroquinéticas, Gardevoir envolvió su mano derecha en una llama psíquica con la que procedió a golpear aquel material. El Puño Fuego de Gardevoir impactó contra aquel extraño cristal y dejó una pequeña marca de quemadura, pero era demasiado resistente y no logró ni siquiera agrietarlo un poco. El golpe contra aquella superficie tan dura hizo que Gardevoir profiriese un pequeño grito de dolor al hacerse daño en la mano. En aquel momento maldecía la debilidad física propia de su especie. Incluso con la ayuda de aquella llama psíquica era incapaz de romper a golpes un maldito cristal.
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Pokémon: Alma de Acero
FanfictionUn hombre llega a la Cueva Celeste con una misión muy clara. Matar a Mewtwo para vengarse por lo que sucedió hace 20 años. No permitirá que nada se interponga en su camino. Ni siquiera su propia muerte a manos de Mewtwo. ... Alma de Acero fue mi pr...