Capítulo 8: Lopunny

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Mewtwo observó cómo su aliento se condensaba en el aire. No era la primera vez que pasaba la noche en el norte de Sinnoh, pero en aquella ocasión le parecía que estaba siendo inusualmente fría. Se encontraba en un antiguo refugio para montañeros perdido en la cordillera al norte de Ciudad Puntaneva. No era un lugar muy agradable para pasar la noche, pero resultaba tranquilo; y sobre todo privado. La gruesa capa de nieve que cubría el suelo en aquellas montañas resultaba muy disuasoria para la mayoría de humanos y Pokémon a la hora de adentrarse en aquellas montañas nevadas. Resultaba realmente fácil perderse en aquel bosque donde el color blanco predominaba en cada uno de los cuatro puntos cardinales y las temperaturas pasaban la mayor parte del tiempo en valores bajo cero.

- Estás tiritando de frío- Dijo una voz espectral femenina a su espalda.

- Estoy bien- Se apresuró a responder Mewtwo- No te preocupes por mí.

Apartando la mirada de los papeles que tenía esparcidos sobre una vieja mesa y que habían acaparado su atención durante las últimas horas, Mewtwo se giró para encararse con la Froslass que la había acogido en aquel lugar. Aquella fantasma tenía un aspecto inquietante, y la mala costumbre de sorprenderla por la espalda mientras estaba concentrada con las lecturas que se traía entre manos. Sin embargo, a pesar de que la sobresaltase de vez en cuando y de que la temperatura bajase un par de grados cada vez que se acercaba, Mewtwo agradecía enormemente su hospitalidad. A lo largo de los últimos años, aquella cabaña de madera en aquella montaña nevada había sido como un pequeño santuario para ella. Un santuario lejos del Team Rocket, lejos de la Organización Rey Arceus y lejos de la propia humanidad. Un lugar de paz y tranquilidad para una proscrita como ella que jamás habría existido de no ser por aquella Froslass que decidió desinteresadamente desenterrar aquella cabaña de debajo del alud que un día la sepultó, todo con el único objetivo de crear un refugio que ofrecer de manera altruista a cualquiera que se perdiese en aquellas montañas.

- Enciende la lumbre- Sugirió Froslass- No tiene sentido que te congeles así.

- Gracias, pero no es necesario- Rechazó Mewtwo- Mi cuerpo es resistente, no voy a congelarme aquí sin más.

Apretando los dientes para dejar de tiritar, Mewtwo dirigió una mirada discreta a la vieja chimenea de aquel refugio y suspiró levemente. Que fuese capaz de resistir aquellas temperaturas no significaba que no sufriese por ello, pero la idea de encender fuego allí dentro para calentarse le desagradaba en extremo. Su anfitriona era un Pokémon de tipo Hielo que necesitaba aquel entorno frío para sobrevivir. Calentar la habitación podría hacerle daño a Froslass, algo a lo que Mewtwo no estaba dispuesta. Para ella era preferible castigar un poco su cuerpo antes que castigar su conciencia. Una conciencia que ya se encontraba lo suficientemente dolorida y magullada.

- Llevas horas mirando fijamente esos papeles- Dijo Froslass, señalando a la mesa junto a Mewtwo- No quería entrometerme, pero me intriga.

Mewtwo volvió a girarse hacia la mesa y se encaró con sus papeles. Tiberius le había advertido que la verdad era dolorosa y que no debía indagar en los archivos de Rey Arceus, pero Mewtwo ansiaba a toda costa averiguar la verdad que aquel hombre se empeñaba en ocultarle. Aunque la verdad fuese dolorosa, ella ya estaba sobradamente acostumbrada al dolor; sin embargo no podía seguir viviendo sabiendo que todo lo que creía saber sobre sí misma era una burda mentira.

- Una vez, hace tres años, un hombre me encontró y, junto con sus Pokémon, me hizo mucho daño- Explicó Mewtwo, sintiéndose un poco violenta al contarle aquello a Froslass, pero alegrándose de poder soltarlo en voz alta- Y yo lo maté.

- Heriste a quien te hirió... ¿Qué problema hay?- Respondió Froslass en tono calmado- Tú no tienes la culpa de haber sido más poderosa que él. De no haber sido así, tú podrías haber sido la muerta.

Pokémon: Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora