Maestro no se había sentido muy optimista respecto a su plan cuando comenzaron a buscar el almacén de suministros del Team Rocket. Aunque las indicaciones que Maurice le había dado no dejaban mucho pie a la malinterpretación, Ciudad Luminalia no dejaba de ser la ciudad más grande del mundo. Encontrar un edificio en concreto con unas instrucciones tan simples era una tarea que podría haber llevado horas, si no días. Incluso limitando el área de búsqueda a los sectores situados en la zona más al Sur de la Avenida Invierno, seguía habiendo cientos de edificios que revisar; e incluso aunque hubiese estado dispuesto a comprobar cientos de edificios, allanar cada uno de ellos por la fuerza preguntando por el Team Rocket no era una opción viable. A pesar de todo, tras apenas una hora recorriendo el área de búsqueda que Gardevoir y él habían trazado, la solución apareció ante ellos por sí misma.
Se encontraban en el callejón trasero de una nave industrial no demasiado grande. Había dos camiones aparcados allí, junto a una puerta de carga y descarga que en aquel momento se encontraba cerrada a cal y canto. Junto a aquella puerta, un reluciente Bisharp montaba guardia. A diferencia de la actitud respecto a defender aquella puerta que podría haber tomado un centinela humano o cualquier otro Pokémon, el Bisharp se mantenía en pie frente a la puerta que le habían ordenado proteger y oteaba continuamente ambas direcciones en aquel callejón. Aquella metálica criatura no tardó en reparar en el Aegislash y el Gardevoir que le observaban desde la distancia y no les quitaba el ojo de encima, pero no actuó de manera alguna ante su presencia dada la gran distancia que le separaba de ellos. Sus instrucciones probablemente debían ser proteger la puerta y los camiones, por lo que no parecía tener intención de alejarse de ella para ahuyentar a dos Pokémon sospechosos.
- ¿Quién crees tú que pondría a un Bisharp a proteger un almacén?- Preguntó Maestro a su compañera.
- Desde luego, nadie del sector civil- Respondió Gardevoir- Al menos nadie que cumpla la ley.
La escasa experiencia que Maestro tenía en lo referente al tráfico de Pokémon en el mercado negro de Kalos le había dejado clara una cosa: era fácil conseguir Bisharp en aquel país. Según lo que Maestro había leído ocasionalmente en algún libro de historia, los Bisharp llevaban cientos de años sirviendo en el ejército de Kalos. Aunque compartían aquel dudoso honor con otros muchos Pokémon, el desarrollo de la pólvora y las armas de fuego disminuyeron la utilidad de ciertos Pokémon en el campo de batalla. Pero incluso en aquellos tiempos modernos, un Pokémon humanoide hecho de acero, con cuchillas por todo el cuerpo y un aura maligna que sometía fácilmente a las criaturas psíquicas seguía estando muy valorado entre las filas de cualquier ejército. En Kalos se seguían criando y entrenando Bisharp, y cualquiera con los contactos adecuados en el gobierno o el ejército podía comprar fácilmente docenas de aquellos soldados de acero. Maestro ya había tenido que vérselas en alguna ocasión contra aquellos competentes e ilegales guardianes, y no olvidaría fácilmente el dolor que le hicieron sentir aquellas cuchillas de acero rasgando su carne. Aunque opinaba que ningún Pokémon era culpable de su propia anatomía, no podía evitar alegrarse de que aquella especie se considerase peligrosa y su uso y posesión estuviesen duramente regulados en aquel país.
A pesar de todo, la ley no estaría allí para ayudarles. No importaba si el Team Rocket había comprado una escuadra de Bisharp o si habían optado por evolucionar a un Pawniard. Fuera como fuese, aquella forma de vida basada en cuchillas de acero se interponía entre ellos y lo que suponían que podría ser su objetivo. Solo se basaban en el hecho de haber encontrado a un centinela ilegal para afirmar que el Team Rocket ocupaba aquel almacén, pero todas las indicaciones que Maestro había obtenido como fruto de aquel interrogatorio apuntaban hacia ese lugar. Naturalmente, preguntarle a aquel Bisharp si trabajaba para el Team Rocket no era una buena idea; por lo que a Maestro no le quedaría más remedio que fiarse de su intuición.
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Pokémon: Alma de Acero
FanfictionUn hombre llega a la Cueva Celeste con una misión muy clara. Matar a Mewtwo para vengarse por lo que sucedió hace 20 años. No permitirá que nada se interponga en su camino. Ni siquiera su propia muerte a manos de Mewtwo. ... Alma de Acero fue mi pr...