Lo primero que Maestro alcanzó a ver fue un intenso resplandor que le cegó por completo. Lo único que su ojo metálico alcanzaba a ver era un color blanco absoluto. Aquel cegador destello era algo normal; aunque Maestro no acostumbraba a teletransportarse, aquella no era su primera vez. Sin embargo, aquel resplandor que apenas solía durar una fracción de segundo, en aquella ocasión se extendió durante varios segundos completos. La distancia a recorrer era inmensa, y la traslación había tomado varias veces más tiempo de lo previsto. Durante aquel fugaz instante, durante el cual Maestro y Gardevoir podrían estar potencialmente en cualquier sitio y al mismo tiempo en ninguna parte, Maestro tuvo una acuciante sensación de angustia. Al margen de la inmensa preocupación que sentía por Gardevoir y por Mismagius, la experiencia de teletransportarse a tanta distancia y perder temporalmente el contacto con el mundo que le rodeaba le recordó a la sensación que sentía cuando estaba atrapado dentro de aquel Spiritomb. Tan solo la vaga sensación de aquel horrible contacto físico que tenía con su compañera le recordaba su propia existencia. Afortunadamente para él, aquello duró segundos en lugar de años, y en seguida pudo ver de nuevo con claridad y horrorizarse ante la situación.
El oscuro ambiente en el que pasó a encontrarse contrastaba bruscamente con la brillante "nada" en la que se había visto inmerso. Aunque apenas alcanzaba a ver qué había a su alrededor, el ambiente le transmitía familiaridad. No se encontraban en Pueblo Vánitas, pero Maestro se atrevía a asumir que al menos se encontraban en Kalos. Antes de que pudiese recopilar más información sobre su entorno, Maestro pudo sentir cómo los brazos de su compañera dejaban de ejercer presión sobre él, soltándose y dejando de aferrarse a él.
- ¡No!- Gritó Maestro, sobresaltado.
En apenas un segundo, Maestro pasó a ser plenamente consciente de dónde se encontraban y se apresuró a girar sobre sí mismo y tratar de agarrar a Gardevoir con sus dos brazos de tela. Su compañera se le escurrió entre las manos y se precipitó al vacío. Sí, habían logrado recorrer miles de kilómetros en pocos segundos, y probablemente se encontraban en Kalos y bastante cerca de Pueblo Vánitas. Los cálculos de su compañera habían sido prodigiosos, y aquel Teletransporte era toda una hazaña. Sin embargo, al igual que había tenido un cierto margen de error y les había enviado a algunos kilómetros de distancia de su hogar, también parecía haber tenido un margen de error vertical. En aquel momento, se encontraban a al menos doscientos metros de altura, sobre lo que parecía ser una amplia extensión de terreno cultivado.
Maestro se apresuró a desplazarse levitando tan rápido como su forma le permitía y persiguió a Gardevoir en su caída. En circunstancias normales, aquella no debería haber sido una situación peligrosa para ella. Gardevoir era capaz de levitar a mucha mayor velocidad y de forma mucho más estable que él; llevaba toda su vida haciéndolo y para ella era tan sencillo como caminar. Sin embargo, su compañera no parecía aminorar en su caída y no hacía movimiento alguno. Lentamente, su cuerpo estaba revirtiendo su Megaevolución y recuperando su aspecto habitual mientras caía. Aquello era una buena señal; significaba que probablemente había perdido la consciencia, pero al menos aún seguía viva. Por desgracia, no sería así por mucho tiempo si no hacía algo para impedir que se estrellase contra el suelo desde semejante altura.
Aunque a Maestro le preocupaba volver a tocar a su compañera con las partes de acero de su cuerpo y causarle aún más quemaduras de las que ya tenía, no había margen para tener cuidado en aquel momento. Ninguna quemadura sería peor que el impacto contra el suelo. Consciente de que cuánto más tiempo pasase cayendo, a mayor velocidad caería y más difícil resultaría atraparla, Maestro aceleró tanto como pudo y logró enroscar ambos brazos en torno a la cintura de su compañera. El cuerpo de Gardevoir comenzó a desacelerar en su caída cuando por fin lo sujetó. El movimiento fue brusco, y Gardevoir rozó levemente su escudo y su filo mientras colgaba de sus brazos como una inerte muñeca de trapo. Maestro pudo escuchar cómo la piel de su compañera emitía de nuevo aquel desagradable sonido al quemarse con aquel contacto. La rabia y la impotencia le inundaban en aquel momento. Hizo lo que pudo para tratar de mantenerla lejos de su propio cuerpo, pero sus flácidos brazos de tela no eran lo bastante fuertes ni firmes para moverla con seguridad, y Maestro tenía demasiado miedo de que se le volviese a escapar como la primera vez que la trató de agarrar. Lentamente, forcejeando consigo mismo y con el cuerpo inconsciente de Gardevoir, Maestro comenzó a reducir altura, mirando con angustia al suelo bajo ellos y a su compañera.
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Pokémon: Alma de Acero
FanfictionUn hombre llega a la Cueva Celeste con una misión muy clara. Matar a Mewtwo para vengarse por lo que sucedió hace 20 años. No permitirá que nada se interponga en su camino. Ni siquiera su propia muerte a manos de Mewtwo. ... Alma de Acero fue mi pr...