CAPITULO 2

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Las chicas se arreglaban para la fiesta 

Lupita: Ya basta Roberta... Olvídate, por favor...

Roberta: ¡No Lupe! ¡No es así de fácil! ¿Ahora que? ¿Tengo que esperar la tercera discusión del día para esta noche? 

Lujan: Simplemente ignoralo Rob, él se cansará, ya verás.

Roberta: No lo entendeis... Él nunca se cansa, o, ¿Es que no veis como me mira siempre? Ya me cansa esa mirada retadora.

Lujan y Lupita rieron disimuladamente.

Roberta: ¿Que? ¿A caso estoy loca? 

Lujan: Claro que no estás loca... Todos vemos esa mirada (sonriendo picaramente) 

Lupita: Si... Esa nirada (suspirando felizmente)

Roberta: ¿Como? No estareis pensando que... Ah, ¡no, no,no,no...! ¡Que asco por favor! 

Lujan: (riendo) ¿Que no? Todo el mundo lo sabe Roberta, lo que pasa que tú estás ciega, no loca.

Roberta: Pues entonces es la gente la que está mal de la cabeza.

Lujan: ¡Para nada! Y te lo voy a demostrar en la fiesta de esa noche (con una mirada maliciosa) 

Lupita: ¿Que tienes en mente Lujan? 

Roberta: Conmigo no contéis, yo me olvido del tema...

Sus dos amigas le acorralaron entre súplicas mientras Lujan le contaba su plan.

Lujan: Si la cosa cambia mínimamente entre los dos es que destapaste a Diego.

Roberta: (Con una mano en la cabeza) Ay Dios... Porque tendré que hablar siempre de más...

La hora de la fiesta había llegado. Diego y Mia estaban de camino mientras hablaban. 

Mia: ¿Pero porque no?

Diego: ¡No y punto! Mira Mia, somos personas totalmente distintas, ni la amistad que me pides cuajaria, además ella tiene las mismas ganas que yo de ir de amiguitos (burlándose con gestos)

Mia: ¡Exacto! Las mismas ganas... (Sonriendo) 

Diego: ¿Que insinuas? 

Mia: ¡No soy tonta Diego...!

Diego: ¿Que? ¡Ah! ¡No! ¡No, no, no! ¡Como piensas eso!

Mia: En fin... Sigue siempre así de cabezota, te irá genial (Levantando el pulgar de forma irónica)

Diego suspiró y entraron en la sala. Era enorme, estaban todos allí reunidos, añadiendo a los de la otra escuela y a los monitores y trabajadores del campamento. Todo decorado acertadamente, con un cartel que colgaba del techo con un "Bienvenidos!" que invitaba a entrar. Habian mesas con cosas para comer, otro escenario, pero esta vez más pequeño que el del pavellón. Sonaba buena música y todos estaban divirtiéndose, pero no fue eso lo que le llamó la atención. Sus ojos se clavaron en aquella peliroja que acudia a la fiesta con un vestido blanco, parecia estar hecho a su medida. Quería dejar de mirarla, tenía miedo de que ella se diera cuenta, pero era incapaz. Por más chicas que hubiera en aquel lugar, para él era como si se difuminaran ante sus ojos; La claridad estaba sobre ella. Una palmada ante su cara le sacó de su nube.

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