CAPITULO 41

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Podía notar un espesor en el humo que se metía por su boca y su nariz, asfixiándola poco a poco. Mientras luchaba por respirar vió a esa persona que tanto echaba de menos. El momento se repetía, como casi todas las noches, e intentaba actuar de manera diferente en cada ocasión, para ver si el trágico final podía tener un final alternativo. Esta vez sacaría las fuerzas de cualquier sitio.
Giselle: Hermana... (Acercándose a aquella figura en el suelo)
Anna (hermana de Giselle): Pequeña... (Levantándose con dificultad) voy a sacarte de aquí
Giselle conocía a la perfección aquella frase, ahora se encargaría de ella, la sacaría en brazos y se sentarían fuera, en la calle, viendo como el fuego de apoderaba de su casa. Pero entonces llegaba el peor momento, Anna se acordaba del peluche de su hermana pequeña. Giselle tuvo que negarse a que volviera a entrar, pero no lo hizo, le ganó su egoísmo infantil, por eso, en aquellos sueños intentaba cambiar el rumbo de la historia
Giselle: Por favor Anna, no entres... (Agarrándode a su hermana mayor concienzudamente) 
Anna se agachó a su altura y le envolvió las manos con las suyas propias
Anna: Solo será un segundo preciosa, tú no te muevas de aquí, papá y mamá estan de camino (Acariciando su rostro) pronto vendrán a ayudarnos
Anna se incorporaba y se alejaba de ella.
Giselle: ¡No! (Viendo como se alejaba) ¡Anna, vuelve!
La silueta de su hermana desaparecía entre las llamas, para no volver a aparecer jamás.

Giselle amanecía con las mejillas empapadas de lágrimas. Estaba cansada de vivir cada noche la misma pedsdilla. Aunque de esa forma, era la única manera de volver a verla. Anna, su hermana mayor, su persona a seguir, ahora, su angel de la guarda... Por su culpa, su hermana mayor ya no estaba en el mundo, le hacía tanta falta...
Se levantó, se vistió y peinó su cabello rubio y lacio, haciéndose un recogido informal. Salió de su habitación con su mochila; hoy no desayunaría, no tenía hambre, iría directamente a esperar a que la clase comenzara. Al entrar la vió allí sentada, escribiendo en una libreta. Giselle decidió abandonar la sala, pero su voz la frenó.
Roberta: ¿Te vas solo por mi presencia?
Giselle se volvió hacia ella, con mala cara. No contestó.
Roberta: El lugar es de todos, no tienes porque irte (rodando los ojod)
Giselle: Ya... (Tomando asiento y poniendo su mochila en la mesa)
Roberta se levantó, arrastrando la silla y haciendo un desagradable ruido. Caminó lentamente, dando tumbos, hacia donde se encontraba Giselle, silbando.
Roberta: Que raro que no me regales hoy insultos ( sonriendo)
Giselle solo suspiró molesta. Roberta por fin llegó hasta ella.
Roberta: Oye... ¿Te puedo preguntar algo? 
Giselle asintió
Roberta: ¿Porque te caigo mal?
Roberta se acomodó en una silla, a su lado, y ella solo la observó
Roberta: Si... Verás... Al principio pensaba que no me tragabas por el tema de Diego y demás pero, la verdad, con el tiempo descubrí que el problema lo tenías conmigo (carraspeando) seguro que si Diego no te hubiera interesado nada, hubieras buscado otra manera para odiarme (cruzó sus brazos)
Giselle rió cínicamente
Giselle: No somos compatibles, ¿sabes?
Roberta: Ajam... (Asintiendo) sin embargo, cuando iban a expulsarme, confesaste en el último momento y después intentaste hablar conmigo para explicarme la verdad
Giselle: Pero... Esto...
Roberta: (Interrumpiéndola) Y también te recuerdo que me ayudaste con lo de la prueba de embarazo (riendo) todavía no puedo creer que no le hayas dicho nada al director
Giselle: (Apartando la mirada) No soy de esas...
Roberta: Eso cuando quieres (riendo)
Giselle miró como Roberta reía, atónita. Aquella sonrisa... ¡Otra vez volvía a fijarse en sus detalles! Se le hacian tan cálidos... Roberta la miró extrañada
Roberta: ¿Que?
Giselle se puso nerviosa y recogió su mochila para marcharse, sin mirarle a la cara.
Roberta: ¡Oye! ¿A donde vas? Estamos hablando
Giselle decidió no contestarle pero, un griti de Roberta la alarmó y volvió a mirarla. Roberta de sujetaba el vientre con una expresión de dolor en su rostro
Roberta: ¡Ayudame! (Apoyándose en una mesa)

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