CAPITULO 28

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Mía: Verás... (Mirando hacia arriba, pensativa) lo cierto es que después de su primera vez, las mujeres pueden tener cambios físicos (mirándole) pero no todas, eso es según el cuerpo de cada una ¿sabes? (Diego asintió) Y... A mi parecer... (Mordiendo su labio preocupada) pienso que Roberta es una de esas chicas, las cuales si se les nota... (Rodando los ojos) sus caderas se ensancharon ¿verdad? (Haciendo gestos sobre sus propias caderas) ¡Y que curvas de repente...! (Yéndose del tema, olvidándose de Diego)
Diego: Mía... Ya (interrumpiéndoles entristecido)
Mía: Ay Dieguito... (Riendo y poniendo una mano en su hombro) no me puedo creer que te preocupes por algoasí, en serio
Diego: Me siento mal por preocuparme de esta forma... Me siento mala persona (escondiendo su cabeza entre los brazos) es ridículo
Mía: Tranquilo (levantando su cabeza) en parte te entiendo pero, piensa en ella (haciendo una pausa) ¿Crees que ella merece que cuando la estés mirando pienses en eso? (Negó con la cabeza) además... Rob no lo eligió... (Aflojando su tono de voz)
Diego: Si... ¡Si! ¡Tienes razón! Pero... ¡Agh! Pensar que alguien ha estado con ella y tener que soportarlo cada día...
Mía: ¿Tanto así, Diego?
Diego: Mía... (La miró) A veces... A veces me incomoda...
...: ¿En serio?
Diego y Mía se giraron asustados. A Diego de le paró el corazón, la había fastidiado
Diego: ¡R... Roberta!
Roberta: (Con los ojos cristalizados) decidí adelantarme para verte antes pero... No debí hacerlo (marchándose corriendo)
Diego: (Levantándose apresurado) ¡Espera! (Angustiado)
Mía: (frenándole) Diego para (seria) Sabes que ahora no va a escucharte...

Roberta lloraba y corría, en ese instante se sentía tremendamente avergonzada. Nunca había pensado que Diego pensara de esa forma. Estaba enfadada, ¡como si hubiese sido su culpa! Llegó a su habitación que, por suerte estaba vacia; Luján y Lupita habrian marchado ya. Alterada, se quitó la ropa, quedando en ropa interior. Dió más de una vuelta para verse bien en el espejo. Por primera vez en mucho tiempo se volvía a sentir sucia. Se desnudó por completo y se dejó mojar bajó la ducha. Su gran seguridad durante esos días había sido Diego, si su gran seguridad se sentía inseguro... ¿Que iba a hacer? Decidió acostarse ya que estaba más tranquula.
Mientras tanto Diego había decidido no asistir a la cena, si se quedaba allí todos le preguntarían por Roberta, además, ya no tenía hambre. Se dirigió a su habitación. Se sentía fatal consigo mismo; ella había tardado demasiado en sentirse segura al cien por cien y ahora, con esto, había vuelto a retroceder. "¡Est*upido!" era lo que se repetía mil veces en su interior mientras apretaba los dientes.

Ella apenas había hechado unas cabezaditas, no había conseguido dormirse del todo. Quiso salir a que le diera el aire. No tenia ganas de encontrarse con nadie así que intentó ir por sitios poco iluminados, por donde la gente casi no pasaba. Iba pensando con la cabeza agachada y sus manos cruzadas pero chocó contra alguien.
Roberta: ¡Auch! (Mirando a la persona)
Giselle: (Frotando su cabeza) ¡A ver si vigilas niña est*upida!
Roberta se quedó callada. Estaba en un momento de debilidad. No se sentía capaz de defenderse. Giselle se fijo en sus ojos cristalizados, entendió que había estado llorando
Giselle: ¿Problemas amorosos? (Cruzando los brazos)
La miró de arriba a abajo, sin embargo Roberta miraba al suelo con ojos tristes, sin hablar
Giselle: Ya era hora de la primera pelea, después de la primera vienen las demás y (subiendo los hombros) ¡Adiós relación! (Riendo)
Roberta: Giselle... Mejor me dices esto en otro momento ¿si? (Agotada)
Giselle: (ignorándola) Claro, yo lo entiendo, al fin y al cabo, ¿porque iba a estar contigo? ¡Estás bien estrenada! (Carcajadeándose)
Roberta la miró a los ojos. Había dado en el clavo, no sabía como pero había acertado. Tuvo ganas de vomitar. Salió corriendo alejándose de Giselle.
Tardó en calmarse, había quedado en shock, pero decidió intentar olvidarse. Sus pies caminaron solos un buen rato y sin saberlo, le habían llevado frente al aula donde todo había sucedido. Se acercó a la puerta, donde había una pequeña ventana redonda por donde mirar. Vio el interior, y se vio a ella misma, aterrorizada, gritando, intentando soltarse. Cerró los ojos apoyando su frente en el cristal. ¿Porque se tuvo que olvidar las partituras justo ese día? Y ¿Porque tuvo que ir a buscarlas? Podría haber esperado sin problemas. Se maldijo mientras seguía viéndose a si misma allí dentro, encerrada, rezando porque alguien viniera. Entonces notó unas manos en su cintura y un susurro en su oreja. Se extremeció, gritó y explotó en llanto. Se cubrió intentando protegerse.
Roberta: ¡No! ¡Otra vez no! (Le tapan la boca) ¡Mmmm! (Llorando)

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