CAPITULO 37

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A pesar de ser un pueblo pequeño, tenía de todo. Llegaron en un autobús que les dejó cerca de unas vías de tren, al parecer, el lugar estaba bien comunicado. Lo primero que vieron fue, a parte de la estación, un pequeño centro comercial acristalado, abierto y bien iluminado; desde fuera se podía ver el interior. Muchos de los alumnos se dirigieron hacia allí. También había terrazas donde tomar algo, heladerias, la bolera, supermeecados y por supuesto, el cine, donde iba la gran mayoría. El "Elite", que era el afortunado en viajar ese día, se había dispersado.
Mía: ¿Seguro que no vienes? (Triste)
Roberta: Seguro Mía, tengo muchas ganas de ver esta exposición, ¡de verdad! (Tranquilizándola)
Mía: Está bien pero cualquier cosa, contactas ¿vale?
Roberta: ¡Si mami! (Riendo)
Mía la miró mal, bromeándole, y se despidieron.

A Roberta no le supuso ningún problema encontrar el lugar, edtaba realmente cerca de la estación y solo tuvo que preguntar una vez. Se encontraba frente a un local blanco y bastante grande, se adentró y pudo ver que, a pesar de ser una importante exposición, no había mucho público. Se acercaba a cada cuadro, ilusionada, leyendo explicación y admirando cada detalle de cada obra de su artista favorita. Llegó a un cuadro que le paró el corazón.
Roberta: Ojalá pudieras ver esto mi amor... (Acariciando su vientre)
Quedó admirada ante aquella expresión, la artista, como siempre, se retrataba a si misma con la silueta de un bebé en brazos, aquel bebé que siempre quiso tener y no pudo ser así. Acordándose de su embarazo, Roberta seguía acariciándose el abdomen. El retrato seguía con la figura del querido amor de Frida, sujetándoles a ella y a su bebé. Se dió cuenta de que el mundo se empeñaba en traeele cosas que le recordaran a él
Roberta: Diego... (Suspirando)
Diego: Dime
Roberta se giró, asustada, hacia aquella voz.
Roberta: ¡¿Que haces aquí?!
Se escuchó chistar a las pocas pwesonas que visitaban la exposición, Roberta agachó la cabeza en gesto de disculpas.
Diego: No puedes gritar tanto aquí...
Roberta: Diego (Agarrándolo del brazo y apartándolo del cuadro) ¿Me puedes explicar que haces aquí? (Susurrando)
Diego: ¿Como que, que hago aquí? Tengo mi entrada
Roberta: No me refiero a eso, digo que...
Diego: Oye, (interrumpiéndola) Yo también twngo el derecho a venir
Roberta: Sabias que yo estaría aquí, ¿verdad?
Diego se quedó callado unos segundos, le costó contestar
Diego: No (serio)
Roberta: Diego... (Quejándose)
Diego: ¿Por que no me enseñas sobre Frida? Se que te gusta mucho
Roberta: No cambies de tema...
Diego: Vamos Roberta... (Sonriéndole)
Roberta: (Pensativa) Está bien... No se como siempre consigues lo que quieres (dejándose arrastrar por Diego)

La pareja estubo mirando cuadros, mientras Roberta le ofrecía una pequeña explicación de cada uno de ellos.
Diego: ¿Y ese cuadro? (Señalandi la obra que minutos antes había analizado ella sola)
Roberta: Bueno... Como ya te dije, ella no podía tenee hijos a causa de su accidente y quiso representar su deseo de tenerlos así, con la imagen hueca de un bebé entre sus brazos
Diego: Vaya... Y, ¿la figura grande?
Roberta: Es Diego Rivera, su esposo (hizo una pausa y se acercó más al cuadro) su relación era tormentosa, él se veía con otras mujeres y a causa de eso, Frida actuó igual. Mantuvieron una relación abierta en la que los dos sufrían pero... (Se giró hacia él) aún así ella le daba tanta importancia como para representarlo en su obra, sujetaándoles a ella y a su bebé... Pienso que era un grito de auxilio, ella lo necesitaba...
Diego entendió esas palabras. "Ella me necesita", pensó. Pero ¿como volver a arriesgarse después de todo? Quizás solo... LO NECESITABA y volvería a olvidarse de sus sentimientos. Apartó la mirada, incómodo. Hubo un silencio que, al fin, Roberta rompió
Roberta: Bueno, ya hemos visto todo, ahora... (Suspirando) buscaré a Mía y...
Diego: (interrumpiendo) ¿Porque no vienes conmigo a la heladeria de enfrente? Pedimos unos helados y visitamos el pueblo
Roberta: No se...
Diego: No te hagas de rogar anda... (Agarrándola del brazo, sacándola del local)
Roberta: ¡¡Ey!! (Siendo arrastrada por él)

La pareja salió del lugar, entre las miradas de molestia de las personas. Él la plantó frente a la fuente de helados mientras sacaba su cartera y rebuscaba en ella
Diego: ¿Cual?
Roberta: ¿Eh...? (Medio aturdida por aquella situación)
Diego: ¿Que sabor quieres?
Roberta: Ah... Bueno... No se si quiero...
Roberta fue interrumpida por una sutil risa de Diego, que al ver la incomodidad de ella, decidió pedir por los dos
Diego: Dos de chocolate, por favor (Al heladero)
Roberta: (Viendo como pagaba) No hace falta que me invites a nada Diego
Diego: Deja de ser tan... ¡intensa! (Riendo) relájate, solo es un helado, y se de alguien a quien le va a encantar...
Diego se fijaba por primera vez en el vientre de Roberta. Avergonzado por su comentario, su cara se enrojeció.

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