CAPITULO 34

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Él rió fuertemente, haciendo sonreír a Roberta
Roberta: ¿De que te ríes? (Más aliviada)
Diego: ¡De lo que me acabas de decir! (Risueño) pero tranquila, no soy tan ingenuo, ¿Como me voy a creer algo así?
Roberta se asustó ante aquel comentario. Bajó la cabeza
Diego: Roberta, ¿que pasa? Vamos, dime la verdad (sonriéndole)
Ella se levantó y fue a por la prueba de embarazo que había guardado en el baño. Se la dio. Él quedó de piedra, sus ojos se clavaron en aquel color rosa que anunciaba el embarazo. Se levantó lentamente, borrando su sonrisa, sin dejar de mirar la prueba
Diego: ¿De donde has sacado esto? (Serio)
Roberta: Bueno... Es una larga historia, verás... Giselle escuchó que...
Diego: ¿Giselle? (Interrumpiéndola) ¿Giselle sabe esto?
Roberta: Mmmm... Si, es que no tuve opción porque mira...
Diego: (volviendo a interrumpir) ¿Quien más sabe esto?
Roberta: Pues... Mía, Celina, Vico y como sabrás, Lupe y Luján
Diego: ¿Que?
Roberta: ¿Que pasa? (Asustada) por favor Diego, dime algo más que no sean preguntas
Diego miró la prueba por última vez, la dejó en la mesa y miró a su novia
Diego: ¿Como pudiste?
Roberta: (Levantándose y acercándose a él) No te entiendo
Diego: Soy tu novio y tuviste que venir a mi, ¡Por dios! ¡Si hasta Giselle lo sabe antes que yo!
Roberta: Diego, mejor déjame explicarte
Diego: No puedo
A Roberta se le cayó el mundo encima ¿Diego la estaba dejando tirada? No cabía en su cabeza
Diego: Ya he pasado por esto (suspiró) Ahora ni siquiera vas a pensar en mi. Me hiciste lo mismo cuando me desvivía Cuidándote y... Eso ya se terminó Roberta
Roberta: ¿Que me estás queriendo decir? (Con la voz ahogada)
Diego: A veces he sentido que estás conmigo simplemente por sentirte protegida, por tener ayuda siempre que tienes problemas pero y yo ¿que?
Roberta: ¡Diego! ¡Ya hablamos de esto y te pedí disculpas!
Diego: No es esa la cuestión... (Bajando la mirada, triste) ya no... Esto es demasiado, me estuviste ocultando algo tan grave y... Lo siento pero no puedo con esto
¡No, no y no! ¡Así no tenía que ir esto! Diego tenía que acogerla en sus brazos y decirle que no le importaba, que le iba a ayudar. Los ojos de Roberta empezaron a hincharse
Diego: Dime una cosa... ¿Has decidido tenerlo?
Roberta se dejó llevar por la situación y asintió. O, ¿Realmente quería tenerlo?
Diego: ¿Ves? Otra cosa en la que yo no cuento... (Retrocediendo) Roberta yo (suspiró) lo siento... Esto acaba aquí
Roberta: (Por fin la hinchazón, dejó salir sus lágrimas) Diego... No digas eso...
Diego: Lo siento... (Dirigiéndose a la puerta) 
Roberta: ¡Diego! (Gritando y llorando) ¡No! ¡No me hagas esto! (Lanzándose a sus brazos)
Diego cerró los ojos fuerte, y cogiendo fuerza, la apartó de él
Roberta: ¡Mi amor! ¡Por favor! (Agarrando su mano)
Diego le dedicó la última mirada después de abrir la puerta
Diego: No me necesitas Roberta... (Alejándose)
Roberta: ¡Diego! ¡Si te necesito, no me dejes! (Viendo como se iba) ¡Diego! (Empezó a llorar desesperadamente y entró en el despecho) ¡¡Me mentiste!! ¡¡Me engañaste Bustamante!! (Apretando los dientes) ¡¡Tú nunca has cambiado!! (Gritando mas) ¡¡Te odio!! ¡Es*tupido!!
Diego escuchaba esos insultos a la lejanía mientras desaparecía en el camino, con una lágrima recorriendo su mejilla y el corazón roto. Roberta cerró la puerta con fuerza y se dejó caer de rodillas al suelo, llorando.
Roberta: ¿Por que me has hecho esto...? (Con las manos en la cara) Te odio... ¡Te odio! (Pateando una silla)

Y de la noche a la mañana, aquella pareja que parecía tan perfecta, se separó, volviendo al odio. Aquel odio con el que se habían conocido y al que estaban acostumbrados. Para ellos el amor era grande, pero el odio más.
Roberta volvió a matarle con la mirada cada vez que lo veía y Diego se había vuelto un chico callado y reservado, nunca había salido tan destrozado de una relación. Ella, definitivamente, había decidido tener al bebé, se enfrentaría a lo que sea con tal de que el niño que estaba creciendo dentro de ella naciera sano y salvo. La gente que sabia sobre esto, era bastante discreta con el tema, solo se hablaba entre los alumnos, nadie podía enterarse y menos el director. 
Roberta habíasalido a la piscina aquella tarde. Se fijó en que frente a ella estaban Diego y Miguel, ella se limitó a saludar a MMiguel. Estaba por meterse en el agua cuando fue interrumpida
...: ¡Hola!
Ella se giró y vio a un chico moreno, tenía los ojos oscuros y una amplia sonrisa
Roberta: Mmmm, ¡hola! ¿pasa algo?
...: No... Yo...
El chico parecía realmente nervioso ante la presencia de Roberta
Roberta: ¿Tú? (Sonriéndole)
...: ¡Queria simplemente presentarme! (Tenso) ¡Soy Axel!
Roberta rió

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