CAPITULO 31

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Roberta había quedado con Mía para una partida de tenis en la pista. Su amiga le reclamaba atención ya que según ella "la había dejado un poco de lado". Llamaron a Celina y a Vivo para jugar en parejas. Mientras, Diego estaba en los bancos de la pista, con su guitarra componiendo.
Mía: Es tu sombra eh... (Haciendo un saque)
Roberta: ¡No digas eso! (Riendo) dime que Miguel se separaba de ti en los primeros días de noviazgo...
Mía: Esta bien, esta bien... (Riendo) te entiendo
Vico: ¡Punto! (Chocando los cinco con Celina)
Celina: ¡Estar más atentas chicas! (Suelta una carcajada)
Roberta: Ahora verán esas dos (levantando una ceja)
Mía rió, su amiga era demasiado cometitiva. Nadie esperaba lo que iba a suceder. Fueron cinco pases los que hicieron falta para que Roberta empezara a sudar más de lo normal
Roberta: Que calor... (Dando un raquetazo)
Mía Si (secándose el sudor) demasiado sol, uff...
Roberta: Si...
A Roberta se le empezó a nublar la vista y las mejillas se le empezaron a encender
Roberta: Mía...
Mía: ¡Rob! ¡Bola para ti! (Sin escucharla)
Roberta: Mía no... No me...
Entonces cayó al suelo repentinamente. Diego lo vio y se acercó corriendo
Mía: ¡Roberta! (Agachándose)
Celina y Vici tiraron sus raquetas y fueron corriendo
Celina: ¡¿Que le ha pasado Mía?!
Mía: Me estaba diciendo que tenía calor y... (Dándole aire con la mano)
Diego de hizo paso entre las chicas
Diego: ¡Roberta! (Sujetando su cabeza) ¡¿Mia que pasó?!
Mía: Yo...yo no se bien (nerviosa) tenía calor y...
Diego: Vico, trae agua por favor
Vivo: ¡Si! (Fue corriendo a por su botella de agua) Aquí tienes
Diego se hechó agua en las manos y remojó el rostro a Roberta. Ella despertó dos minutos después entre quejidos
Roberta: ¿Que... Ha pasado? (Confusa)
Diego: Roberta, ¿Como estas?
Roberta: (Apoyándose en sus codos) No se que me ha pasado...
Mía: Seguro que fue una insolación (tocando su mejilla) estás muy roja
Diego: Te llevaremos a tu habitación amor
Todos ayudaron a Roberta a llevarla al cuarto. Por suerte quedó en un susto. Roberta dijo que tenía demasiada calor y así acabó el tema. Aunque ella seguía preocupada ya que no se sentía muy estable, pero decidió guardárselo.
Se hubiera olvidado del suceso si las molestias y los incidentes no siguieran. Había tenido algunas sospechas de lo que podía ser, primero pensó en un virus; estaba en un lugar donde nunca había estado, alrededor había bosque y junto a ellos, el mar, podía ser eso, un virus. Pero había otra opción que también le rondaba la cabeza. Aquella noche... ¡No! No podía ser, tendría que ser mucha mala suerte...

Ese mismo día estaba en la habitación sentada en una butaca que tenían allí. Luján estaba contándole a Roberta que después de ese desayuno saldría a correr, o eso había entendido, ya que no prestaba demasiada atención a su charla. Luján se fijó en su amiga: estaba levemente inclinada con sus manos envolviendo su estomago. Le llamó la atención la mala cara que tenia. Intentó sacarle cconversación 
Luján: Roberta ¿donde esta tu príncipe azul? Es raro que no esté revoloteando alrededor tuyo (riendo)
Por sorpresa de Luján, Roberta solo le contestó con una sonrisa
Luján: ¿Estás bien? (Preocupada)
Roberta clavó su mirada en los ojos de su amiga, deseaba que alguien le preguntara aquello
Roberta: No (seria)
Luján: (Levantándose y arrodillándose frente a ella) ¿Que te pasa?
Roberta: No me encuentro muy bien...
Luján iba a atenderla, pero Roberta se lo impidió, ya que tuvo un impulso de salir corriendo hacia el baño. Su amiga fue detrás y escuchó a través de la puerta como hechaba todo el desayuno. Minutos después salió del baño, esta vez su cara mostraba terror.
Roberta: Vomité
Es lo único que dijo. Luján sabia el porque de su reacción
Luján: Tranquila... (La acogió en sus brazos) no será nada grave ¿escuchaste?
Roberta solo asintió, asustada. En ese preciso instante entró Lupita, también con mala cara
Lupita: Uff... (Con una mano en la frente)
Luján: ¿Que pasa Lupe?
Lupita: Me sentó fatal el desayuno... A penas me lo comí y lo heché todo
Luján y Roberta se miraron
Lupita: ¿Que sucede?
El corazón de Roberta se empezó a calmar. ¡Había sido el desayuno! ¡Era simplemente eso, seguro!

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