CAPITULO 40

491 29 0
                                    

Roberta balanceaba sus piernas, sin tocar el suelo, de manera intranquila. Miraba hacia abajo e intentaba calmar los latidos de su corazón
Axel: Tranquila, estará bien
Ella subió la mirada, recordando que no estaba sola
Roberta: Lleva mucho rato en la infermería
Axel: (sonriendo) Ojala tuviera la suerte que Diego tiene
Roberta: ¡¿Que?! (Exclamada) ¡Si estaba fatal!
Axel: No... (Ríe) no me refiero a eso... (Mirándola) me refiero a la suerte que tiene porque una chica como tú le quiera tanto
Ella se sonrojó. Enseguida se puso en pie para lanzarse a Diego, que salía de la sala.
Roberta: ¡Diego! (Enganchándose a su cuello) ¿Como estas? ¿Que te dijeron?
Roberta plantó mil besos en las mejillas de él, mientras Diego miraba a Axel agradecido por su ayuda
Diego: Axel, muchas gracias (Ofreciéndole la mano)
Axel: No es nada (sonriéndole, aceptó aquel apretón)
Diego le devolvió a Roberta un beso en la mejilla y acarició su pelo, de manera protectora. Ella, hasta ese momento, no había reparado en su estado: tenia el pie bendado e iba con una muleta.
Roberta: ¿Que te dijeron? (preocupada, mirándole de arriba a abajo)
Diego: Me destrocé el pie (riendo) parece que estaré unas semanas así...
Axel: Vaya... Bueno, espero que la recuperación no sea dura (sonriendo) ahora tengo que irme, pero nos vamos viendo
Se despidieron de Axel y se quedaron solos
Diego: ¿Y tú como te encuentras?
Roberta: Bien, solo fueron unos rasguños (mostrándoselos) pero lo tuyo... Fue grave y... Lo siento
Diego: Tranquila, no fue tu culpa (acariciándole la mejilla) por cierto, Axel es un buen tipo, deberías hacerle más caso... (Colocándose bien la muleta)
A Roberta le molestó ese comentario, ¡como echaba de menos al Diego celoso! Incluso mostraba un poco de posesión cuando estaban en clases en el "Elite". Intentó contenerse.
Roberta: Si, pero... ¡para nada! Somos amigos
Diego: ¡Ay, mira que fácil lo tienes! Las mujeres siempre buscan a los complicados...
"Complicado como tú". Fue lo que se aguantó decir, soltó una pequeña risita.
Diego: ¿Que pasa?
Roberta: Nada nada (sujetándole) Vamos, te acompañaré a tu habitación
Diego sonrió agradecido. Una vez en su cabaña, se despidieron. Roberta volvía corriendo a su cuarto, ilusionada por contarle a sus amigas lo bien que ahora estaba con Diego, aún sabiendo que tenían temas pendientes que algún día emergerían a la superficie de nuevo, destrozando otra vez los buenos momentos que pudieran tener. Pero, ¿Que iba a hacer? Quizás esa era la forma que tenían de vivir aquel amor, o amistad, o... Lo que fuera que fuese aquella extraña relación.

En otra parte del campamento, Giselle no tardaba demasiado en enterarse de las novedades del lugar, muchas fe sus amigas estaban obligadas a memorizar fotográficamente en sus cabezas, los momentos en que Diego y Roberta estaban juntos. Se había convertido en una obsesión, y no entendía el porque, ya que jamás había actuado de aquella manera antes. Se arrepintió de haber querido ir a aquel mald*ito campamento, la estaba cambiando, volviendo loca. 
Desesperada, marcó el número de teléfono que creía que le iba a dar la solución
...: ¿Hola?
Una voz medio ronca y temblorosa, contestó desde el otro lado del teléfono. Al ser voz de mujer no supo bien como contestar
Giselle: Ho... Hola
...: ¡¿Quien es?! ¡¿Quien llama a este número?! (Alterada)
Giselle: Disculpe señora, no quería molestarla, busco a Javier, fuí alumna suya
...: Ah... (Un poco más calmada) soy su mujer
"¡Su mujer!" pensó Giselle "menudo perturbado...", sonrió pensando en lo que le había hecho a Roberta aún teniendo mujer. Le parecía increible, cómico.
Giselle: Encantada, mi nombre es Giselle, ¿Podría hablar con él?
...: (soltando un largo suspiro) me temo que no, querida... (Un nudo se le formó en la garganta, haciendo temblar su voz) ni tú ni nadie... Javier falleció en un accidente de coche
Giselle se congeló
Giselle: ¿Que?
...: Me dijo que iba a por unos papeles al campamento, hace ya algunas noches y... No volvió a casa... (Emitió un pequeño quejido, mostrando que el llanto iba a caer) esa noche estaba muy nervioso, no se porque, y... Y... En fin... Él era tan bueno...
Giselle llegó a la conclusión de que su mujer no sabía nada de lo sucedido en el campamento y efectivamente, no se equivocó al pensar que, la noche del accidente, fue la noche de la prueba de embarazo. No quido alargar más la conversación
Giselle: siento mucho lo ocurrido señora, le doy mi mas sentido pésame...
Y antes de que aquella mujer siguiera hablando, Giselle cortó la llamada. Guardó su teléfono en el bolsillo, pensativa.
Esta vez actuaría sola y tenía claro que sería la definitiva. Cegada por un odio que jamás había experimentado, decidió ir a su habitación, allí pensaría mejor, aclararía sus ideas, porque esta vez si, acabaría con Roberta.

somos sintonia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora