CAPITULO 42

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Giselle no sabía como actuar, simplemente volvió a dejar la mochila en una mesa y se quedó ahí, parada frente a ella.
Roberta: ¡Ey! (Moviendo su mano para que le hiciera caso) ¡Acércate!
Ella le hizo caso e intentó reaccionar de alguna forma, sujetándola por el brazo.
Roberta: Acompáñame a infermería (suspirando, pasándose una mano por la frente) no puedo más...
Giselle: Pero... Pero nadie puede saber esto
Roberta: ¡Acompáñame! (Gritándole) a ti poco te importa...
No sabía porque pero ese comentario le había sentado mal. Hizo caso omiso, ¿Que más le daba que alguien se enterara? Es más, ¡mejor! Así tendría problemas y ella no tendría que hacee nada. Una vez allí, Roberta entró y Hiselle se olvidó del tema.

Dentro...
Enfermera: ¡Roberta! ¿Como estas? (Sonriéndole)
Roberta: (Sujetándose a la pared) No... No muy bien...
La enfermera se dió cuenta de su estado y corrió hasta posicionarse detrás de ella. En un momento dado, bajó la mirada y vió una mancha roja en los pantalones de Roberta. No pudo evitar exclamar.
Roberta: ¡¿Que?! (Puso su mano en los pantalones y se dió cuenta de la sangre) M... Mi bebé... (En pánico)
Enfermera: ¿Que? (Poniéndose frente a ella, sujetándola por los hombros) ¿Que dijiste Roberta?
Roberta no pudo ocultarlo más y le contó todo a la enfermera, con cada detalle. Estiró a Roberta en la camilla mientras le seguía contando, para revisarla. Le limpió la sangre y la observó bien. Roberta vió la cara de preocupación de la enfermera
Roberta: ¿Que pasa?
Enfermera: (Sacándose los guantes y girándosd para coger algo) Verás Roberta...
Roberta: (Viendo como abría una compresa y se la colocaba) No... No puede ser...
Enfermera: Te bajó la menstruación
Roberta: (Medio incorporándose, en shock) No pero... Pero... (Se puso la mano en el abdomen) Mi bebé...
Enfermera: No hay bebé... Nunco lo hubo
Roberta: ¿Y los mareos? ¿Y la inestabilidad?
Enfermera: Pasaste por un trauma, es normal que tuvieras malestar físico, y más si afectó al periodo, que te hizo este cambio tan radical, tus hormonas estaran como locas... (Cogió unas pastillas) tómate esto, regulara tu cuerpo
Roberta se levantó poco a poco, mirando a un punto fijo. No podía ser, tanto para nada. Tuvo que luchar para cambiar su mentalidad, para asumir que iba a ser mamá, y ahora... Nada. Sintió un gran vacio emocional, hacia tiempo que no se sentía realmente sola, siempre contaba por dos. Se acabó, el destino jugó con ella, quizás había sido una prueba y no le tocaba actuar como madre todavía.

Por otra parte. Diego se encontraba en la cama, sentado con las manos en la cabeza, apoyado en ellas. Lo único que hacía era pensar, pensar y pensar... En una sola cosa, en una peesona, en ella... Su Roberta. Había estado días dándole vueltas y definitivamente, se había decidido. La quería, a ella y a su bebé. Se había equivocado tanto. Él era capaz de tirar hacia delante con los dos, era algo que jamás habia imaginado: estar con Roberta y ocuparse de ella y del ser que estaba gestando, pero a partir de ese momento, iba a ser suyo también. ¡Decidido! Iba a ir en ese momento a hablar con ella, a pesar de ese miedo horrible que tenía porque no le aceptara. ¿Como iba a querer estar con él después de que la dejara tirada? Además, con su carácter... Pero tenía que intentarlo.

Fue en su búsqueda, pero para su sorpresa no la encontró en su habitación, tampoco en el aula ni desayunandi. Empezó a preocuparse, algo había pasado y lo sabía
...: ¿Buscas a Roberta?
Diego se giró y vió a Giselle. Asintió curioso
Giselle: Está en la infermeria

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