somos sintonia

CAPITULO 4

Luján: ¡Amiga! ¡La bordaste! Ahora Diego debe de estar desmayandose de amor por...

Roberta: (Interrumpiéndola) ¡Ahora Diego está divirtiéndose con otra! (Señalando aquella escena) 

Luján: Oh... No puede ser... Pensé que...

Roberta: ¿¡Pensaste que?! 

Luján: Roberta tránquila...

Roberta: ¡Estoy totalmente tranquila! ¡tranquilísima! Estoy tan tranquila que... (Sus ojos empezaron a aguarse) 

Luján: Roberta... No tenía ni idea de lo que sentías... Pensé que era solo un juego...

Roberta: (suspiró y miró hacia abajo) Ya claro... (Se marchó dirigiéndose a la salida)

Luján: ¡Espera...! 

Roberta pasó casi corriendo para salir de allí, su perfume hizo que Diego notara que había pasado por su lado y que se marchaba de la fiesta

Diego: ¡Roberta! Espera, tenemos que ha... (Ella ni siquiera se paró a mirarle) ...blar... (Miró a Giselle, y la soltó rápidamente) disculpa Giselle. (Corrió detrás de Roberta)

Giselle: ¡Oye...! ¡No te vayas!

Demasiado tarde. Diego la buscaba. Era de noche y todavía no se conocia tanto el lugar como para poder caminar tranquilamente por ahí. Por otra parte, Roberta ya estaba cambiada, frente al espejo de al lado de su cama. Allí, de pie, con los ojos negros de llorar con el maquillaje y unas lágrimas del mismo color que aún le acompañaban. El dolor que sentía era indescriptible y no entendía el porque de la intensidad. Llamaron a la puerta.

...: Roberta, ¿Estas ahí?

Reconoció su voz y rapidamente se puso en alerta.

Diego: Roberta, ábreme.

Se lo pensó dos veces, pero ante la insistencia abrió. Vió a Diego tras la puerta. Él vió sus ojos, había estado llorando.

Diego: ¿Estás bien? 

Roberta: Si. (Fría)

Y cerró la puerta, pero esta fue interceptada por el pie de Diego y la volvió a abrir.

Diego: Déjame pasar. (Autoinvitándose y entrando)

Roberta: Fuera de aquí. (Señalando la puerta medio abierta)

Diego: Solo te pido 5 minutos, por favor... (Rogándole)

Roberta no dijo nada, pero cruzó los brazos y se lo quedó mirando. Diego sintió su aprobación.

Diego: Quiero que hablemos (cogió a Roberta de la mano y la sentó a su lado, casi obligándola)

Roberta: No tenemos nada que hablar.

Diego: Claro que si (cogiendo un papel fino que había cerca de él) tenemos mucho que hablar, tanto tú como yo (limpiándo con el papel las lágrimas oscuras que tenía ella en la cara)

Roberta se extremeció ante ese gesto. Jamás le había tratado así, es más, jamás habían tenido tanto contacto físico si no era para abalanzarse uno encima del otro por culpa de una pelea. Notó como su cara enrojecía. Él pasó su mano por la mejilla de ella, acariciándola. Roberta le miraba, totalmente embobada.

Diego: Explícame porque llorabas.

Roberta: (Intentando ser fuerte) No te importa (Girando la cara)

Diego: (cogiéndole suavemente de la barbilla para que le volviera a mirar, dejándola completamente congelada) Me importa todo lo que te pase Roberta (Sonriéndole)

¡PUM! Roberta sintió como una cálida flecha le atravesaba el corazón. Sus latidos aceleraron y él lo notó. Cogió la mano de ella y la puso contra su pecho, apretando fuertemente, para hacerle saber que él estaba igual.

Diego: (Aflojando el sonido de su voz) Está bien... Entonces explícame tu canción, dime, ¿que pensaste para poder componerla? (Mirándole a los labios)

Roberta: (dándose cuenta donde miraba él) En nada en especial...

Diego: (Volvió a apoderarse de su mejilla) ¿De verdad? Pues si yo tuviera que escribir una canción tan bonita... Mi inspiración serías tú (riendo sutilmente)

Diego besó cálidamente su mejilla. Roberta estaba sin aire, a poco de dejar de respirar, su cara se había convertido en fuego. ¿De verdad todo esto estaba pasando? No pudo evitarlo, recorrió los pocos cm que los separaban y se refugió en su pecho. Ahora era él el que no se lo creía; Roberta, esa chica que provocaba dolor de cabeza por sus gritos, ahora tan vulnerable y frágil entre sus brazos. Ella capturó su cara con su mano suavemente, acortando la distancia todavía más, para ese beso tan esperado...