CAPITULO 5

720 35 1
                                    

...: ¡¡¡Diego!!!

Los dos se separaron, desapareciendo así todo el ambiente creado.

...: ¡¡¡Diego sal!!!

Roberta se levantó y tras ella, Diego. Abrieron la puerta. A ella se le encogió el corazón. Giselle estaba ahí, totalmente ebria, dando tumbos.

Diego: ¿Giselle? ¿De donde has sacado el alcohol?

Giselle: Los compañeros de mi colegio venían servidos (rió exageradamente)

Roberta estaba apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Giselle tropezó y cayó al suelo. Diego la ayudó a levantarse.

Diego: Giselle mejor vete a tu habitación...

Giselle: Acompáñame... (Mientras seguía tropezando)

Roberta: (Para sí misma) Lo que faltaba... (Rodando los ojos)

Giselle: ¡Vamos! Diegoooo... ¡Acompáñame!

Diego: No puedo, es que yo...

La frase de Diego fue interrumpida por un beso robado por parte de Giselle. Roberta soltó una exclamación, le había quitado aquel beso que segundos antes iba a ser suyo. Su sangre hirvió. Diego se separó y escupió hacia un lado.

Diego: ¡¡Giselle!! ¡¿Qué haces?!

Giselle: Convencerte para que me acompañes (rió) 

Roberta observó la escena, los analizó a los dos.

Roberta: Pero, ¡Que buena pareja! (Enfadada) Anda, Diego corre y aprovecha para acompañarla. (Cerró la puerta con brusquedad)

Diego: ¡No! (Se lanzó hacia la puerta) ¡Roberta ábreme! ¡Por favor! (Un berrinche empezó a invadirlo) ¡Por favor...! (Aporreando la puerta y cayendo lentamente hacia abajo) Roberta... Por favor... 

Se giró y vió a Giselle en el suelo. De nuevo, todo se había torcido.

Al día siguiente, tanto por parte de él como por parte de ella, todos sus amigos se habían enterado de la historia. Diego y Miguel se dirigían a clase de canto.

Diego: ... Y ya nose que hacer.

Miguel: ¡Madre mía, Diego! ¿Como te puedes meter en tantos problemas en tan poco tiempo? 

Diego suspiró, y, cabizbajo, subió los hombros en gesto de duda. Entraron en el aula y Diego quedó atónito. Vió a Roberta en lamesa del profesor, jugando con un mechón de su pelo, quizás... ¿Coqueteando? Se acercó a ellos.

Roberta: Entonces te paso mis canciones al acabar la clase (sonriendo a Javier)

Javier: ¡Claro! Seguro que són tan bonitas como la de ayer (Acariciándole la mano) 

Diego carraspeó para hacerse notar. Ella se giró a verlo.

Roberta: ¡Hombre compañerito! (Dándole palmadas en el hombro) justo ahora comenzaba la clase y te había estado guardandi el mejor sitio (señalando hacia un asiento)

Allí estaba, Giselle, saludándole efusivamente y llamándole a gritos.

Roberta: No te puedes quejar... (Guiñándole un ojo) 

Javier rió para sí, y Diego lo mató con la mirada. Se dirigió sin decir palabra a su asiento. La clase fue fluida para todos; para todos excepto para Diego. Veía molesto las miradas entre Roberta y Javier, el trato especial con el que él la trataba y todos los elogios que ella recibía por cada mínima cosa que hacía. La clase terminó y todos salieron. Diego intentó parar a Roberta por el camino para intentar soluciinar las cosas.

Diego: Roberta... (Caminando detrás de ella)

Roberta: ¿Puedes dejar de seguirme? (Ignorándolo)

Él se puso frente a ella, cortándole el paso.

Diego: Escúchame creo que estás viendo lo que no es

Roberta: ¿El que? ¿Que vas de parejita de enamorados con esa tal Giselle? Y si así fuera, ¿A mi que más me da?

Diego: Si, ¡Te da! Te da, ¡Te importa mucho yo lo sé! (Cogiéndole de los brazos) 

Roberta: Suéltame (Liberándose de él) No me importa nada que tenga que ver contigo Diego.

Él se la quedó mirando, destrozado, asintió cabizbajo y se fue. Roberta suspiró, algo de había roto dentro de ella. 

Giselle: ¿Roberta?

Roberta: (Girándose) ¿Y ahora qué?

Giselle: No me gustaría tener que repetirte esto otras veces así que seré clara: Aléjate de Diego.

Roberta: (Rió sarcásticamente) ¡Ay... Por favor! Ni ganas de acercarme a él, así que mejor ves y ten una conversación con tu noviecito: Dile que me deje en paz. (Volvió a seguir su camino, dejando a Giselle con la palabra en la boca)

somos sintonia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora