CAPITULO 24

530 34 0
                                    

La familia Bustamante llevaba ya unos minutos hablando en la terraza del restaurante.
León: Bueno ahora dime... ¿Como está esa niña que siempre te molesta? Mmm... Ro...
Diego: Roberta (interrumpiéndoles)
León: ¡Eso! ¿Ya la mantienes a raya? (Mirando por encima de sus gafas)
Diego: S... Si (Odiándose por tener que responder a eso)
León: Y dime, ¿No tienes nada que contarme sobre ella?
Diego: Pues no (nervioso)
León: Diego, Diego... (Sacando un cigarrillo) ya me enteré de todo...
Diego no contestó a eso. ¡Su padre siempre se enteraba de todo! Mabel miraba intrigada,ya que a ella le encantaba Roberta desde que se conocieron, cosa que a Diego antes molestaba. 
Mabel: Hijo, ¿que pasó con ella?
Diego: Nada ma... (Suspirando) bueno... (Se llevó las manos a la cara)

Con Roberta. Alma llevaba rato hablando histérica, pero el silencio de su hija le hizo comprender que debía calmarse. Estuvo unos minutos callada. Sentada al lado de la camilla, suspirando y quejándose para si misma con largos lamentos. Al fin, levantó la mirada.
Alma: ¿Como estas tú...? (Apenada)
Roberta bajó la cabeza con lágrimas en los ojos.
Alma: Hija...
A Alma se le partió el corazón al ver así a su hija y la acogió entre sus brazos. Eso era lo que ella necesitaba, necesitaba el cariño de su madre. En eso, entró alguien. Las dos se quedaron paradas.
...: Roberta
Alma se levantó apresurada
Alma: Se que vienes a visitarla, pero ahora mismo no puede ser porque...
Roberta: ¡No!
Las dos mujeres que habían en la sala se quedaron sin palabras. Roberta había hablado. Su madre se volvió a acercar a ella, con lágrimas en los ojos
Alma: Mi vida... (Aguantándose el llanto) mi vida has hablado... (Acariciando sus mejillas)
Roberta se acercó al oído de su mamá y tras sus palabras, Alma decidió dejarlas solas, sin antes darle mil besos a Roberta, ilusionada. Una vez a solas, la mujer se acercó apenada
Roberta: ¿Como lo supiste? (Con una voz floja de no hablar en estos días) 
Mabel: Mi marido...
Roberta agachó la cabeza. Mabel vio una lágrima recorriendo su rostro, se sentó en la camilla y Roberta explotó en llanto. Era con la primera persona que hablaba; con ella sentía una muy grande conexión, raro entresus famílias, ya que no se llevaban. Roberta había ayudado a Mabel cuando tenía problemas con Diego, y aquella mujer siempre se lo había agradecido. Se aferró a ella en llanto.
Roberta: ¿Porque...? ¿Porque me hicieron esto a mi...? (Acrecentando su llanto)
Mabel: Tranquila preciosa (acariciando su cabello) todo va a estar bien ahora...

Mabel adoraba a esa niña. Era como la hija que nunca tuvo y le dolía ver la mala relación que tenían Diego y ella; siempre animaba a su hijo a que se comportara de otra manera con Roberta, pero solo recibía quejas y gritos por su parte. Así que la noticia de como Diego había cuidado a Roberta le llegó por sorpresa. Después de que Roberta se calmara se fijó en un osito que tenía cerca de ella, lo agarró.
Mabel: ¿Coco?
Roberta: ¿Que?
Mabel: Este es coco, el osito que le regalaron a Diego
Roberta le miró buscando más explicación
Mabel: Bueno... Diego no es un chico que muestre mucho sus sentimientos... Pero están ahí, coco es la prueba de ello (sonriendo) A coco se lo regalaron de muy chiquitito (hizo una pausa) ...su abuelo. Diego admiraba a su abuelo muchísimo y es lo único que tiene de él. Lo lleva a todas partes si es que viaja (acariciando al osito) y en su habitación siempre está a la vista
Roberta: (sorprendida) Me... Me lo regaló...
Mabel: ¿En serio? ¿Te regaló a coco? (Riendo) vaya... Al final tenía razón
Roberta: ¿Como...?
Mabel: Esas peleas... (Pensativa) esas peleas no eran más que un pretexto para...
Roberta, ruborizada, tapó la boca de Mabel con su mano
Mabel: Está bien, está bien (riendo) no diré nada, pero...(bajando la mirada) me alegra saber que no es como su padre (triste)
Roberta se sentó de rodillas en la cama y la abrazó. Mientras tanto, fuera de la infermería, Diego se había encontrado con Alma. A ella no le hacia mucha gracia que andará cerca de su hija, nunca lo había negado: ese niño no le caía bien. Pensaba de él que era un niño de papá y un clon de este.

somos sintonia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora