Después de ver como se baja del taxi sin mirar atrás y prácticamente huyendo de mí, no me apresuro para entrar. Le pago el dinero al taxista y bajo del auto con calma, dejando que el aire helado de la madrugada me dé de golpe en la cara.
Entro despacio al edificio y paso de largo el saludo del señor de la entrada cuyo nombre aún no recuerdo. Llamo al elevador y espero un par de minutos hasta que se abre frente a mí, ingreso y marco el número de mi piso.Miles de sentimientos se arremolinan en este momento en mi cabeza: enojo, tristeza, impotencia, frustración...
Llego a mi piso y con mucho desgano, me dirijo a mi puerta, paso junto a la de Emily y la miro con añoranza, como esperando a que salga a decirme que las cosas no están tan mal como hace un rato dijo que estaban.Entro en mi apartamento y me sumo en la penumbra del lugar, no hay sonido alguno, excepto el suave repiqueteo de una rama que golpea contra la ventana a causa del viento. A pesar de no estar fisicamente cansado, mentalmente estoy molido, no dejo de pensar en esas palabras, sus palabras; ese último susurro que supongo que ella no esperaba que yo oyera «si tan sólo hubieras llegado antes», me taladra el cerebro y me hunde en la miseria.
Es increíble cómo la vida te hace pensar que te está ofreciendo algo hermoso, algo perfecto, algo que esperas desde siempre, y estás tan emocionado con la perspectiva, que no eres capaz de ver las letras pequeñas de ese engañoso contrato, esas letras que contienen el «pero» que siempre hace que todo se vuelva turbio y complicado.
Encontrarme en esta situación, no era lo que esperaba cuando vine aquí; esperaba algo, no sabía qué, pero en definitiva, no era esto.
No hay sentimento más desagradable que ver la felicidad y la luz al alcance de tu mano, y no poder tomarla porque un cristal invisible se para justo enfrente impidiéndotelo.
No sé en qué momento pude conciliar sueño; dentro de mi maraña de pensamientos internos, olvidé tiempo y lugar y sólo me dejé estar, sin más.
Al despertar, veo que el dia está lluvioso; tal vez por eso no desperté antes, por el sonido arrullante de las gotas contra el cristal de la ventana. Miro el reloj en la mesita que está en frente del sofá donde pasé la noche y veo que son más de las once de la mañana de un lluvioso domingo.
Las ganas de levantarme, no están presentes, a pesar de llevar horas inconsciente y dominado por el sueño, no quiero levantarme y empezar una rutina diaria como si mi día fuera normal y feliz.
Me quedo acostado mirando los picos de pintura del techo, sumido en mis quejas ante la vida, hasta que una voz llega a mis oídos desde el pasillo.
—Buenos días —dice Austin. Lleva solo un pantalón corto y una camiseta sin mangas, por lo que asumo que se acaba de levantar. Inclino ligeramente mi cabeza hacia él.
—Hola Austin —bajo un poco más la voz y pregunto casi en un susurro:— ¿Christie ya se despertó?
—No —responde y luego se acerca a mi, se sienta en una silla frente al mueble y habla en voz baja.— Debes hablar con ella Denny, ella entenderá. Ella siempre lo ha sabido.
Medito un momento sus palabras, suspiro y respondo:
—Lo sé, pero no quiero herirla.
—Ella sabía a qué atenerse cuando vinimos —replica.— Siempre lo ha sabido y siempre te ha apoyado.
Se levanta y se dirige a su habitación. Sé que debo hablar con ella; no es justo ni con ella ni con nadie que le oculte las cosas, después de todo, Austin tiene razón, ella siempre lo supo.
No me gusta recordar los hechos que me trajeron aquí, son sombras amargas de mi pasado que no me dejan aún hoy en día, ver la luz de la vida completa.
Christie siempre fué mi apoyo y una fortaleza muy grande cuando más la necesité; no ha sido fácil para ella sobrellevar todas las situaciones pero las ha aguantado todas con estoicismo y con lealtad.
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Destino del corazón © •|TERMINADA|•
RomanceLa vida de Emily Blancquarts parece estar muy bien planeada, tiene un amor perfecto con su novio de hace cinco años Max y pronto empezará su carrera como fotógrafa. Tiene una madre, una mejor amiga y un hermano que la aman, pero su vida dará un giro...