Capitulo 3: No quiero perderte.

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Corro desesperadamente hacia arriba en la colina cerca del edificio donde vivo, no recuerdo como llegué aquí pero la necesidad de subir y subir me aprisiona el pecho y hace que mis pies se muevan con vida propia, es como si un imán gigante estuviera plantado en la punta de la alta montaña y mi cabeza tuviera otro, que me atrae irremediablemente hacia allá.

Siento una gran ansiedad por llegar y ver lo que me espera, como un drogadicto pensando en la sensación de su próxima inhalada, me urge, me llama, y no me deja pensar con claridad.

Llego a la cima y veo tres árboles en hilera, uno más grande que el otro, me hacen sombra y bloquean lo que hay del otro lado, aún así puedo percibir una débil luz que emana desde el suelo y se extiende hacia lo más alto, mi corazón late a mil por hora y sé que lo que sea que vine a buscar, se encuentra allí soltando ese resplandor verdoso.

Me acerco lentamente con temor y ansiedad a partes iguales. Conforme la silueta del otro lado se hace más clara, puedo ver que es una persona, está de espaldas y es él quien irradia esa luz verdosa y tranquilizante.

—¿Hola? —digo en tono dudoso, aún no se porqué estoy aquí a mitad de la noche y no en mi cómoda cama, en mi habitación durmiendo plácidamente

—Hola Emily —dice una voz tan dulce como conocida— No tienes ni idea de hace cuanto te estoy buscando.

Voltea lentamente y lo veo, los ojos de Denny me miran con brillo especial, diferente; no me asusta pero el tono de su voz me inquieta, siento una paz enorme, pero se ve opacada por la intriga de saber el porqué me la transmite.

El tono de llamada me despierta de manera repentina, busco a tientas el celular con mi mano derecha mientras con la izquierda levanto las sábanas que me envuelven. Estoy sudando a mares y la adrenalina por el susto del ruido celular recorre mis venas y hace que mis manos tiemblen. Muy desorientada miro la pantalla de mi móvil y es una llamada de mi mejor amiga.

—¡Adivina qué me acaba de pasar! —el grito ensordecedor de Amber me hace alejar del auricular lo más posible mientras mis ojos aún se acostumbran a la luz del sol que se cuela por la ventana— Mejor no, nunca lo adivinaras, conocí a un chico hoy en el supermercado, ¿puedes creerlo? ¡en el supermercado!... es super guapo, se llama Austin, me invito a salir y...

—¡Amber! —la interrupo en medio de su relato de amor.

Amber es mi mejor amiga, la conocí hace tres años cuando se mudó a la ciudad e ingresó a hacer su último curso en el mismo colegio donde yo estudiaba. Está un poco (muy) loca, es muy bonita, es un polo totalmente opuesto a mí y no le va muy bien en el amor, tiene el defecto de enamorarse rápido y luego sufrir mucho cada ruptura.

—Cálmate un poco, aún no son las nueve y ya me estás desesperando, respira.

—Lo siento Mills —se disculpa pero puedo imaginar una sonrisa tras el teléfono.— Mejor te lo cuento en persona, ¿paso hoy por tu casa?

—Claro Amber —respondo entusiasmada. Desde el domingo pasado no la veo, hablamos constantemente por mensajes pero no es lo mismo. Ella vive al otro lado de la ciudad, literalmente, y con ambas trabajando entre semana sólo podemos vernos los fines de semana.— Hoy es mi último día de trabajo de esta semana, ¿que te parece si te quedas a dormir? Mañana es sábado y a mamá no le importará.

—¡Si! Paso hoy después de almuerzo, te aviso para que no estés de cariñitos con Max cuando yo llegue —Amber quiere mucho a Max; son buenos amigos, pero en vista de sus constantes decepciones amorosas, no puede evitar sentirse un poco celosa por mi relación con Max, no son celos malos, solo son aspiraciones de lo que ella desearía tener.— Nos vemos en la tarde Mills, adiós.

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora