Capítulo 28: Conexión

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—Emmm... debo irme —se gira y besa a su novio— nos vemos más tarde, amor —me mira sin verme realmente—, adiós, Denny.

Es muy duro verla en plan enamorada con cualquier persona y pensar inevitablemente que esa persona debería ser yo pero que por la mierda de la suerte, no es así.

Su actitud es de obvia incomodidad para conmigo, me duele; ni siquiera me mira a los ojos, esos ojos que tanto me cautivaron desde el primer día, ni siquiera me quieren mirar de reojo.

Pero la entiendo, después de todo yo fuí quien dijo que hiciéramos de cuenta que nada pasó.

Antes de que las puertas del ascensor se cierren, se gira y hace un ademán de adiós con su mano, pero de nuevo evade mi mirada. Se cierran totalmente y su novio y yo quedamos de frente. Un silencio incomodo, pero en realidad no hay nada que decir.

Me volteo con intenciones de ir hasta mi puerta pero la voz del chico al lado de la puerta me detiene.

—Sé que la besaste —su tono no demuestra enojo, más bien orgullo como si presumiera que a pesar de todo ella está con él.

Un atisbo de sonrisa se dibuja en su rostro pero yo no tengo nada que decir. No le daré explicaciones de nada. Ante mi silencio, Max continúa:

—Ella me lo dijo —me saca casi una cabeza, es realmente alto, pero no me intimida en lo absoluto—, sólo quería decirte que debes alejarte de ella. No le compliques la vida; llevamos cinco años siendo felices y un... —me mira de arriba a abajo con desdén— chico como tú, no va a dañar eso.

—Eso —replico—, no debes decírmelo a mí. Yo estoy soltero y puedo hacer lo que yo quiera, es ella la que está comprometida y yo no la obligué a nada. Este discursito —recalco la palabra con disgusto—, o lo que sea, no va para mí. No haré o dejaré de hacer nada porque tú me lo pides. Así de simple.

No espero respuesta y me encamino a mi apartamento, pero el chico me agarra del brazo haciendo que me gire sorprendido y con el ceño fruncido.

—Lo digo en serio —me suelto bruscamente de su mano.

—Tambien yo.

Nos desafiamos con la mirada sin decir más. En la suya hay odio, rencor, tal vez envidia; no lo sé. En la mía hoy dolor disfrazado de ira.
Una voz desde adentro nos sobresalta y termina con la batalla de miradas que habíamos iniciado.

—Denny, llegaste —dice Austin sonriente—, te estaba esperando, ¿vamos?

—Sí, no tengo nada que hacer aquí.

Mi hermano me pasa un brazo por los hombros en gesto de camaradería y empieza a decir cosas que en realidad no escucho. Abre la puerta y una vez estamos ambos adentro, empieza:

—¿Qué pasó con el novio de Emily? —pregunta serio.

—Nada.

—¿Le estás buscando problemas? —acusa— No debes hacer eso. Él es su novio. Su novio —recalca la palabra.

—Lo sé —suspiro—, pero yo no le dije nada; él me dijo que me alejara y yo solo le dije que no haría nada que él me dijera.

—Denny... —se prepara para explicar algo como si fuera lo mas importante del mundo—, él es un buen chico —lo miro con incredulidad—, no me mires así, lo es y él no tiene la culpa de lo que les pasa a ustedes. Nadie la tiene.

Despues de que Vega me advirtiera de las repercusiones de romper el vínculo, lo pensé; si soy sincero lo dudé y estuve a punto de ceder pero no podía hacerle eso a ella. Mi felicidad me importaba un comino pues sabía que solo la tendría con Emily, pero al ser imposible, había renunciado a encontrarla. Ella sí tenía esa felicidad: su novio; y al romper el vínculo la condenaba a ella también a no ser completamente feliz.

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora