Bonus

466 79 21
                                    

Se levanta y murmura unas palabras hirientes: «tú lo hiciste». Verla alejarse de a poco me llena de tristeza y melancolía y me repito a mí mismo muchas veces que es lo mejor. Sólo quiero que ella esté bien, que no se sienta presionada y que su vida vuelva a la normalidad. Agacho la cabeza con derrota sintiendo todo el peso de mi estrujado corazón. Es lo mejor.

Pero duele tanto.

¡Dios! Esperé tanto el momento de encontrarla, pasé horas imaginando como sería esa persona especial que la vida me prometió y al encontrarla no me decepcioné en lo absoluto; ella es todo lo que hubiera podido pedir en una mujer, incluso más; es bonita, inteligente, y por diversas razones la vida nos quiere juntos.

Sólo está el gran problema: su novio.

El destino nos unió tarde o tal vez solo fué un error. Siempre hay prototipos mal hechos en una serie de experimentos y eso siento que somos: un experimento de la vida que salió mal.

Empiezan a caer unas gotas en mi nuca y levanto la cabeza; los niños y sus madres que están en el parque empiezan a irse apresuradamente a resguardarse de la lluvia que está por llegar.

Debo hacer algo. Necesito hacer algo. Y en este momento lo único que se me ocurre es recurrir a Vega para que me dé una solución.

Vine aquí con muchas dudas y escepticismo y por eso me mostré tan reacio a creer nada de lo que la loca dijera.

Sé que fuí un grosero e inmaduro pero la necesidad tiene cara de perro, así que aquí estoy, de camino a la casa de Vega, desandando los pasos que recorrí con Emily hace unos minutos.

Llego a la puerta y vacilo en frente del citófono. Muevo mi peso de un pie a otro para canalizar los nervios; finalmente me decido por tocar el timbre y esperar respuesta del otro lado.

Entra, Denny.

Bruja tenía que ser.

Entro nuevamente al sucio pasillo pero esta vez un señor de más o menos cuarenta años está saliendo de una de las puertas de la derecha. No tiene cara amable e ignora completamente mi «buenas tardes». No le presto atención y continúo mi camino por las ya conocidas escaleras, me dirijo a la puerta de Vega y esta está abierta; doy un par de pasos hacia adelante y miro con recelo a la mujer que está en su silla tras la mesa con los ojos cerrados.

Me pregunto a mi mismo porqué volví y no obtengo respuesta alguna, excepto tal vez un «por pendejo» que me susurra mi conciencia.

Las cosas no salieron como creyeron, ¿verdad? —pregunta sin abrir sus ojos.

—Necesito ayuda —exclamo sin rodeos—, la magia de equivocó, nosotros no podemos...

La magia nunca se equivoca, ustedes son dos mitades de un solo ser.

—No es así —replico—, ella está enamorada y obviamente no es de mí, así que dígame si me puede dar alguna solución.

No es algo a lo que solo puedas renunciar —empieza con su discurso—, esto es un regalo y no lo puedes rechazar. Ustedes...

—Bien, gracias —respondo irritado. Esta mujer no va a ayudar, no necesito escuchar su retahíla de rimas y palabras sabías.

Regalo. Pfff.

Me devuelvo camino a la puerta dispuesto a marcharme; estoy a dos centímetros de tomar el pomo, abrir y largarme para nunca volver cuando su voz me detiene.

Existe la opción de romper el vínculo.

El corazón me da un vuelco con esas palabras. Una hilera enorme de nervios me nace desde el estómago hasta la garganta y al pasar por el pecho empieza a dificultarle la respiración.

Me giro bruscamente con la mirada ligeramente ensombrecida y la ansiedad a flor de piel.

—¿Qué es eso?

Es una opción no muy solicitada, devolver la magia no es fácil, pero no es imposible —voy a interrumpir para pedir detalles pero ella continúa:—. Antes de tomar cualquier decisión, las consecuencias debes conocer. El vinculo mágico se romperá, pero el emocional no. No detendrá que te enamores o que ella lo haga.

»Ahora, no te desprendes de su alma y empiezas de cero; así no funciona. Al momento de romper el vínculo, este no desaparece, sino que solo hace eso: romperse.
Su alma y la tuya estarán sin su mitad, vagando, solas y nadie la reemplazará. Nunca podrán llegar al máximo de felicidad con nadie, nunca se sentirán completos y es irreversible. No es necesario el consentimiento de ambos, con que uno quiera renunciar es suficiente. Pero piénsalo bien Denny, no vayas a cometer una estupidez en un arranque de ira. Yo no puedo persuadir tu decisión, mi labor es como te dije antes: ayudar. Y actúo bajo sus mandatos. ¿Estás dispuesto a dejarlo todo?



Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora