Capitulo 11: Será interesante.

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—¿A qué te refieres con anormal? ¿Estás loca? —pregunta Amber con tono bromista. Pero cuando se voltea a mirarme, noto preocupación en sus ojos— ¿Estás bien Mills? —dice ahora seria.

—No —balbuceo casi hiperventilando, me cuesta mucho respirar y la vista la tengo borrosa—. Tenemos que irnos Amber. Me tengo que ir —no sé porqué estoy tan desesperada pero estoy teniendo un ataque de nervios horrible e incontrolable— ¡Sácame de aquí!

Amber toma mi bolso, mi peluche y me da la mano. Me saca del baño como a un abuelito que están ayudando a cruzar la calle. Afuera están Denny y Austin conversando y apenas nos ven se acercan a nosotras.

—¿Qué le pasa? —pregunta Austin preocupado.

—Algo le cayó mal. Debemos irnos —responde Amber sin dar detalles, cosa que agradecezco.

Por mi parte, yo no puedo hablar, estoy caminando como un zombi y me siento muy mareada. No escucho la voz de Denny en ningún momento en el camino a casa, talvez se fué sólo o simplemente está callado, no lo sé. Tampoco sé cómo llego a mi apartamento, no recuerdo nada después de decirle a Amber que nos fuéramos. Es como si mi mente estuviera en un lago profundo desde donde no puedo oír, decir o entender nada.

•••

Amanezco en mi cama con un terrible dolor de cabeza, como si fuera resaca por alcohol. Mi mente intenta encontrar una explicación razonable para lo que pasó ayer. Todas las respuestas que obtengo van en contra de toda la razón y la lógica del mundo normal. Aunque pensándolo bien, ¿Qué es normal?

Últimamente no sé el significado de esa palabra, cada pensamiento cuerdo no parece encajar con la situación en la que me encuentro. Es difícil solamente imaginar que esa clase de cosas te pueden pasar a ti. Después de veinte años de vida normal, lo sobrenatural no puede aparecer así no más y esperar que me lo tome a la ligera.

Pero lo que más me inquieta es que esa sensación del momento de congelamiento del mundo, no me desagradó, en lo absoluto. De hecho me gustó, sentí mi vida completa, sentí fuerza, vitalidad. Me sentí parte de Denny y como si él fuera una parte más de mi ser, en el momento en que tomé su mano, tuve un instante de locura en el que pensé que él no podía faltar en mi vida, que ya estaba aquí y que simplemente no se podía ir.
Lo necesitaba. Lo deseaba. No de una forma normal como cuando te gusta un chico, sino como algo más profundo, menos superficial.

En ese momento pensé que sería capaz de dar mi vida por él y estaba segura que él la daría por mi. Era como si lo conociera de toda la vida o como si toda la vida hubiera estado esperando su irrupción en la mía.

Salgo de mi habitación en dirección a la cocina para buscar algo para aliviar el dolor, miro el reloj de la pared; son más de las once de la mañana. Llego a la cocina y allí está Amber preparando café. Está en pijama y tarareando una canción.

Los efectos del enamoramiento.

—Hola Berry —me acerco al mesón y me siento en la silla que está en frente de ella.

—Hola Mills —dice con una sonrisa— ¿Como amaneciste?

—He tenido mejores días.

—¿Ya me puedes contar qué pasó con Denny?

Le cuento todo tal cual lo recuerdo, ella es la única persona que estoy segura que sin importar qué le contara, no me tomaría por loca o por mentirosa. Amber tiene una mente increíblemente abierta a todo en el mundo; si un alien se le aparece en la puerta de su casa diciéndole que la quiere abducir, ella en vez de asustarse lo invitaría a tomar té o algo.

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora