Capítulo 38: ¿Sabes cuánto pesa un oso polar?

531 72 38
                                    

De todas las cosas que pude imaginar que podían salir mal, esta no estaba ni remotamente en mis ideas; su exnovia embarazada. No lo puedo creer, justo cuando aceptamos la magia, cuando nada parecía poder separarnos, cuando todo tenía buen pronóstico, esto pasa.

No culpo a Christie, de hecho ni siquiera a Denny, ellos estaban juntos y por lo tanto esas son cosas que pueden pasar. Culpo al maldito destino, a la infortunada creencia del amor y a la vida por hacer que esto pase cuando pensé ser tan feliz. Tal vez me lo merezco; tal vez es la manera que tiene ese ser allá arriba de castigarme por jugar con Max o por creer en palabrería barata.

Cuando reparo de nuevo a mi alrededor desde mi cómodo sillón, noto que la penumbra me rodea, deben haber pasado un par de horas desde que me encerré.
Como un destello de luz, a mi mente llega la idea que Austin puede contarle a su hermano que estuve planeando la velada; pero él no se puede enterar, ni siquiera sé cómo afrontar el tema, o como discutirlo con él, no puedo llegar y decir «Hola, planeaba tener una noche fantástica contigo pero escuché que tu ex estaba embarazada, lo siento, ¿como lo llevas?»

Tomo mi celular de la repisa donde lo había dejado antes de salir hace unas horas y marco el número del rubio. Cuando responde, aclaro mi garganta y ruego al cielo que la voz no me salga tan quebrada como la imagino.

—Hola, Austin —pudo sonar peor.

Hola, Mills. ¿Ya acabaron su noche tan temprano? —dice con mofa. Trago saliva para devolver el nudo que me ha formado.

—No, Austin —respondo lo más casual que puedo. Cierro los ojos con fuerza para detener el mar que amenaza con salir y continúo—. Veras, tuve que salir porque... Brenda me llamó de urgencia —miento con lo primero que se me vino a la mente—, así que no pude hacer nada. Te agradecería que no le dijeras a Denny, se suponía que era una sorpresa y tal vez lo haga otro día y no quiero que lo arruines.

Por un momento pensé que Austin no se iba a tragar ese cuento tan mal dicho, pero pasados unos tres segundos de silencio, responde:

No te preocupes, no diré nada. Iré entonces con Denny para invitarlo a hacer algo.

—Sí, está bien. Es su cumpleaños después de todo. Gracias, Austin.

Cuelgo el teléfono y me hundo de nuevo en mi asiento. Necesito hablar con alguien pero Amber es conexión directa con los Rogers y Max no es exactamente a quien debo acudir por problemas de amor.

Se me ocurre una idea desesperada, bueno, no tanto; pero si le dije a Austin que estaría con Brenda, ella puede ser una opción; ella sabe escuchar y tal vez sea buena consejera.
Tomo el celular de nuevo con la intención de comunicarme con ella, cuando unos golpes a la puerta me dejan petrificada en mi lugar. Debe ser Denny; nadie más pasa por acá.

Recojo despacio las piernas en el sofá mientras mis ojos se aguan y mi corazón late a mil por hora. No puedo verlo ahora.

¿Princesa? —dice desde el otro lado.

Su llamado duele como un hierro atravesando el corazón, mi conciencia masoquista solo repite la maldita frase de «Va a tener un bebé con otra», haciendo más agudo el pinchazo. Toca un par de veces más y el ruido cesa.

Me acerco de puntas a la puerta y espío por la mirilla que me deja ver una distorsionada imagen de Denny entrando a su apartamento. Vuelvo a mi plan original y llamo a Brenda; no tenía nada que hacer así que quedamos de vernos en una hora.

No me cambio de ropa, solo tomo una chaqueta y mi bolso; antes de salir, miro que Denny no esté saliendo de su apartamento y como si estuviera escabulléndome de una prisión, salgo mirando a ambos lados.

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora