Capitulo 19: Escucha a tu corazón.

656 87 29
                                    

Luz verde y tenue. Frío, mucho frío. Corría y corría pero las casas que pasaban por mi lado no parecían cambiar, era como correr sobre una gran esfera, siempre volviendo al principio y sin llegar a ningún lado en particular.

Las piernas me ardían, pero tenían vida propia; mi mente decía que debía detenerme porque era peligroso, pero mi cuerpo no respondía e iba inevitablemente hacia esa luz inalcanzable, hacia ese espejismo.

No había luna, el cielo era una capa negra y densa que no dejaba ningún pequeño hueco por el cual pudiera entrar claridad. Solo veía aquel punto. Ansiaba llegar a él para darle un descanso a mis piernas que lo imploraban. El halo se iba haciendo grande y claro. Apareció Denny saliendo de él, estiró sus brazos, llamándome; sentí una felicidad inexplicable y abundante. Conforme se acercaba mi emoción crecía más y más.
Cuando estuvo lo bastante cerca para tocarlo, me atravesó sin ni siquiera verme, volteé desconcertada por mi aparente invisibilidad y lo vi llegar a ella, abrazó con fuerza a la rubia y la besó con amor.

Desperté de golpe.

Anoche -o más bien esta madrugada-, aún con la mente en Júpiter, mi cuerpo estaba exhausto por distintos motivos, así que al tocar la superficie de mi blanda cama caí en un profundo sueño que abrió mil posibilidades a mi imaginación para mostrarme en mi inconsciencia lo que quisiera. Y no había sido agradable.

Ni siquiera en sueños, la presencia de Denny deja de atormentarme. Mi frente está cubierta de sudor y respiro entrecortadamente. Los sentimientos encontrados hacia mi vecino son innegables, pero mi curiosidad por saber que pasa, ha bajado demasiado. No quiero esto. La intranquilidad en la que su llegada me sumió, me tiene al límite de la locura.

Me quedo un buen rato mirando la esquina de mi escritorio hasta que mi celular suena; miro la pantalla y aparece la foto sonriente de Max. La culpa y la tristeza se apoderan de mi y por primera vez en muchos años, ignoro su llamada deliberadamente. No puedo hablar con él, no ahora, no hasta que mis pensamientos estén claros.

Pongo el celular en vibrador y me dirijo a la ducha. Me quedo bastante más tiempo del normal bajo el agua caliente.

Cuando estoy en la ducha es como si todo lo demás se apagara; allí puedo pensar, hacer oídos sordos al mundo, debatir con mí misma y sacar explicaciones lógicas para lo ilógico. Mientras el agua resbala por el cuerpo, la mente tiene valor y se imagina mil escenarios en los cuales es fácil enfrentarse a todo, allí nada es imposible y los problemas se ven lejanos y ligeros como el vaho que emana por la temperatura del agua.
¿Porqué llegó a mi vida? ¿Porqué me está acabando con la paz que tenía antaño? Mi vida era feliz, así la sentía: completa. ¿Porqué ahora siento que no lo estaría sin él?

Después de gastar suficiente agua como para sentirme mal por no cuidar el planeta, salgo y me visto.

Necesito estar sola. Necesito aclararme.

Salgo y Amber está con Austin preparando el almuerzo, son pasadas las doce del mediodía.
Lo primero que hago es dar un fugaz vistazo a la estancia para asegurarme de que él no está aquí. No está. Los tórtolos ríen y hablan en confidencia, con cariño y hacen que todo se vea tan simple, que por un momento siento una punzada de envidia.

—Hola, chicos —saludo y los dos se voltean a mirarme.

—Hola, Mills —saludan al tiempo y se miran.

¡Dios! hasta son sincronizados. Los odio.

El edificio consta de diez pisos y una hermosa azotea; en verano el sol cae placenteramente en ese lugar y suelo ir allí a leer cuando necesito desconectarme. Decido ir hoy allí; presiento que con mi suerte, si voy a algún otro lado, me encontraré casualmente con Denny, así que mejor me quedo cerca. Oculta a simple vista.

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora