Destino del corazón © •|TERMINADA|•

Capítulo 41: ¿Cómo lo supo?

Amber se fue pasando las nueve, después de estar un rato con su novio, ya era tarde y el viaje a casa era largo. Compré pizza para la cena, no soy exactamente de cocinar, y menos para mí sola, así que eso era lo más factible.
Empiezo a empacar las primeras cosas y siento una nostalgia enorme; entre mis cosas encuentro la cadena del lobito y no puedo evitar un suspiro. Max lo era todo, y me ofrecía su amor incondicional y yo solo... Lo dejé ir. No anhelo que vuelva, porque los sentimientos no se pueden controlar y ahora no siento más que amistad por él; sin embargo saber que lo tuve todo y lo perdí por nada me deja una sensación agria en el estómago, deseando volver el tiempo unas semanas atrás y evitar conocer al chico de los ojos color miel.
Sentada en el piso de mi habitación, rodeada de muchas cosas que empiezo a empacar pero termino mirando y recordando cómo llegaron allí, encuentro la nota de Denny:

«Los caminos del destino son tan impredecibles como la importancia que tienen las personas una vez que entran en nuestra vida»

Sí que tiene razón, no pensé que aquel chico con el que choqué sin querer en aquella parada de buses, se posicionaría en un lugar tan importante en mi corazón. Quien diría que la magia existía y que ésta nos unía y por sobre todo, quien diría que todo se iba a ir al traste. Me repito a mí misma que así es como debían pasar las cosas, que es lo mejor y que la vida me depara algo mejor en la ciudad, que esa es la razón por la que se me dió la beca.

Sé que fuí una cobarde al no preguntarle a Denny directamente y tratar de hablar las cosas, pero no quería que me viera con el corazón roto. Orgullo tal vez o un intento por conservar la poca dignidad que me queda, pero de cualquier manera, me niego a que él me vea llorando o sufriendo por su causa, así que la solución más digna es ser indiferente y huir.

Que infantil.

La conciencia no entiende.

Es más fácil para mí que cuando Denny vuelva yo ya no esté, no sabrá en qué parte de la ciudad estaré y con el tiempo olvidará.
La memoria es selectiva y solo recuerda lo importante y si ahora va a empezar una nueva vida, sus prioridades cambiarán hasta que mi paso por su vida se disuelva para quedar en nada.

Pero lo amo. ¡Dios, lo amo tanto! Y me duele de sobremanera irme; sin hacerlo aún, siento que parte importante de mí se queda con él, que ahora que sé que la magia existe, siempre sabré que la tuve y que se fue y nunca me sentiré completa de nuevo ni experimentaré todas las sensaciones que Denny despertaba en mí con nadie más. Es que todo con él es más profundo, más apasionado, viene del alma y hasta su simple compañía me da felicidad.

¿Cómo se puede ser mínimamente feliz después de conocer la felicidad absoluta?

Quisiera que Max no tuviera que verme en esta situación. Sé que no lo hará, pero en mi fuero interno imagino que él tiene las palabras «Te lo dije» tatuadas en la frente y dedicadas a mí. No sé cómo esté llevando él nuestra separación; a mí me dice que está bien pero sé que solo lo hace para no hacerme sentir mal, lo conozco y sé que se guarda sus verdaderos sentimientos.

¶∆¶∆¶

Es extraño sentir que hoy es mi último día en este instituto, no es que haya hecho montones de amigos o vida social en estas semanas que he estado acá, pero ya me acostumbré y será diferente pasar de un instituto con menos de mil estudiantes a una universidad con más de cinco mil.

Le dije a Brenda esta mañana que me iba y me propuso que no asistiéramos a clases y fuéramos a comer como despedida, acepté pero aún así debo diligenciar unos documentos para mi traslado.
Son casi las once y le propongo a Brenda que llame a Tom; el chico me cae muy bien y también quiero despedirme de él.
Llamo a Amber y le comento que estaré fuera, anoche hablamos mucho y lloramos recordando y eso fue como nuestra despedida, pero le aviso para que no vaya a llegar a mi apartamento porque no estaré.