Al parecer la voz de mi visitante también está un poco ausente.
No sé exactamente qué expresión tengo ahora pero una sonrisa de oreja a oreja no es; tal vez por eso su mudez.
Después de pasar por varias gamas de color rojo en su cara, parece que encuentra su voz:
—Amor... —empieza dubitativo.
—¿Qué haces aquí?
No debió sonar tan no contento pero es lo mejor que puedo decir ahora mismo con todo lo que está pasando. Mirarlo a los ojos, lo único que me dice es que si bien aún lo quiero, ya no es como antes y que tal vez mis sentimientos hacia él se están volviendo un poco etéreos. Sólo tal vez.
—Necesitaba verte —susurra, y con los ojos analiza la alfombra de mi habitación—. No contestabas mis llamadas y no querías hablar conmigo; no supe qué más hacer. Lo siento.
Yo hice técnicamente lo mismo con él, y debo decirselo, pero el orgullo me lo dificulta; él lo tomará a su favor.
Es complicado recriminarle algo cuando él podría recriminarme por lo mismo.Aunque tal vez si sabe lo que le hice, pueda hacerse una idea de lo que yo sentí.
Los párpados me pesan; me arden. Sólo quiero descansar y verlo a él ahí no ayuda a mi asqueroso mal humor. Me debato entre sacarlo a gritos o abrazarlo y seguir llorando.
—No debiste venir —mi tono es suave, sin fuerzas—. Ahora, quiero dormir...
—Em, no me rechaces cariño, no sé porqué...
—Exacto. No lo sabes —la ira llega de repente y sólo quiero que se sienta mal, como yo me sentí—, no sabes lo que pasé... pero si quieres hacerte a una mínima idea, te digo esto: me besé con Denny. Y me gustó.
Veo como su rostro se descompone rápidamente, el dolor es reemplazado por la rabia y aprieta sus dientes con fuerza; cierra los puños y mira hacia otro lado.
Se levanta de la cama, bota la rosa al piso y de dos zancadas llega hasta a mí. Mi ceño ha estado fruncido pero al ver la manera en que se acerca, siento temor y doy un paso atrás.
Su rostro queda a poca distancia del mio.—Mientes —escupe entre dientes—, es mentira.
—No me interesa si no me quieres creer —mi voz suena fuerte pero las piernas me tiemblan. Totalmente obstinada a que él lo note, me muevo un poco, con una mano abro la puerta completamente y con la otra le indico que salga de mi habitación. En su semblante se pelean las reacciones y puedo ver su confusión—. Retírate.
Cualquier cosa que se atraviesa por su mente ahora, no le deja responder o no encuentra las palabras en su caja torácica. Sin mirarme, pasa por mi lado casi empujándome, toma el pomo de la puerta y sale dejando un gran portazo.
Miro a la puerta por unos instantes como pidiéndole un consejo al pedazo de madera. Me recuesto en mi cama y en pocos minutos el cansancio me vence.
Fué un descanso limpio, sin sueños ni pesadillas. Sólo la paz de la inconsciencia. Despierto y al mirar la ventana, noto que ya no es de día; el reloj indica que son las seis y media. Me levanto y salgo a la cocina; no he comido desde esta mañana y mi estómago empieza a hacer sus respectivos reclamos.
Un olor delicioso a comida entra por mis fosas nasales conforme me acerco y al llegar, veo a Max enfrente de la estufa, con una pinza un su mano y con un plato lleno de piezas de pollo en la otra.
Lo observo desde el pasillo sin asimilar que está aquí, pensé que se había ido después de lo que le dije.¿Sería capaz de envenenarme?
No, imposible.Aclaro mi garganta para que él note mi presencia y él gira en mi dirección. Apaga el fogón y deja el plato con el pollo en la encimera. Se limpia las manos y se acerca con sutileza a mí.
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Destino del corazón © •|TERMINADA|•
RomansaLa vida de Emily Blancquarts parece estar muy bien planeada, tiene un amor perfecto con su novio de hace cinco años Max y pronto empezará su carrera como fotógrafa. Tiene una madre, una mejor amiga y un hermano que la aman, pero su vida dará un giro...