El insomnio invadió a Camila.
Giraba de un costado a otro sobre la cama, cuidando de no despertar a sus mascotas que dormían plácidamente junto a ella. Se tapó y destapó con la sábana en varias ocasiones hasta que finalmente decidió salirse del cuarto. Se acercó a la puerta del balcón y la abrió un poco, filtrándose a través de ella el aire helado de la noche y el cual saludó felizmente moviendo la cortina.
Se recargó en el barandal que da al inmenso cielo lleno de estrellas que desemboca en el vasto y escandaloso mar. A pesar del frío que sentía, disfrutaba de la vista que fue arruinada al instante, al percatarse de dos hombres parados cerca del acantilado y mirando fijamente hacia donde ella estaba.
—¡Pervertidos! —exclamó en voz alta al momento de acomodarse la bata negra que se había puesto para salir.
Cerró la puerta de cristal de un golpe que resonó fuertemente despertando a sus mascotas. Ambos, atontados al levantarse, se acercaron a Camila quien estaba parada junto a la ventana.
La observaron asomarse misteriosamente en varias ocasiones entre las cortinas, que se encontraban cerradas en ese momento, tapando el amplio ventanal.
—¿Qué sucede Camila, qué es todo este escándalo? —Misha conservaba la serenidad pero con un toque de fastidio.
—Unos pervertidos me miraban. —Decía visiblemente molesta.
—¡Yo los espanto! ¡ Yo los espanto! —A unos minutos de haberse despertado, Du se sentía rebosante de energía.
Misha se asomó junto a Du, buscando toparse con la mirada de los pervertidos que mencionaba Camila, pero al no ver nada, decidieron acostarse de nueva cuenta en la cama.
—Ya los espantaste Camila —dijo burlona Misha.
—¡Calla! Al menos eran humanos. ¡Los únicos humanos alrededor y son unos pervertidos! —Examinó hastiada.
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Guardianes de almas
FantasyDesde pequeña, Camila ha visto el mundo de singular manera, muy diferente a como lo ven los ojos de los demás. Después de conocer a Jerome y a Bruno, su vida dio un giró inesperado, pero pudo entender el origen de su rareza. Foto: Pexels.com