Se pararon frente a una gran barda de piedra a una cuadra del malecón. Una vez dentro, observó el enorme jardín meticulosamente arreglado con arbustos, flores de colores y árboles frutales. En medio del lugar, había un pequeño estanque lleno de peces dorados, y a un lado de éste, cómodas bancas alrededor. Como toque final, un delgado pasillo techado rodeaba majestuosamente el jardín y conectaba a la vez, a todas las habitaciones entre sí .
—Aquí dormirás, —dijo autoritario Bruno.
Era un pequeño cuarto donde no había nada más que un colchón con varias cobijas y almohadones encima, una pequeña mesa, dos silla y unas repisas incrustadas en la pared.
Camila contempló la recámara por unos momentos pensando en que era sencilla pero agradable y confiaba en poder dormir tranquilamente en ella. Al voltear de nuevo hacia Bruno para agradecerle se percató de su ausencia. Junto a ella solo se encontraba Jerome, quien enmarcaba su rostro con una sonrisa de oreja a oreja.
—Ten un poco de paciencia con Bruno. —Dijo al ver el rostro perplejo de Camila—. Así es el. Al principio es inevitablemente desconfiado y puede llegar a ser muy gruñón. Pero con el paso del tiempo, descubres un enorme corazón y un muy buen amigo. —Hizo una pausa—. Intenta dormir un poco en lo que queda de la noche. Descansa.
Camila se recostó sobre el colchón, sintiéndolo muy cómodo a diferencia de como lucía a simple vista, y se cubrió con una de las esponjosas cobijas.
Al igual que muchas noches Camila no conseguía conciliar el sueño. Pensaba en el para qué dormir si en menos de dos horas, los rayos del sol inveitablemente comenzarían a salir.
Después de meditarlo un poco, se levantó y salió silenciosamente de su habitación. Se acercó al estanque donde los peces de inmediato se acercaron hacia donde ella estaba. Curiosa, decidió jugar con ellos caminando al principio para luego correr alrededor del estanque, a lo que los peces alegremente, la seguían.
—¿Estos animales acuáticos no duermen acaso? ¿Sufren al igual que yo, pequeñas criaturas? —Dijo mientras se arrodillaba a acariciar las cabezas que sobresalían del agua.
Recordó el malecón cerca de ahí y se encaminó hacia el, descalza y cubierta con tan solo una bata morada. Al dar vuelta en la esquina, su mirada se topó de inmedaito con el hermoso mar. Se quedó ahí, encallada, sobre la barda perimetral de piedra.
No pudo evitar pensar en Jerome y Bruno. Quién iba a pensar que en días anteriores los consideraba unos pervertidos y ahora estaba junto a ellos en una Isla en medio del mar.
Se percató que ambos chicos eran muy diferentes entre sí: por un lado Jerome, siempre había sido cortés y amable con ella desde el principio, en cambio Bruno, desconfiado, frío y seco. Estancó su pensamiento en Bruno por unos minutos. Recorrió mentalmente el cuerpo de éste, de pies a cabeza, cosa que la hizo estremecer. Camila no había pensado que ese hombre huraño fuera guapo, hasta ese momento. El solo considerarlo, le puso la piel de gallina.
—¡Fuera, fuera de mi mente, ser pervertido y diabólico! —Gritó al aire.
—¿A quién le dices esas cosas? —Se escuchó una voz detrás de ella.
Al girar, se topó de frente al rostro de Bruno, quien la miraba serio.
—A nadie. —Respondió nerviosa.
—¿Deseas escapar?
—Sólo admiro la belleza de esta vista y me pregunto... —respondió titubeante.
—¿Te preguntas...?
—...Me pregunto como puede sobrevivir esta isla. Si llega una tormenta, un huracán o un maremoto, ¿cómo es que esto no se viene abajo? ¿No se hunde? Es la naturaleza de la que hablamos y a veces llega con mucho coraje. —Decía inmersa en sus pensamientos.
—Esta protegida con magia. —Respondió solemne.
Explicó paciente sobre el campo protector construido alrededor de la Isla, que filtra lo que entra, como por ejemplo, la fuerza de un huracán. El campo bloquea la potencia de las olas, pero no la lluvia, el aire o los pájaros, así está hecho desde un inicio.
La Isla se encuentra edificada sobre los yacimientos en una de las áreas de mayor energía de la Tercera Dimensión, explicó, lo que la hace aún más fuerte. Agregó que no se puede entrar o salir a libertad de la Isla ni ir más allá de unos cuantos metros nadando en el mar debido al campo protector. La única manera viable de entrar o salir es hacerlo a través del vórtice de aire que solo los Guardianes pueden usar.
—¿Vórtice de aire? ¿Tercera Dimensión? —Preguntó llena de curiosidad.
Bruno miró extrañado el rostro de Camila después de lo que escuchó. En ese preciso y justo momento, se dio cuenta que la chica con el don de verlos, realmente conocía muy poco acerca de ellos.
Comentó que el mundo que conoce, consta de tres dimensiones. La Primera, es donde los humanos viven. La Segunda es a donde todos los espíritus van antes de renacer. Y la Tercera, es una dimensión donde viven los Guardianes y Devoradores. Una vez dentro de la Tercera Dimensión, se vuelven completamente invisibles para las otras dos dimensiones. Los únicos que podrían verlos son los que se encuentran dentro de la misma Tercera Dimensión, nadie más.
—Los Devoradores pasean normalmente entre la Primera y Segunda Dimensión, en busca de almas para comer. No tienen un hogar establecido como los Guardianes y rara vez se agrupan en grandes refugios o en pequeños grupos. Son del tipo trabajador ermitaño.
Algunas almas aún errantes en la Segunda Dimensión, movidas por la fuerza de la tristeza y un alto nivel de angustia, logran traspasar la barrera de las dos dimensiones. Consiguen trasladarse de la Segunda a la Primera División, aunque esto no se logra por completo.
—Solo pueden verse ante los ojos humanos "transparentes y parpadeantes". —Agregó Bruno.
—Eso explica el parpadeo que veo a veces en algunos seres, muy diferente al de los Monstruos o Devoradores. Dime otra cosa, ¿cómo fue construida la ciudad en esta Isla? Es impresionante—. La curiosidad de Camila crecía conforme las palabras de Bruno salían de su boca.
—Un antiguo Gran Jefe Guardián creó esta ciudad en esta dimensión con la finalidad de proteger a los Guardianes y darles un refugio. En base a investigaciones exhaustivas de magia y hechizos, logró encontrar donde edificarla,zonas fuertes de energía, al igual que todas las demás Islas del mundo. Como puedes darte cuenta, la ciudad es una Isla flotante aunque inmóvil a la fuerza de las olas. Consideró que este lugar es el ideal para ocultarla de la vista de los Devoradores, quienes no solo cazan almas humanas, sino van detrás de nosotros también. —Agregó satisfecho tras la enseñanza.
—Entiendo, es una ciudad oculta. ¿Qué sucedió con el Guardián que la creo?
—Utilizó mucha energía propia para poder realizarla. Murió después de terminar la Isla.
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Guardianes de almas
FantasyDesde pequeña, Camila ha visto el mundo de singular manera, muy diferente a como lo ven los ojos de los demás. Después de conocer a Jerome y a Bruno, su vida dio un giró inesperado, pero pudo entender el origen de su rareza. Foto: Pexels.com