Una Cuestión de Edad

Capítulo 1

Hola!

Está es una de mis primeras historias, era bastante inexperta en ese entonces, es por eso que puede llegar a tener algunos errores ortográficos, incluso de redacción.

Tengo como meta este año ponerme a revisar mis historias y mejorarlas.

Gracias!❤

***

Rose

Mi nombre es Rose Elizabeth Parrish, tengo 17 años.
Y estoy enamorada del padre de mi mejor amigo.

Se lo que piensan: ¿Que le pasa a esta chica por la cabeza?, ¿Le gusta un "viejo"?, ¿Como puede gustarle el padre de su mejor amigo?

Déjenme decirles que uno no elije de quién se enamora.
El amor el difícil, sobretodo si te gusta un hombre casado, y que encima te dobla la edad.

Cuando habló de el seguramente se imaginan a un "viejo", de esos aburridos que usan camisas con chalecos de rombos y que juegan al golf o algo parecido.

Pero puedo asegurarles que no están ni cerca.

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Era lunes en la mañana. Después de que terminó de vestirme para ir al colegio, bajo a desayunar.

- Buenos días - digo agarrando una manzana de la cesta y mordiendo de ella.

- Hola Bebé - dice mi madre bebiendo de su café.

- Por favor mamá, no me llames así - digo avergonzada.

- Ni te molestes en tratar de dejar que te llamé así, lo va a seguir haciendo de todos modos - dice mi hermana mayor leyendo el periódico.

- Soy su madre, puedo llamarlas como yo quiera.

- Está bien, pero trata de no hacerlo en público. - digo suplicante.

- Lo pensaré - dice mi madre.

- Díos mamá - replicó molesta.

- Vamos Ro, llegaremos tarde - dice Nikki parándose y tomando su cartera. - Nos vemos más tarde ma. - se dirige a la puerta.

- Adiós Mamá.

- Que tengan un buen día.

- No me esperes a comer, iré a lo de Patrick después de clases.

- Está bien, mándale saludos a Pat.

- Mamá yo solamente le digo "Pat" y no le diré que tú le mandas saludos, es raro.

- ¡Rose Elizabeth! - grita mi hermana.

- ¡Ya voy! - salgo de mi casa y subo al auto - Que obsesiva.

- Se llama responsabilidad. No quiero llegar tarde a la universidad y dudo que vos quieras llegar tarde también.

Me encogo de hombros - Me da lo mismo.

- Díos dame paciencia - dice conduciendo.

- Eres afortunada, en unos meses dejarás de estudiar - digo apoyando mi cabeza sobre mi mano y mirando por la ventanilla.

- Si pero me tomo muchos años, además de dedicación y....

- No empieces con tus discursos cursis sobre la importancia de la perseverancia, y toda esa mierda que prédicas.

- Eres la persona más aragana y perezosa que conozco.

- Gracias, es mi talento.

- Si papá estuviera acá.... - dice estacionando en la puerta del colegio.