Capítulo 5

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Robert

No sé qué me está pasando últimamente. Yo no soy la clase de persona que hace las cosas sin pensarlas bien.

No sé qué pasaba por mi cabeza cuando le di un trabajo tan importante, como el de ser mi asistente, a una chiquilla inmadura de 17 años.

Tengo que admitir que hace bien su trabajo, y para ser una adolescente con muy mal temperamento y propensa a lanzar insultos como un camionero se está manteniendo controlada. Le hice las primeras semanas la vida imposible y ella hizo todo lo que le ordené sin chistar, ni replicar ni una vez.

Era viernes. Yo me encontraba en mi oficina, cuando suena el teléfono de mi oficina.

-¿Si? - atiendo.

- Sr. Wallace - dice Rose sarcásticamente sería. - El Sr. Miller está al teléfono y dice que necesita hablar con usted con urgencia.

- Pásame la llamada .

*Llamada*

- Robert nos surgió un inconveniente.

- Sabes que no me gusta esa palabra Marcus

- Martha está internada, otra vez el problema respiratorio no va a poder salir hasta la semana que viene.

- La cena con el canciller alemán es mañana, no voy a poder hacer negocios con el si no le entiendo una palabra.

- Buscaré una nueva traductora, no te preocupes.

- Es imposible que no me preocupe - dijo molesto. En ese momento veo pasar a Rose por la ventana de mi oficina, seguramente va al comedor. Esa chica se la pasa con hambre.

- Robert... ¿Que opinas?

- ¿Que? - me distraje pensando en Rose

- ¿Te encuentras bien?

- Si, ¿que decías?

- Hablaré con Martha para ver si tiene algún conocido que hable alemán.

- No, dejá, ya tengo la solución. Nos veremos mañana. - corto.

*Fin de la llamada*

Rose

Al terminar de almorzar con Ian vuelvo a la oficina, cuando me sorprendo al ver a Robert apoyado en mi escritorio.

Miró la hora.

- Tranquila, no es tarde. Necesito pedirte un favor.

- ¿En que puedo ayudarlo Sr Wallace? - digo sentandome en mi silla.

El se da la vuelta y queda parado mirándome - Mañana tengo una importante reunión, con un empresario alemán y mi traductora no va a poder asistir.

- ¿Quiere que le busqué otra?

- No, quiero que lo hagas tú.

Abro los ojos como platos - ¿Yo?

- ¿Acaso estás sorda, o yo no hablo claro?, Si, tú.

- Creo haberle mencionado antes que no tengo mucha fluidez con el alemán.

- El contrato que traduciste la semana pasada estaba perfecto, además Patrick me menciono hace varios días que empezaste con un curso rápido de alemán.

Insultó a Patrick en mi mente - Si, pero no sé si estoy lista para hacerlo con tanta rapidez y...

- Por favor Rose, no hagas que te lo ordene. Si te lo estoy pidiendo es porque confío en que tenés la capacidad de hacerlo.

Una Cuestión de EdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora