Capítulo 9

61.7K 3.2K 723
                                    

Rose

Había pasado la semana. Todo estuvo muy tranquilo, me limite a ir de mi casa al colegio y del colegio a mi casa. Honestamente extrañaba ir a trabajar, extrañaba hacer algo que no sea ir al colegio y estudiar, extrañaba almorzar con Ian, y tengo que admitir que extrañaba un poco a Robert.

El lunes al entrar a la empresa al primero al que veo es a Marcus.

- Rose - dice acercándose con una sonrisa

- Hola Marcus, ¿Que tal todo? - digo sonriendo

- Normal. Te hemos extrañado.

Rio - Lo dudo, pero gracias por hacerme sentir bienvenida.

- Siempre eres bienvenida.

- ¿Esta el Sr Wallace? - pregunto.

- Si, llego esta mañana. Esta en su oficina. Te dejo unos papeles sobre tu escritorio para que los pases a la computadora.

- Esta bien, ahora subo. Nos vemos Marcus.

- Adiós Rose.

Subo hasta el ultimo piso. Veo a Robert por la gran ventana de su oficina, esta tecleando en su computadora, no levanta la vista. Me siento en mi escritorio y me pongo a hacer el trabajo que me dejo.

Pasaron las horas y Robert no salio de su oficina ni una vez, ni siquiera me llamo para pedirme algo. Estuvo con su computadora, leyendo papeles y en ningún momento levanto la vista para mirarme.

Era ya de noche. Yo no podía verlo a Robert ya que estaba con su silla dada vuelta mirando a la ventana que daba a la calle, lo único que podía ver es que tenia un vaso en su mano, estaba bebiendo... seguramente whisky.

Aparece Marcus, me sonríe y entra a la oficina de Robert. Veo que le habla y a los minutos sale.

- Ve a casa Rose, es tarde. Robert se ira mas tarde.

- Bueno, junto mis cosas y me iré. Gracias - se va. guardo mis cosas en mi bolso y me paro. Cuando estaba por entrar al ascensor me detengo. Miro hacia la oficina de Robert, seguía en la misma posición, mirando vaya saber que. Me vuelvo decidida a entrar. Entro.

- Sr Wallace....

- Creí haberle dicho a Marcus que podías retirarte. - dice aun con la silla dada vuelta. Puedo ver que sobre su escritorio había una botella de whisky casi vacía.

- Y yo creí que usted había dicho que yo tenia que irme junto con usted.

- Olvida lo que dije, vete a tu casa.

- No si usted no baja conmigo. Es tarde Sr Wallace, mañana lo ayudare a solucionar el problema que sea que lo este molestando.

Da vuelta la silla y me mira, aun tenia el vaso en su mano y su mirada reflejaba cansancio y sufrimiento.

- No creo que puedas ayudarme, nadie puede de hecho. Es algo que no tiene solución, o al menos no una sensata.

- Todo tiene solución. ¿Cual es el problema?

- Tu eres mi problema Rose - dice con tristeza. Quedo shockeada.

- ¿Que? - digo confundida.

- Así es, mi problema eres tu..... - se para de la silla y se apoya adelante de su escritorio - Desde que trabajas para mi yo no soy el mismo, actuó y pienso de una forma contigo que no es la correcta. Tu pusiste mi vida patas arriba. Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, y de repente tu llegaste a mi vida con tus comentarios sarcásticos, tu inocencia, tu belleza y tu inteligencia y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vació, mediocre... Ya no era nada - hace una pausa - Y me enamore.... - ambos quedamos callados, el no me mira - Yo amo lo que hago - dice rompiendo el silencio - amo venir a mi trabajo y hacer lo mio pero desde que eres mi asistente me levanto pensando en que voy a verte, y estoy toda la mañana esperando el momento en el que cruces por mi ventana directo a tu escritorio. - dice mirando mi puesto de trabajo - Y esta semana que no te vi fue insoportable y en Italia pensaba todo el tiempo en vos, quería que desapareciera la traductora inepta que contrato Marcus y que aparecieras vos.... Supongo que te acostumbras tanto a alguien, a verle todos los días que un día que no le ves sientes que te falta algo - dice recitando lo que yo le dije sobre Patrick. Seguía sin mirarme, pongo mi mano en su mentón y levanto su cabeza, nos quedamos mirando. El ríe - Soy bastante tonto ¿no? - vuelve a reír - Quiero decir como alguien tan inteligente, joven, bonita y encantadora podría sentir algo por un hombre odioso, amargado e insensible como yo.

Una Cuestión de EdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora