Una Cuestión de Edad

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Rose

Era de mañana.

Yo estaba en la sala común, tratando se terminar mi café.

- Parece que no has dormido en toda la noche – dice Eva sentándose enfrente mío – Y esta vez no va en el buen sentido.

- Anoche tuvimos una pequeña pelea con Jake y él se fue de casa. Estuve esperándolo despierta toda la noche, pero no regreso.

- ¿Le contaste lo de Robert Wallace?

- Si, no sé porque lo tomo así. No se trata de mí y Robert, o de mí y Jake. Es sobre Gus.

- Sabes tan bien como yo que la debilidad de Jake es el hecho de que Gus no es su hijo. Eso lo pone mal porque para el ustedes dos lo son todo. Teme perderte, cree que, si comienzas a pasar tiempo con Robert Wallace por Gus, te acuerdes de que lo amas.

- Eso es estúpido. – digo.

- ¿Lo es?

- Si, yo amo a Jake.

- Dijiste que amabas a Robert Wallace.

- Amaba, tiempo pasado.... Además, ya no estoy segura de que si era amor o mis hormonas de adolescente revolucionadas por salir con un hombre mayor.

- ¿Ya saben que harán con el tema del hotel en Italia?

- No, y la verdad que en estos momentos es lo que menos me importa. – quedamos calladas – Anoche me propuso matrimonio.

- ¿Qué? – dice sorprendida, pero con una sonrisa - ¿Y qué le has dicho?

- Le dije que sí, pero después le conté lo de Robert y no llegamos a concretar nada.

- No puedo creer que vayan a casarse. – dice con una sonrisa.

- Aun no sé si vamos a casarnos. – digo desanimada.

- ¿Y eso por qué? A Jake ya se le pasara.

- No lo sé, no voy a cambiar mi decisión respecto a que Robert conozca a Gus. A mí tampoco me agrada la idea que tenerlo de nuevo en mi vida, pero es así, tengo que aceptar las consecuencias de haberme acostado con él.

- Espero que todo resulte bien.

- Espero lo mismo, pero no me hago muchas ilusiones.

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Toco la puerta de su habitación.

Al abrirse la puerta, era Patrick.

- Hola Patrick – digo.

- Hola Rose – dice – Pasa.

Entro y el cierra la puerta de la habitación.

- ¿Ya se van? – pregunto al ver una valija abierta sobre la cama.

- Yo solamente, él se quedará por unos días más. Supongo que tiene que ver con que aceptaste que conozca a tu hijo.

- Si. ¿Por qué te vuelves?

- Tengo que hacerme cargo de las cosas haya.

- ¿Marcus ya renuncio? – digo riendo.

Patrick me mira con tristeza – Murió hace cuatro años, en un accidente de auto.

- ¿Qué? – digo en shock. – No lo sabía, lo siento.

- Con lo de la muerte de Marcus y tu partida, él se volvió aún más una persona insensible, odiosa, exigente y obsesionada con el trabajo. Mi madre se fue a vivir en forma permanente a Barcelona, Tim se casó y se fue a vivir a China, y Jane se fue a un internado en Francia. Todos huyeron.