Una Cuestión de Edad

19

Rose

- ¡Rose! - oigo las voces de mis dos mejores amigos llamarme a dúo.

Miró hacia un costado y los veo a mi lado.

- Hola - digo fingiendo una amplia sonrisa y sacando libros de mi casillero.

- ¿Que sucedió que volviste antes? - pregunta Ian.

- Me sentía muy mal. - miento - honestamente quería volver a casa.

- ¿Estas bien? - pregunta Patrick preocupado - Te noto triste.

- Lo estoy. Perdí días de estar en París - vuelvo a mentir.

- ¿Pasó algo con algún chico? - pregunta Patrick.

Dios. Odio que me conozca tan bien.

Suspiró - Si. Un imbécil con quién me reencontré, yo como que lo quería, y él me rompió el corazón en dos días.

- ¿Quien es? ¿Lo conozco?

- Algo así. Pero no importa, no quiero hablar de él. ¿Qué tal están ustedes?

- Bien. - dice Ian - En un mes terminamos la escuela.

- Con ricitos planeamos quemar nuestros libros el último día.

Río.

- Aunque con pensar en la fiesta de fin de curso de organizan nuestros padres se me van las ganas de terminar la escuela.

- Será divertido. Bailaremos, nos emborracharemos. - digo.

- Si, con nuestros padres observandonos. Sabes que esas fiestas son tan aburridas, es para que las familias aparenten ser perfectas ante las otras familias. Mi madre ya tiene organizado que nos vamos a poner ese día.

- Ahora que lo pienso yo aún no tengo vestido.

- ¡Falta un mes todavía! - exclama Patrick

- Lo sé.... - digo.

- Yo aún no se si siquiera voy a ir. - dice Ian.

- Tu no vas e iremos a tu casa a arrastrarte hasta el lugar, por más que tengas tú pijama de Barney - dice Patrick.

Con Ian reímos.

- Ya lo oíste. - digo.

- Supongo que tendré que ir.

- Supones bien - decimos a dúo con Patrick.

*****************

Estaba sentada en la silla de mis escritorio, continuando con el trabajo que me quedo sin finalizar.

Oigo el ascensor abrirse. Sale Robert de este bastante enojado.

- Buenos días Sr Wallace - digo sería.

- ¿Buenos días?.... - dice enojado - ¿Buenos días?.... ¡No puedo creer que me hayas hecho eso!

- Yo no...

- Deje que te fueras a caminar, a pensar y todo eso.... - me interrumpe - Volví al hotel, te espere por horas, hasta que me quedé dormido... Para que al despertar por la mañana encontrarme una nota tuya que decía que te habías vuelto.

- No podía seguir de esa forma por otros 6 días.

- Ni siquiera me diste la oportunidad de arreglarlo.

- No hay nada que arreglar.

- ¡Claro que sí lo hay! - grita enojado.

- No te entiendo. No quieres que siga siendo tu secretaria porque "merezco algo mejor" pero si quieres que sea tu zorra.

- ¡No eres mi zorra! Entiende de una vez. Eres la mujer que amo.

- ¿Me amas? ¿Pero te avergüenzas de mi tanto que me tienes que esconder?

- ¡No es así!

- Te avergüenzas de lo que sientes por mí. Lo entiendo.

- Es imposible hablar contigo. Eres tan terca, obstinada, no paras un segundo de hablar. - dice enojado.

- No quiero hablar de esto ahora. Tengo trabajo que terminar, y estoy muy segura que tú tienes mejores cosas que hacer que discutir con una adolescente.

Me mira enojado. Se dirige a su oficina y cierra la puerta azotandola.

Suspiró.

Pasaron algunas horas. Robert no salió de su oficina, ni llamo para pedir nada.

- Rose - dice Marcus al salir del ascensor.

- Hola Marcus.

- Volvieron antes.

- Si, discutimos y bueno....

- Cuanto lo siento.

- Está bien.

- Necesito que pases esto a computadora y que después el jefe los firme.

- Claro.

- Gracias - dice. Estaba por irse pero se detiene con la vista fija en mi cuello, miraba mi collar.

- Veo que te gustó. - dice con una sonrisa.

Tomo el dije con una de mis manos y lo acarició.

- Si, mucho. Si me hubiera regalado una tapita de gaseosa sería igual de valioso para mi, todo lo que el toca para mí es oro. - digo. Marcus me mira - Soy tonta, lo se.

- No. No pensaba eso, jamás lo pensaría de ti. Es solo que me alegra que alguien aparte de mi vea lo bueno que puede haber en Robert. Y me alegra también que el te tenga.

- No sé si aún nos tenemos el uno al otro. - digo con tristeza.

- Si algo eh aprendido de el en todos estos años es que una vez que él te entrega su corazón no hay nada que él no haría por ti. Y por lo que se tu ya superaste esa prueba hace bastante.

- ¿Tu crees?

- Si. Sé que es difícil, pero tenle paciencia. Aún está tratando de procesar todas estos sentimientos nuevos. Para una persona a la que no le han demostrado, ni ah demostrado cariño, no debe ser sencillo comenzar a sentir algo por una joven 20 años menor.

- ¿Tu crees que es una cuestión de edad?

- Si. Él cree que si ven que actúa de forma "inmoral" eso va a afectar su reputación en los negocios. Tiene miedo de perderlo todo, pero no se da cuenta que perdiendote a ti también lo pierde todo.

- Gracias Marcus.

- No hay porque, solo digo lo que veo y pienso. - se dirige al ascensor - Habla con el, no seas tan dura. Realmente está sufriendo.

Pasan algunos minutos. Me armo de valor y camino hasta la puerta de su oficina.

Estaba por tocar, pero entro sin hacerlo.

El estaba con su silla mirando a la gran ventana que tenía detrás de su escritorio. Da vuelta su silla y me ve sorprendió.

Antes de que él diga algo hablo yo.

- Lo siento - digo - Actúe como una chiquilla caprichosa. Es que tengo mucho miedo, miedo de que esto termine, miedo de ya no verte más, ni de oír tu sarcasmo o tu risa. Yo te amo, como nunca ame a un hombre que no sea mi padre, o mis dos amigos. Y sé que no crees en los finales felices, pero yo sé que podríamos tener el nuestro.... No va a ser perfecto, vamos a pelear mucho porque.... somos nosotros.... Tercos, obstinados, y no sabemos cuándo callarnos. Pero estoy muy segura, a mis 18 años, que quiero una vida a tu lado. Y te esperaré, lo que te tome, para estar completamente conmigo. - hago una pausa - ¿Qué dices?

Se queda callado, mirándome por unos minutos.

Se para y se pone enfrente mío. Coloca sus manos suavemente en mi cuello y me besa. Sigo su beso.

- ¿Eso responde a tu pregunta?

Asiento con la cabeza y lo abrazo, el me sigue el abrazo.

- Tha mi gad ghràdh* - dice sin dejar de abrazarme.

(Te amo* en gaélico escocés)