Una Cuestión de Edad

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Rose

Pasaron los días, haciéndose semanas.

Ya habíamos terminado la escuela secundaria. Tuvimos un acto ceremonial para la entrega de diplomas, en el cual mi madre no paro de llorar un segundo. Me costó bastante ver a Robert junto a su esposa, pretendiendo ser la pareja perfecta. Antes me daba igual la madre de Patrick, ahora la odio.

De todos modos, ese día solo tenía en mi cabeza la imagen de mi padre. Me hubiera gustado me viera graduarme. No paraba de preguntarme a mí misma si estaría orgulloso de mi. Aun no tengo la respuesta. No creo que le agrade mucho verme, desde donde sea que este, con un hombre que me dobla de edad y que encima es casado; sin mencionar que es el padre de mi mejor amigo. Aunque me reconforta saber que él me enseñó a perseguir mis sueños... Y Robert es mi mayor sueño.

Hace una semana atrás recibí mi carta de aceptación a Harvard. Robert había escrito una carta de recomendación asombrosa, los de admisión quedaron muy sorprendidos. No es común que el mismísimo Robert Wallace, fundador y presidente de Wallace&Co una de las empresas más importantes del país, le escriba una carta de recomendación a una chiquilla.

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Estábamos en el patio de la casa de Ian. El y Patrick limpiaban la pileta, mientras yo leía un libro sentada en una reposera.

- Muy bien - dice Ian - Ya podemos entrar al agua.

- ¡Al agua pato! - exclamo parándome y dejando mi libro.

- No. Tú tienes prohibida la entrada - dice Patrick

- ¿¡Que!? ¿Y eso por qué? - protesto acercándome a ellos.

- No ayudaste en nada. Ricitos y yo la limpiamos. Tú te sentaste ahí por horas a leer tu estúpido libro.

- Primero, tu eres estúpido, no el libro. Segundo, di apoyo moral. Y tercero - empujo a Patrick al agua, quien cae con ropa y todo.

- ¡Rose Elizabeth! - grita enojado. Con Ian reímos.

- Gracias Rose, ya estaba harto de oírlo - dice Ian.

- Tu cállate, espero que al menos me pagues por tenerme de esclavo aquí desde temprano.

- Tienes entradas ilimitadas a "la piscina de Ian: diversión garantizada" - dice Ian con voz de propaganda.

- Tengo que irme - digo

- ¿¡Que!? - se quejan a dúo.

- Lo siento, aún tengo que terminar de ver que me pondré esta noche.

- ¡Rose! Es nuestro último día juntos. - dice triste Patrick.

- El verano recién empieza Pat, aún nos quedan tres meses. - digo

- ¿Qué hay de los viajes en familia? - pregunta Patrick.

- Yo no planeo ir a ningún lado. Mi hermana se va a Francia con sus amigas de la universidad, y mama tiene mucho trabajo. - miro a Ian.

- Yo me iré al campo de mi abuelo, a trabajar todo el verano.

- ¡Ves! ¡Ricitos se va todo el verano! - exclama aun en la pileta.

- Me voy dentro de dos semanas - dice Ian.

- ¿Ves? Tenemos dos semanas para estar uno al lado del otro, las 24 horas del día. Además, seguramente tú también iras a algún lado - digo agarrando mi bolso.

- Mis padres quieren hacer un viaje familiar a España, nos vamos los cinco un mes... Que alguien me mate por favor.

Quedo en shock - ¿Tu padre va también?