Capítulo 26

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Domingo por la mañana y Lauren se encontraba trotando por el campus, su mente no dejaba de pensar en las palabras de sus padres y la conversación de la noche anterior en la mesa. Estaba teniendo un debate dentro de su cabeza y nada podía calmarla más que estar ocupada haciendo cualquier otra cosa. Por lo menos anoche al salir de su casa pudo montarse en su bebé, una hermosa Susuki GSX-R 750 negra. Con ella fue a buscar a su hermosa castaña,quien al ver en donde estaba montada la ojiverde quiso salir corriendo; Lauren riéndose la sostuvo entre sus brazos y la llenó de besos hasta que aceptó montarse en la moto. La ayudó a subirse adelanté para luego acomodarse detrás,no era normal colocarse en esa posición pero así la menor se sentiría más segura ya que se encontraba contra el cuerpo de la ojiverde y entre sus brazos.

Lauren sonrió al recordar como la menor se había estremecido al sentir sus brazos pasar por los de ella en una suave caricia y después tomar sus manos para ponerlas en los manubrios, claro que quien manejaría iba a ser la mayor pero ella quería que Camila sintiera que ella también lo estaba haciendo. Con la punta de los dedos entrelazados pusieron a andar el motor y arrancaron con una velocidad mínima, la castaña se tensó pero en ningún momento soltó el agarre que tenía en la moto por lo que la ojiverde sintió confianza suficiente como para ir un poco más rápido.

Luego de un rato paseando entre las calles para que la menor se acostumbrara, ésta se relajó contra el cuerpo de su novia haciéndola sonreír a su espalda, se rió al sentir un beso en su cuello y se dio cuenta de la posición en la que estaban. Ella estaba completamente recostada sobre el motor de la moto para poder alcanzar el manubrio, mientras que sobre su espalda se encontraba pegado el torso y pecho de la ojiverde. Su culo estaba completamente pegado a la pelvis de la mayor lo que hacía que sus pensamientos se fueran a otra parte, su cuerpo se comenzaba a calentar y sin darse cuenta restregó su retaguardia contra Lauren.

-¿Te gusta?- Preguntó la ojiverde cerca de su oído un poco divertida por los sutiles movimientos que estaba haciendo.

-¿Uhm?- Contestó casi en un gemido sin saber a qué se refería la mayor. -¿De qué hablas, ojitos?- Preguntó recuperándose de sus pensamientos subidos de tono.

-¿Qué si te gusta la vista?- Preguntó nuevamente aclarando. Aún con los ojos en la vía pudo notar como la cara de la menor se elevaba para ver la luna.

-Me encanta, Lolo.- Dijo sonriendo para seguir viendo hacia al frente.

-Qué bueno, porque la que tengo yo acá atrás también está buena.- Dijo burlona, aprovechando un semáforo en rojo para detenerse y así poder mirar bien el culo de su novia pegado a su cuerpo. –Deberías ponerte éstos pantalón más seguido, Camz.- Agregó divertida haciendo que Camila mirara sobre su hombro y la viera entretenida con su cuerpo.

-Serás idiota, Jauregui.- Dijo riéndose y acomodándose para pegarse más al cuerpo de la mayor, quien con mucho gusto la recibió entre sus brazos para nuevamente arrancar. –Ya entendí porque nos colocaste así.- Comentó rodando los ojos y escuchando la risa de la ojiverde en su oído.

Rió sabiendo que era en parte verdad lo que había dicho su novia en ese momento y se detuvo para poder estirar en la cafetería, agradecía que su castaña pudiera meterse tan fácilmente en su cabeza y pudiera sacar sus peleas internas, porque de no ser así ya hubiera estado fumando más de cuatro cajas de cigarrillos para quitarse el estrés de encima. Sumida en sus pensamientos que otra vez regresaban a combatir entre sí, se dirigió a su habitación donde seguramente la latina seguía dormida porque todavía eran las siete de la mañana; a solo ella se le ocurría salir a trotar a esa hora un domingo. En la última esquina antes de su puerta se encontró con la castaña, ésta la miró confundida y se acercó a ella lentamente.

Dejándose LlevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora