Capítulo 30

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Lauren gruñó bajo y hundió su cara en el cabello de la menor al escuchar toques en la puerta. Sabía que se trataba de su mamá avisándole que el desayuno estaría dentro de poco por lo que no respondió y esperó a que dejara de tocar. A los segundos de no poder volver a dormir, levantó la cara y la colocó sobre su palma para lograr ver a su castaña. Todavía se preguntaba si Camila era en serio su novia y es que como era posible que siendo tan perfecta, la escogiera a ella sobre otras personas que valían mucho más. Nunca había sido tan insegura sobre sí como ahora estando con la castaña, pero es que siempre que la veía, escuchaba o tocaba, era ver a un ángel lleno de inteligencia y belleza. Porque era obvio que no solo la atrajera su cuerpo y cara, sino también su mentalidad y pensamientos.

Estuvo un par de minutos solo admirándola hasta que decidió que ya era hora de levantarla, y sabía que eso sería el mayor problema de todos.

-Camz...- Susurró repartiendo un par de besos en su espalda ya que estaban en cucharita. La menor solo se quejó y pegó más su cuerpo al de la ojiverde, quien sin poder resistirse bajó la mirada a su enorme culo que solo era tapado por una braga mínima. –Muñeca, tienes que despertar... Y también dejar de pegar tu trasero a mi cuerpo...- Agregó al sentir como se movía contra ella para buscar su calor corporal.

-Shh...- Todavía con los ojos cerrados y dormida, le agarró la mano izquierda a la mayor y se la colocó sobre el vientre para que la abrazara. Claro que esto hizo que Lauren se comenzara a calentar por tener a su novia en ropa interior y no haber podido tocarla en la noche.

-No es justo, hasta dormida eres una seductora innata...- La castaña gimoteo para que se callara pero ese divino sonido que salió de su boca logró que la ojiverde tirara todo por la borda y empezara a dejar suaves caricias sobre su vientre. –Haré que ames las mañanas.- Le susurró en el cuello viendo cómo se erizaba.

Las caricias que la mayor dejaba sobre el cuerpo de Camila eran siempre bienvenidas ya que le hacían tener más sueño, pero la ojiverde solo estaba siendo paciente para luego torturarla. Su mano izquierda iba del vientre de la menor hasta el comienzo del sujetador para luego bajar por su costado izquierdo hasta el muslo de ésta y así repetir el recorrido. Lauren escuchaba los suaves suspiros que soltaba Camila y sonrió sabiendo que le gustaban sus caricias. De un momento a otro, suspendió su cabeza en el aire para poder utilizar su brazo derecho, el cual llevó hasta el broche del sujetador para abrirlo sin dificultad alguna.

Volvió a apoyar su cabeza en este y siguió con sus caricias sin que la menor se diera cuenta. En una de esas, su mano izquierda iba subiendo por el abdomen de la castaña y al llegar al borde del sujetador, lo levantó suavemente y coló su mano dentro de este. Escuchó un suave jadeo de parte de la menor pero sonrió sabiendo que seguía dormida, por lo que con total seguridad tomó su pecho izquierdo en su palma y lo masajeó lentamente haciéndola suspirar. Con una sonrisa pícara en la cara, le tomó el pezón y lo pellizcó suave pero a la vez lo suficientemente fuerte como para que gimiera y se despertara aún adormilada.

-Lolo... Déjame dormir...- Dijo sin ser consiente que su cuerpo se había pegado aún más al de la ojiverde. Ésta llevó sus labios hasta el cuello de la castaña y dejó húmedos besos sintiéndola estremecer. Su mano derecha fue a parar entre la cama y la cadera de Camila, sosteniéndola contra su cuerpo mientras su otra mano seguía dejando caricias en el seno de la menor. –Mmm...- Gimió nuevamente al sentir otro pellizco en su pezón.

-Vamos muñeca, tienes que despertar...- Susurró en su oído haciendo que abriera los ojos pero los volviera a cerrar sintiendo las divinas caricias en su cuerpo. –Si no te despiertas significa que puedo seguir todo lo que quiera...- Dijo retomando sus besos en la espalda de la castaña mientras que la mano que tenía en su cadera la subió al otro pecho de la castaña.

Dejándose LlevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora