Capítulo 31

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Habían pasado dos semanas desde la parrillada en familia y eso dejaba la exposición de arte para el lunes. Lauren se encontraba un poco nerviosa por mostrar sus obras, pero a la vez estaba desbordando felicidad por la oportunidad que tenía entre manos. Después de todo, a esa exposición era normal que se presentara gente importante a la que le gusta el arte, claro está además de los estudiantes de la universidad. La ojiverde había preparado tres lienzos y dos fotografías; dos de los lienzos mostraban a Camila, uno en el salón de arte y el otro cuando estaban en la orilla del lago; el tercer lienzo lo había hecho desde el balcón del cuarto de su casa y mostraba un atardecer muy pintoresco junto al sol ocultándose y la luna haciendo acto de aparición. También estaba orgullosa de poder presentar dos fotografías las cuales le había pedido el favor a Lucy y Normani para hacerles un photoshoot, de este sacaron como mínimo unas cien fotos de las cuales solo tomó dos para las otras dejárselas a sus amigas ya que siempre les servirían por si querían pedir un puesto en una pasarela de moda.

Camila no paraba de sonreír porque la felicidad de la ojiverde era la suya propia. La había estado viendo esas dos semanas preparando todo para que quedara perfecto, ya que la exposición era en un salón de presentaciones y a cada persona le asignaban un lugar para que hicieran las decoraciones que necesitaran. Fue muy divertido presenciar como Dinah y Normani las divas más divas, se emocionaron al pedirles ayuda y desde ese mismo día se habían destacado en organizar la apariencia del espacio de Lauren. Otra cosa que había pasado y la tenía feliz era que su presentación en canto le había ido asombrosa y un rector de otra universidad le había pedido una tarjeta para llamarla luego y darle la oportunidad de presentarse en un evento que tenían. Con esto dejó a sus profesores encantados y le aseguraron que tendría más presentaciones que la beneficiarían.

Pero algo que había notado hace poco la tenía batallando con su constante felicidad y ese sentimiento tenía nombre y apellido, Alexa Ferrer. No era posible que su novia no notara las miradas que la chica le daba al ir a sus entrenamientos y jugar juntas. Como eran compañeras de equipo se llevaban muy bien y pasaban mucho tiempo juntas, pero eso hacía más evidente el enamoramiento que tenía Alexa sobre la ojiverde. Lo peor de todo, es que su novia la doña coqueta siempre le seguía los jueguecillos y se la pasaban riendo una con la otra. Camila no soportaba sus celos. Cada vez que presenciaba esas interacciones iba directo a la mayor y la besaba con pasión, dejándola con una sonrisa por tener a su dulce y caliente novia pero sin darse cuenta de la cara de reto que le ponía a su compañera de equipo.

Vero que había notado el comportamiento de la castaña, estaba muerta de risa pero admitía que las veces que ella no se encontraba presente y veía las intenciones que tenía Alexa de sobrepasar el límite con su amiga, ella era la que cuidaba la propiedad de Camila. Aunque confiaba cien por cien en la ojiverde, sabía que a veces era muy despistada y no se daba cuenta de las chicas que le coqueteaban. Todavía menos sabía que ella misma les coqueteaba de regreso. Por eso mismo, a lo largo de las dos semanas habían tenido ciertas discusiones en las cuales era el mismo tema. Camila era muy hermosa y atraía miradas de tanto chicos como chicas, pero ésta no le prestaba atención a menos que quisiera hacer molestar a su novia. Y Lauren que era tan sexy que todas la querían seducir y ésta sin darse cuenta les daba rienda libre hasta que alguna se sobrepasaba y las detenía comentándoles que tenía una hermosa novia y no quería a nadie más.

-Pero eso no hace que dejen de estar pegadas a ti y mucho menos que se te lancen a los labios.- Le dijo en una oportunidad la castaña, quien había presenciado como la ojiverde había agarrado con tiempo a la chica de los hombros y la separaba.

-Lo que no entiendes, es que ellas a mí no me interesan ni me mueven un cabello. A la única que quiero en mi corazón y en mi cama es a ti.- Le respondió zanjando el tema y tirando a la menor a su cama con una sonrisa pícara.

Dejándose LlevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora