Ocho

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Lentamente una lágrima se deslizaba hasta llegar a la comisura de mi boca. Estaba inmóvil, esperando lo peor. Cuando vi que "la potencial arma" resultó ser el teléfono móvil de Lauren. Ahí fue cuando mi alma regresó a mi cuerpo.

— ¡Oh Dios mío Camila! Nunca fue mi intención hacer llorar. — Lo dijo mientras me rodeaba con sus cálidos brazos.

Cuando nos separamos, sequé la humedad de mis mejillas con mis muñecas. Me sentía apenada por ser tan dramática.

— Mira él es Luis Hernando. — Dijo mientras me enseñaba una foto en su celular. Para mi sorpresa ¡Era un gato! ¡Un gato! — Lo encontré hace tres años cuando pasaba por un basurero. — Añadió. – Él solo tenía un mes de nacido... algún desgraciado solo lo tiró ahí sin piedad. Entonces, lo lleve a casa y le di un baño. — Levantó su mirada para encontrarse con la mía. —Desde aquel día se convirtió en mi mejor amigo. Es lo más valioso que tengo.

— No deberías sentir celos de él

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No deberías sentir celos de él. — Añadió Lauren con una sonrisa y con un tono burlón.

— Lauren yo...—Dude un poco al hablar, pero ella me interrumpió

— Vámonos. Esta helando aquí afuera y no dejo de pensar de que alguien saldrá de entre los arboles con una motosierra.

— ¡Eso mismo pensé! — Le dije mientras entrabamos al auto.

Ya en el auto decidí preguntarle más acerca de Luis Hernando quien ahora no era ninguna competencia para mí.

— ¿Por qué Luis Hernando? — Finalmente acabe con el silencio.

— No lo sé. — Dijo ella. — La verdad no fue mi idea. Yo le quería poner Frodo, pero mi amiga Ally le quería dar un toque más "latino" al gato.

— ¿Ally? — Mis celos atacan de nuevo.

— Sí, Ally. — Contestó. — Ella es la que ha estado cuidando a Hernando en mi ausencia.

— ¿Y quién es ella?

— Es como mi hermana... la conocí hace aproximadamente nueve años. – Hizo una pausa. – Es una gran chica. Tiene un gran corazón. Fue la única persona a quien le pude confiar mi Hernando. — Me miro. — Espero que muy pronto la puedas conocer.

En ese momento su teléfono empezó a sonar. Vi que la pantalla arrojó un nombre. Ally.

— Hablando de la reina de Roma... — Dijo Lauren mientras ponía el celular en altavoz. — Disculpa Camz, pero debo tomar esta llamada.

— ¡Hola Ally boo! — Dijo Lauren con un tono animado. — Estas en altavoz con Camila.

— Camila... ¿la Camila de la que no paras de hablar cuando te llamo? Espera ¿esa Camila?

Noté como las mejillas de Lauren se tornaban a un tono carmín. Sonreí.

— Sí Ally. Esa Camila y probablemente no debiste decir eso en voz alta.

— ¡Hola Camila! Por favor no le rompas el corazón a Lauren. Bajo toda esa ropa negra y ese aspecto rudo, solo es un noble corazón inofensivo buscando amor. — Dijo aquella chica con un tono de voz muy dulce.

—Hola Ally. No te preocupes, no le romperé el corazón. — Dije con sinceridad.

Después de esto, hubo un corto silencio en la línea. Supongo que ninguna de las dos sabía como continuar la conversación.

— ¿Cómo está todo en Miami? —Lauren fue quien terminó con el silencio.

—Hernando está bien...—Dijo Ally desde el otro lado de la línea. —Es solo que...

— ¿Ally que está pasando?

— El estado de Normani está empeorando. Su organismo ha estado rechazando los medicamentos.

Vi como los ojos de Lauren se llenaron de lágrimas. Y empuñó el volante.

— Hay algo más Lauren...—Volvió a decir Ally. — Saben que te fuiste. Lauren ellos saben que no estás en Miami.

¿De quién estaban hablando? ¿Por qué parecía estar tan asustada Lauren? ¿Qué era lo que tanto la asustaba? ¿Y quién era Normani? De nuevo, muchas preguntas y pocas respuestas.

— Esta bien Ally. Gracias. Pensaré en algo pronto.

— Por favor no loquescas Lolo.—  Entonces, Lauren dio por terminada la llamada.

En ese momento llegamos a casa. Dinah ya estaba en su cuarto supuse que estaría dormida por lo que no fui a despertarla. Lauren por su lado, desde que finalizo la llamada, estuvo muy callada.

— Buenas noches. — Dijo la chica de ojos verdes mientras me rodeaba con sus brazos.

— Buenas noches. — Dije mientras correspondía el abrazo.


Al día siguiente, me levante esperando encontrar a Lauren en la cocina preparando café como de costumbre, pero lo único que encontré fue a Dinah con su teléfono móvil.

— ¿Y Lauren? — Pregunté sin darle vueltas al asunto.

— Buenos días para ti también. —Dijo la más alta. — Dormí muy bien, gracias por preguntar Mila.

—Dinah...— Le lance una mirada amenazadora.

— Mila, ella tuvo que regresar a Miami. —Sentí como mi corazón dejo de latir. —Se fue antes de que amaneciera. 

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora