Fugitiva | Camren

Veintitrés

Camila's POV

Lauren se veía muy alterada por lo que había escuchado. Vi como sus ojos se llenaban de lágrimas, sus manos temblaban y estaban más frías que de costumbre. Debo admitir que yo también estaba asustada por aquellas palabras, pero había algo que no me cuadraba ¿Si Lauren no creía en esas cosas por qué se asustó tanto? Sabía que algo andaba mal.

— Lo lamento. – Me dijo.

— No lo lamentes, yo fui quien te obligó a entrar allá. – Conteste. – Perdón.

— Pero yo fui la que se comportó como una maldita.

— Un poco. – Le dije y le di un suave beso en su mejilla. – Lo olvidamos ¿Si?

No debí olvidarlo. Mi error.

— Sí.– Dijo.

En ese momento, su teléfono celular sonó. Lauren lo sacó de su bolsillo y vio el nombre en la pantalla. Su cara se puso más pálida como si se tratara de algo horrible, aún así, Lauren ignoró la llamada.

— ¿Todo bien? – Le pregunté.

— S-Si esta todo bien. – Hizo una pausa. – Es solo que... no esperaba que ella me llamara.

Ella. ¿Ella?

Ya de regreso en casa, nos disponíamos a ordenar pizza para cenar y ver un maratón de cualquier serie que Dinah eligiera. Las favoritas: The 100 y Orphan Black.

— Iré a tomar una ducha. – Dijo Lauren mientras salía de la cocina.

Dinah estaba en el otro cuarto ordenando la cena y yo simplemente estaba revisando mis notificaciones. Entonces, escuche algo vibrar. Era el teléfono de Lauren que estaba sobre la mesa de madera. Estaba tan concentrada en mi teléfono que salté al escuchar aquel sonido.

Me acerque hasta el teléfono y vi que había diecinueve llamadas pérdidas y cuarentaiocho mensajes sin leer del mismo remitente: Kass.

No desbloquee su teléfono, pero de entrada podía leer los últimos cinco mensajes que Kass le había enviado.

7:08 PM Mitch te necesito, no sé qué voy a hacer sin ti.

7:09 PM Por favor contéstame. No me dejes, no ahora por favor.

7:10 PM Te necesito y lo sabes.

7:15 PM Tenemos que hablar ¡Mierda no puedes simplemente ignorarme!

7:19 PM Ayúdame, te lo ruego.

No sabía que pensar simplemente estaba desconcertada. Esta vez no eran celos por un simple gato. Había alguien real. Y ese alguien tenía nombre: Kass. ¿Quién demonios era? O ¿Qué demonios era? El nombre de Kass no me definía su género. La necesitaba ¿Seria su amante? ¿Por qué la necesitaba? Y ¿Para qué?

En el momento que estaba tratando de descifrar aquel rompecabezas, la pantalla del teléfono de Lauren se volvió a iluminar, pero esta vez le ponía un rostro a la identidad de Kass.

¡Diablos! La maldita era muy guapa. Yo no era competencia para ella. Mil posibilidades pasaron por mi mente; la primera y la más obvia para mí, era que Lauren solo había jugado conmigo. Lauren era muy hermosa e inteligente ¿Para qué estar solo conmigo mientras podía tener una enorme cantidad de enamoradas tras ella? ¡Diablos! A veces mi mente puede llegar a ser muy cruel conmigo misma.

— ¡Mila! – Dijo Dinah entrando por el otro extremo de la habitación sosteniendo su teléfono en su mano, pero tapando la bocina con su mano libre. – ¿Puedes prestarme atención?

— ¿Qué pasa?

— Te he preguntado que si quieres la pizza grande o mediana.

— ¿Sabes qué? No tengo hambre. – Ahora tenía un enorme nudo en mi estómago. – Creo que me iré a dormir. Terminen la noche de series ustedes. ¿Vale?

— Como digas señorita Cabello. – Dinah me miró intrigada.

Literalmente corrí hasta mi habitación la cual solo estaba a unos escasos metros de la cocina. Cerré la puerta y puse el seguro. Diablos, estaba tan cabreada con Lauren, pero lo estaba aún más conmigo misma por ser tan crédula. Por creer que las cosas con Lauren podrían funcionar.

Me sentía como una completa estúpida porque de verdad estaba desarrollando sentimientos por ella, de verdad estaba empezando a sentir algo mucho más fuerte que una simple atracción. Me sentía traicionada, pero ¿Traicionada de qué? No tenía derecho a sentirme así porque ni siquiera éramos novias. La verdad es que no éramos nada. Solo amigas que se besaban ocasionalmente.

Y por más que me duela admitir, yo no tenía derecho alguno a reclamarme, o pedirle una explicación. Los mensajes eran muy claros, ella tenía a alguien más y yo estaba creyéndome la única.

Estaba tan enojada que quería gritar, llorar y vomitar. Estaba sintiendo algo dentro de mi pecho que jamás había sentido, era una extraña combinación entre dolor, presión y hormigueo. ¡Era desesperante! No iba a llorar, no por ella. Ella no valía mis lágrimas.

Me tiré en la cama y me puse mis auriculares. La pantalla de mi reproductor MP3 marcaba el máximo de volumen así que puse a reproducir Fallen de Evanescence. Y por cuarentaicuatro minutos, estuve sumergida en la música de aquel álbum. Mi mente era un absoluto caos.

Y se me ocurrió una absurda idea (Aunque en ese momento me pareció increíblemente brillante) ¿Por qué no jugar al igual que Lauren? Como diría el dicho popular, una cucharada de su propia medicina. No lo pensé dos veces. Actué por instinto.

Me levanté de golpe y tomé mi teléfono celular que estaba cargando al otro lado de la habitación. Casi desesperada, con una gran descarga de adrenalina, busqué un contacto en mi teléfono. En ese momento, no me importó lo que diría Dinah, o aún peor, como se sentiría Lauren. Solo lo hice.

9:03 PM ¡Hola Dave!

9:03 PM ¿Quieres salir mañana?

Ya no había vuelta atrás. No podía retractarme. ¡Dios! ¿Por qué cuando oprimí "enviar" sentí un enorme peso sobre mis hombros? Si Lauren era una estúpida, yo también lo era. Estaba pagando exactamente con la misma moneda, o eso creía yo.

Dave Escamilla era un amable chico de la facultad un par de años mayor que yo; ambos teníamos algunas clases juntos y nos llevábamos bastante bien, pero no iba más allá de una amistad. Muchos se llevaban una mala impresión de Dave a causa de todos sus tatuajes y sus enormes expansiones, pero lo cierto era que Dave era un gran chico, muy inteligente y tierno.

Al cabo de tres minutos mi teléfono vibró.

9:06 PM ¡Claro que quiero!

9:07 PM ¿Qué tienes en mente Cami?

¿Qué tenía en mente? Hacer que Lauren sintiera exactamente lo que yo había sentido esa noche.