¿Envido o admiro lo feliz que eres?

2.9K 179 13
                                    

Lauren's POV

El día había trascurrido muy normal, salvo porque Camila había salido solo lo necesario de su habitación. En la mañana, cuando traté de preguntarle cómo había dormido, ella solo se dio la vuelta y regresó a su habitación. Supuse que solo estaba ocupada terminando alguna tarea de la facultad o tenía su periodo y no le apetecía socializar. Lo deje así. En ese momento tenía preocupaciones peores que el estado de ánimo de Camila.

Ya al anochecer, fui a la sala, encendí la televisión, pero en realidad no estaba prestándole atención a las caricaturas que había en pantalla. Yo simplemente estaba sumergida en mis pensamientos, era como si estuviera jugando una partida de ajedrez en mi mente. Analizaba cada pequeño detalle, cada pro y cada contra de mis movidas, o este caso, cada movida significaba una decisión futura.

El día anterior, los mensajes de Kass me sacaron de mi estado de confort. Ella me trajo de regreso a la realidad. No podía quedarme  toda la vida viviendo tranquila con Dinah y Camila. Aunque no me importaría vivir con Camila; ella hacia mi existencia menos miserable. En ese entonces, estaba sintiendo algo más que solo atracción física por la morena, y me preocupaba el hecho de que ese sentimiento no fuera mutuo.

De regreso a mis problemas, solo era cuestión de tiempo para que Leekie descubriera donde había estado todo ese tiempo. Y con ello, encontraría a Camila y Dinah. Conocía al maldito y sabía como jugaba; las haría pagar por mis pecados y yo no estaba dispuesta a que eso pasara. Jamás. Primero muerta.

La buena noticia era que Kass tenía un plan, pero yo no me había atrevido a escucharlo. Ni siquiera me había atrevido a contestar sus mensajes. Tenía miedo, demasiado para ser honesta. Me aterraba cualquier plan para traicionar a Leekie porque, de fallar, significaría la perdida de mi vida, y no estábamos hablando de una muerte rápida y sin dolor.

Por otro lado, los federales estaban sobre el cartel de Leekie, en parte era bueno y malo. Era bueno porque eso significaría que por fin esos bastardos pagarían ante la ley todas sus horribles atrocidades. Lo malo, si el cartel caía, yo también lo haría, solo necesitaba que alguien diera una descripción detallada mía y estaría tras las rejas. Kass estaba en la misma jodida situación.

Para tener escasos veintitrés años, Kass era una genia. Tenía una increíble capacidad de solución de problemas y trabajaba muy bien bajo presión. Ya había tenido la oportunidad de trabajar con ella antes y conocía muy bien sus capacidades. Ella era la única persona en el negocio en que sentía que podía confiar. Podría apostar a que ella de seguro tendría un elaborado plan. Kass entró al negocio un poco antes que yo y al igual que mi historia, ella había tenido que hacer cosas horribles, esa clase de cosas que te persiguen cuando cierras tus ojos al dormir.

No se por cuánto tiempo estuve allí sentada mirando la inerte pantalla, pero estaba tan concentrada hablando conmigo que no percaté que alguien estaba tocando el timbre de la puerta.

Lo que me hizo regresar en sí, fue el sonido de Camila caminando hasta la puerta. Estaba muy elegante esa noche. Usaba un vestido negro ceñido al cuerpo y una buena cantidad de maquillaje. Su cabello estaba suelto y rizado en las puntas.

Sin más, abrió la puerta. Un tipo mucho más alto que yo, creería que de veinticinco años, estaba del otro lado. El joven usaba un traje gris muy elegante y traía un ramo de flores rojas y purpuras. ¿Acaso iban a una fiesta de graduación o alguna reunión de negocios? Porque estaban muy elegantes. Nadie se viste así para simplemente ir a comer pizza.

Cuando el tipo giro su cara en dirección a mí, vi que tenía enormes expansiones y barba de una semana. El joven era atractivo, debo admitirlo. Pero no lo quería junto a Camila. Una ola enorme de celos se apoderaron de mi sistema; yo no podía soportaba su voz, me enfermaba escucharlos reír, no toleraba verla tan cerca de él. Yo, solamente, quería ir por el arma que tenía dentro del libro de anatomía y...

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora