¿Un contrincante?

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A la mañana siguiente, como era de costumbre, Dinah se había levantado antes que yo. Podía escuchar voces que venían de la cocina. Escuchaba esa voz ronca que caracterizaba a Lauren. Entonces, me acerque a la puerta para tener un sonido más claro de la conversación. Lo sé, estuvo mal.

— Lauren debes estar tranquila. Si te desesperas todo va a joderse más de lo que está. — Escuchaba como mi mejor amiga trataba de calmar a la chica de ojos verdes.

— DJ no sabes cuánto me duele en este momento. —Dijo finalmente Lauren. — Yo simplemente lo dejé en Miami. Lo dejé como si estuviera dejando algo sin importancia.

—Lolo ya lo verás de nuevo. Él estará bien. —Escuché como mi mejor amiga trato de reconfortarla.

Un momento. Estaban hablando de un "Él" pero, ¿quién era este misterioso hombre?

—Dinah, sabes que amo a Luis Hernando más que a mi propia vida. Él es fue el único que estuvo conmigo durante toda esa pesadilla. Yo simplemente no puedo creer que lo haya dejado en Miami. —Dijo Lauren con un hilo de voz.

No tenía alguna idea de quien era este tal Luis Hernando, pero una cosa si sabía y era que había ganado el corazón de la joven de ojos verdes. Lo cual me hacía sentir como si le hubieran disparado a mi corazón sin usar un arma.

— Ven aquí Lolo. — Escuche después de un rato como Dinah posiblemente estaba abrazando a una triste Lauren. — Muy pronto estarás con Luis Hernando.

Después de un rato salí de mi cuarto. Para así encontrar a Lauren en un viejo sofá color café desgastado, leyendo un libro que jamás había escuchado o leído.

— El hombre muere al final. — Le dije un tanto seria.

—... ¿Me estas arruinando mi libro? —Me miro con algo de asombro e incredulidad.

—Sí. —contesté con un tono serio. —No. — solté una carcajada. — No podría porque jamás lo he leído. Ni siquiera sabía que existía. ¿Cómo se llama?

— Usted es muy malvada señorita Cabello. El libro es caballo de Troya de J.J. Benítez. — Contesto con una sonrisa en su cara.

—Suena interesante. — Dije sin más.

— Te prepare el almuerzo. —  Dijo Lauren —Dinah me dijo que tienes clase en dos horas.

— Gracias Lauren, Eso es muy tierno. — Le agradecí a la morena.

Pueden llamarme loca, pero sentí que Lauren estaba coqueteando conmigo. Su mirada, su sonrisa, su tono al hablar. Ella estaba coqueteando.

El día transcurrió normal. El almuerzo estaba delicioso, pero durante mis dos clases no pude sacarme algo de mi mente. Ese algo era Lauren Jauregui. No sé si era su voz, su sonrisa o el hecho de que esa mañana hubiera estado hablando de un hombre el cual era el dueño de su corazón.

Me reí de la ironía de mi vida. Era la primera vez en cuatro años que me interesaba en alguien y para mi suerte, tenía novio. Bueno, ella nunca menciono que parentesco tenían, pero lo más probable era que ese tal Hernando era su novio.

Al llegar a casa encontré a Dinah sentada hablando con Lauren en la sala. Se reían de temas absurdos. Así que me uní a la conversación. Para mí era muy difícil abrirme a personas nuevas, pero había algo en Lauren que me permitía hablar de cualquier cosa.

Esa noche después de que Dinah se fue a la cama, Lauren y yo nos quedamos hasta la 1 AM hablando de cualquier cosa. Hablamos desde el clima, hasta donde había aprendido a cocinar tan bien.

Sin embargo, después de toda esa charla noté que no había mencionado la razón de su estancia con nosotras, ni a su familia o amigos y mucho menos a tal Luis Hernando. Dejando así una sensación de incertidumbre en mí. ¿Por qué no hablaba de esos temas? ¿Qué tanto escondía Lauren?


Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora