La fatalidad de la vida.

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Lauren's POV

Finalmente, entré a la van. Estaba sentada entre dos enormes hombres cuyos descomunales hombros no me permitían moverme libremente. Me acomodé entre Zacky y Mat. Al frente mío estaban Anthony, Kass y Jack. Rob conducía y Oliver iba metido en la cajuela con la enorme bazuca y el resto del armamento ya que no cabía adelante. Todos íbamos vestidos de negro y habíamos llevado un cambio de ropa por si nos perseguía la policía. Yo estaba usando una camiseta sencilla sin mangas negra y un jean del mismo color. Entre mi jean llevaba el arma de Ally. No era muy potente, pero la usaría como amuleto de la suerte. Entre mis calcetines escondía dos navajas y un cuchillo. Antes de entrar, Kass me daría el arma que iba a utilizar. Un pequeño fusil de asalto. Estaba nerviosa y emocionada por manejarlo.

Jack, Kass, Oliver y yo seriamos los que llevaríamos los fusiles de asalto. Sin duda alguna, seriamos muy letales juntos. La idea era que nosotros cuatros íbamos a irrumpir. Seguidos de Zacky, Mat y Anthony. Ellos entrarían como apoyo para controlar la situación (por controlar la situación, me refiero a terminar de matar a quien estuviera con vida en ese punto) y también para ayudar a llevar la pesada caja fuerte en la que Leekie guardaba su dinero. Rob vigilaría desde la van con un rifle AK-47 era perfecto para un centinela. La función de Rob era no moverse del vehículo, cubrirnos la espalda cuando entráramos, y cuidar el botín cuando lo subieran a la van.

No sabíamos quién iba a disparar la bazuca. Acordamos que sería el que no estuviera herido y tuviera la suficiente fuerza para hacerlo al final cuando todos los del grupo hubieran salido. Desearía poder decir que entramos ocho personas a la casa y ocho salimos con vida. Jack, Kass, Mat, Zacky, Anthony, Oliver, Rob y yo. Pero la realidad puede ser muy cruel a veces.

— Niños, no solo tuve tiempo de comprar las armas en el mercado negro, sino que también tuve tiempo de hacer una playlist para la ocasión. — Dijo Kass sonriente desde el puesto del copiloto.

Seguido de eso, Kass le dio reproducir a una canción. Era Bloodline de Crown the Empire. Perfecta para el momento. Vi que la mayoría conocían la canción porque empezaron a tararearla. Yo también empecé a cantarla.

¿Crees que terminaste conmigo? ¿Al igual que tú puedes encender la llama y no quemarte? Somos los que amas odiar. Los que nunca aprendieron a ser parte del sistema. Hemos nacido para arrancar mierda de adentro hacia afuera. Así que afila tus dientes y alista tus armas. La revolución empieza ahora. ¡Desata el Infierno!

El camino era largo. Los chicos se veían muy tranquilos. El hombre rubio, Anthony, empezó a meditar cuando estábamos saliendo del bosque. Susurraba cosas relacionadas con alguna religión oriental. No entendí que era lo que mascullaba. Por lo visto, Oliver también se animó porque se dedicó a rezar gran parte del camino.

En cierto punto, Rob frenó en seco. El lugar en donde se detuvo era muy oscuro y pasaba un pequeño riachuelo junto al camino. Rob abrió la puerta para salir junto con Kass. Ambos jóvenes caminaron hasta la pequeña fuente de agua y regresaron.

— Bien chicos, — Dijo Kass volviendo a entrar al vehículo con una bolsa negra en sus manos. — Es hora de deshacernos de los teléfonos celulares.

Rob depositó el del dentro de la bolsa, seguido por Mat y yo. Mi teléfono era uno desechable. No tenía problema en tirarlo. Oliver y Zacky fueron los siguientes porque tardaron más en encontrarlos.

— Yo me adelanté y destruí el mío antes de venir aquí. — Dijo el rubio musculoso, Anthony.

— Yo hice lo mismo. — Dijo Jack.

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora